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El hegemónico Partido Comunista chino empieza un tenso congreso

  • Unos dirigentes cada vez más desprestigiados buscan la renovación y convencer a la sociedad de que aún son válidos · Analistas políticos comparan este cónclave con el histórico de 1989

Mientras el Partido Comunista de China se prepara para inaugurar mañana su XVIII Congreso, que se considera crucial en el que tendrá lugar el primer cambio generacional de sus líderes en diez años, la pregunta principal que enfrenta es si podrá mantener el poder durante otra década.

El Congreso se celebra en medio de la gran expectación entre la creciente clase media del país de que en la próxima década, en la que Xi Jinping llevará las riendas, llegue el final del gobierno del partido que está en el poder desde 1949.

Durante el Congreso, que está orquestado hasta sus últimos detalles, el Partido Comunista intentará convencer a los 1.300 millones de habitantes de que puede garantizar otros diez años de crecimiento económico y estabilidad social, al tiempo que reducirá la corrupción y el nepotismo.

Pretende así revivir la estancada agenda de la reforma política a través del "socialismo con características chinas" y la "perspectiva científica sobre el desarrollo" de Hu Jintao.

El partido debe reparar el daño a su imagen pública provocada por el escándalo en torno al popular líder regional Bo Xilai, que había sido nombrado como un posible alto cargo del partido, pero que en vez de ello ha sido destituido y podría ser juzgado.

Asimismo debe superar una amplia falta de confianza y la percepción de la opinión pública de que todos los funcionarios del partido son corruptos.

Pero su tarea se hizo más difícil después de que el diario The New York Times publicara recientemente que la enorme familia del jefe de gobierno Wen Jiabao, quien en el pasado era visto por los optimistas como la mejor esperanza de China para una reforma política, posee activos por valor de 2.700 millones de dólares.

"Muchas personas perdieron su confianza" en el partido, dijo a dpa He Weifang, profesor de Derecho de la Universidad de Pekín.

Los medios estatales mencionaron algunos de los mayores desafíos que deberá enfrentar Xi, quien reemplazará a Hu como líder del partido a partir de mediados de noviembre: reducir las crecientes brechas en los ingresos y riquezas, y romper los monopolios que tienen empresas estatales en industrias clave.

Está previsto que el crecimiento económico se reduzca a alrededor del 7,5% este año, tras el 9,2% registrado el año pasado.

El Gobierno está intentando estimular la demanda interna y lograr que las industrias manufactureras reduzcan su dependencia de las exportaciones, pero muchos economistas están preocupados por el avance lento y la incierta dirección de recientes medidas económicas.

Xi también deberá equilibrar las demandas de varios grupos de interés y facciones independientes alrededor de Hu y su antecesor, Jiang Zemin, indicaron los analistas políticos.

"Creo que éste será el congreso más tenso desde 1989", dijo el comentarista político de Pekín Zhang Lifan a Dpa.

En 1989, los líderes comunistas estaban divididos acerca de cómo manejar las extendidas manifestaciones a favor de la democracia que fueron finalmente reprimidas cuando el partido envió tropas para desalojar la Plaza de Tiananmen en la capital china.

Zhang dijo que el próximo congreso hasta podría ser tan tenso como la reunión del partido de 1969, que declaró finalizada la Revolución Cultural impulsada por el fundamentalismo maoísta, que sin embargo se extendió desde 1966 hasta 1976.

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