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La historia se repite río abajo

  • La capital británica vive, por segunda vez en pocos meses, el caos de un ataque mediante atropellos, pero los londinenses insisten en huir del miedo

Una camioneta de carga atropella a gran velocidad a un grupo de personas en un puente del Támesis. Esta vez no fue en Westminster, sino río abajo, en el Puente de Londres. Después, el vehículo sigue hasta el cercano mercado de Borough, tres atacantes se bajan y comienzan a atacar con cuchillos a quienes se encontraban allí, al grito de "¡esto es por Alá!"

La gente chilla, se esconde bajo las mesas de los restaurantes y bares. Según los testigos, los hombres llevaban unos chalecos que parecían explosivos, aunque más tarde, cuando son abatidos por la Policía, se descubre que son falsos. La sangrienta operación, el tercer atentado en Reino Unido en tres meses, deja siete muertos y unos 50 heridos, de los que algunos están muy graves.

Los supervivientes relatan que los atacantes apuñalaban como fuera de sí. Incluso en los rostros y el cuello de sus víctimas. Un policía, que fue uno de los primeros en llegar al oír gritos de socorro, resultó herido en la cara y una pierna, pero sobrevivió. "¡Ataque terrorista! ¡Corran, corran!", gritaba desde su coche un taxista a la gente que va por la calle. Otros se quedaron paralizados bajo las mesas y sillas en los bares, como se ve en los vídeos grabados. "Nunca en mi vida pasé tanto miedo", dijo a la BBC un testigo que estaba tomando una cerveza.

La situación es completamente confusa. ¿Hay más atacantes? La Policía pide a la población que permanezca alerta. La zona es evacuada, incluso con ayuda de botes en el Támesis. Muchas personas levantan las manos sobre la cabeza para no ser confundidas con posibles atacantes mientras abandonan el lugar y se ven imágenes de niños asustados que son trasladados a un lugar seguro.

"¡Retroceda por favor! Vamos a cerrar", dice impaciente un policía. Por la ciudad suenan sirenas de policía, pasan ambulancias, por todas partes se ven las luces azules de las patrullas y otros vehículos oficiales. Sobre las aceras la gente, todavía vestida elegantemente para salir por la noche, está en shock sin saber qué hacer, dónde ir o cómo volver a casa.

Otra vez la misma historia. Pero la capital británica seguía ayer tan bulliciosa como siempre. "Tristeza" fue el sentimiento que contó padecer Peter, británico de mediana edad, que "sospechaba" que algo así iba ocurrir. "Sabía que iba a haber algún otro atentado", afirmó mientras miraba pensativo y consternado el río Támesis a su paso por el Puente de Londres, donde dijo no tener "miedo" porque el terrorismo "no vencerá".

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