Provincia de Cádiz

"Alentamos proyectos viables, la banca no está cerrada"

  • El veterano ejecutivo, con más de 40 años en la entidad, habla desde la experiencia de la situación del sector y de la singularidad de una marca que apuesta por pymes y autónomos

-El Popular es una entidad con una personalidad muy acusada. ¿Me la podría resumir?

-Es un banco conservador en el sentido de que ni le gustan las aventuras ni hace locuras. En el periodo de expansión de cierta banca el Popular hizo alguna operación en Puerto Rico, pero decidió regresar. Nuestro ámbito de actuación es nacional con una pequeña presencia en Portugal y en Estados Unidos, principalmente. El 95% del negocio es doméstico. Somos un Banco de familias, pequeñas y medianas empresas y autónomos.

-El presidente del banco, Ángel Ron, dijo en la última junta que había que regresar al negocio básico. ¿A qué se refería?

-Soy de los más antiguos del Banco y, mirando hacia atrás, estoy convencido de que el presidente se refería a que la Banca que nunca desaparecerá será la tradicional, la de prestar y tomar, que es la que siempre debe hacerse, sin operaciones con volúmenes que no son habituales ni sostenibles.

-¿De verdad nadie vio en el sector que ese crecimiento desmedido no se podía sostener?

-Es fácil hablar a toro pasado. Ahora se podrán hacer muchos análisis, pero no, nadie lo vio venir. Nos fuimos en el verano de de 2007 y, cuando volvimos en septiembre, parecía el paisaje de una batalla. Meses antes todo se vendía. Los inmigrantes compraban casas de segunda mano a españoles que se iban a nuevas urbanizaciones. Era un locomotora. El turismo compraba casas para futuro retiro. Se vendía sobre plano hasta dos o tres veces... Aún así, el Popular fue prudente.

-¿En qué sentido?

-Se dieron mucho lo que se llamaban las participadas. Eran empresas mixtas de inmobiliarias y entidades financieras. El Banco de España no veía con buenos ojos las participadas y el Popular siempre ha sido muy escrupuloso con esas recomendaciones. Hubo ofertas de empresarios muy potentes y arraigados en las ciudades para hacer participadas con nosotros pero, salvo alguna excepción que si existió yo lo desconozco, siempre se dijo no.

-Durante los test de estrés Oliver Wyman situó al Popular, que siempre había tenido una trayectoria modélica de solvencia, entre los 'malos' de la clase.

-Tiene una explicación. Siempre hemos sido un banco de pymes, comercios y autónomos. Tenga en cuenta que la banca de empresas aporta el 83,6% de nuestro margen ordinario y es responsable del 69,4% de los activos totales medios. El elemento con más peso a nivel de margen ordinario es el de pymes, su aportación es del 56,1%. Los autónomos y comercios aportan el 11,5%, que también es muy alto. Oliver Wyman aplicó una profecía extrema que sólo podía cumplirse en un 1% de los casos, como se demostró con el tiempo. Pero el panorama que planteaba sobre el principal tronco de nuestro negocio, pymes y autónomos, era tan apocalíptico que nos obligó a hacer la atrevida operación de conseguir 2.500 millones de euros, un gran esfuerzo que se pudo arreglar en un fin de semana porque en el consejo de administración se sentaba gente que se jugaba su dinero y tenía muy clara la solución. Había dos posibilidades: o se pedía dinero, y estaba claro que no queríamos ayudas públicas, o se ampliaba capital. Eso se hizo. Fue un éxito. Muchísimos clientes estaban dispuestos a aportar capital. No fue necesario. Se podría haber llegado más allá. Fue un orgullo. Los que llevamos tiempo en esta casa sentimos que este es un banco modélico, siempre bien dirigido. Y sortear ese problema lo demostró.

-Se podía haber vendido. El Popular siempre tuvo 'novias'.

-Es un banco muy apetecible, pero siempre se ha querido mantener la independencia, sostener una forma de hacer las cosas que es marca de la casa. Si es que con lo que ganábamos en el ejercicio cubríamos el valor del banco... Nunca fue necesario vender, ni se contempló. Y seguimos apostando por esa independencia, con ella podemos seguir siendo un Banco de empresas que presta a las pyme.

-Para un banquero actuar como inmobiliaria tiene que ser incómodo.

-La banca no quiere viviendas, no es su negocio, pero tampoco nos encargamos de ello en las oficinas. Hemos creado una unidad especial para que se realicen estas gestiones con un notable éxito de movimiento. Es cierto que entran nuevas viviendas, pero también están saliendo al mercado otras. De 8.800 viviendas que tenemos en cartera, se han escriturado en el primer trimestre del año 250 a un precio medio de 130.000 euros, obteniendo unas plusvalías por inmuebles en ese periodo de cinco millones.

-¿Qué opina de las reformas que se plantean a una ley hipotecaria que tiene más de cien años?

-No digo que no necesite un retoque, pero esta ley no ha generado los problemas. El problema no es la ley hipotecaria, sino el drama del desempleo.

-Que lleva a los desahucios.

-Hablamos por nosotros: puedo decir que el Banco Popular ni ejecuta ni ha ejecutado desahucios forzosos, no es nuestro modus operandi. Existe una unidad en nuestra demarcación regional compuesta por un potente equipo que analiza cada caso individualmente. Nuestras tomas de posesión son negociadas y tranquilas. Además, no todas estas viviendas son primeras viviendas, hay muchas segundas residencias que el propietario entrega, hay otras que quedaron atrapadas en un proceso especulativo... Pero insisto, en ningún caso el Popular ha sacado a ninguna familia de su casa.

-La Junta expropia viviendas a los bancos.

-Cualquier decisión que adopte el Gobierno autonómico será acatada y compartimos la sensibilidad con lo que ocurre con los más débiles. En cualquier caso, ya existen mecanismos sectoriales como la paralización durante dos años de los desahucios, nuevas formas de financiación o el fondo social de vivienda, para el que nosotros hemos aportado más de 300 viviendas.

-¿Qué justificación tienen cláusulas como las de suelo?

-Ahora, como los bancos somos una especie de enemigo a batir se pone en cuestión mecanismos que forman parte sustancial de los contratos. Es el caso de esta cláusula, que no es impuesta, sino pactada, y se encuentra dentro del precio de la hipoteca. El cliente siempre ha tenido la oportunidad, en los años en que había una banca muy agresiva, de cambiar su hipoteca de banco. Pero en periodos dilatados de contrato, de hasta 40 años, un cláusula que en ningún caso superaba el 4% no se puede considerar abusiva. Si no la tuviéramos, ahora que el euríbor se puede decir, virtualmente, que no existe la banca no tendría margen suficiente para operar.

-Ya, pero ahora ningún banco se queda con ninguna hipoteca.

-Quizá no tanto en el mercado hipotecario, el perfil del cliente ha cambiado. Antes nadie se te iba por un 0,25 o un 0,50; ahora, sí. Hay un clientela que da vueltas al sistema buscando las mejores ofertas. La fidelidad no es que no exista, pero no es la de antes. En cualquier caso, de nosotros siempre se ha dicho que somos más un banco de clientes que de productos.

-La morosidad en Andalucía será un quebradero de cabeza.

-El Popular no tiene un especial problema de morosidad con Andalucía, estamos con los índices algo más bajos que el resto del sector, un 9,9, sin negar que es muy alta, pero también es cierto que se ha acabado la morosidad de las promociones grandes, ya se han acabado los grandes sustos. Ahora la morosidad viene de los pequeños, una vez más el drama del empleo, pero en grandes cifras esto es más controlable que lo que hemos pasado.

-Las pymes necesitan oxígeno. La pregunta del millón: ¿no dan dinero los bancos o no se pide?

-Tenemos 6.700 millones en líneas de crédito para pymes y autónomos y durante el primer trimestre del año ya se han formalizado 1.724 millones en nuevas operaciones de préstamo. Es un 7,6 por ciento más que en el mismo periodo del año anterior. El renting con pymes lo hemos aumentado un 29,5%. La banca no está cerrada, lo garantizo. Tenemos que invertir porque ahí está nuestro margen de explotación. Todo proyecto más o menos viable lo estamos alentando porque queremos crecer con salidas propias y esas salidas están con los pymes y los autónomos. Algunas cajas, por ejemplo, jugaban muy encorsetadas en sus márgenes, que dependían mucho de las hipotecas; nosotros tenemos casi un 80% de nuestros márgenes brutos en inversión en pymes. Son riesgos más diversificados, se firman acuerdos con emprendedores que apuestan por franquicias, que tienen un factor de garantía más elevado, y, al mismo tiempo, se apuesta por emprendedores con proyectos atractivos.

-El papel de las empresas exportadoras será relevante.

-Sin duda. La exportación es lo que nos está dando más alegrías y un mayor impulso. Necesitamos tiempo para salir de este bache. Se están haciendo reformas, saldremos de ésta, pero mientras la exportación está funcionando y por eso apoyamos a las empresas que exportan y asesoramos en internacionalización. El 50% de nuestros clientes en el segmento de las pymes son exportadores.

-Pensemos que, en mitad de toda esta tormenta, a uno le da por invertir. Lo que pasa es que cualquier producto aparece como un campo de minas.

-Si es temeroso, ahí sigue el mercado de renta fija, pero la rentabilidad del dinero no es muy alta. Ahora tenemos una Bolsa muy barata y le puedo decir, barriendo para casa y por ser más concreto, que las acciones del Popular a la mitad de su valor contable en libros. Nunca ha sucedido esto. Sin duda, aumentará el valor de las acciones, una inversión sin apenas riesgo.

-Ustedes no han estado en el epicentro del escándalo de las preferentes. Pero han vendido preferentes, como todos.

-Es que las preferentes siempre han existido y siempre ha habido un perfil de clientes para ellas. En marzo de 2012, el Popular contaba con 1.128 millones de participaciones preferentes en manos de inversores minoristas y, al mes siguiente se llevó a cabo el que fue calificado por los medios de comunicación como el mejor canje de participaciones preferentes por bonos convertibles en acciones de todo el sistema financiero español. Nos esforzamos para que los inversores pudieran beneficiarse de una recompra al 100 por cien del valor de sus participaciones preferentes, de forma que no perdieran ningún valor en sus activos, ofrecerles liquidez, de manera que en dos ocasiones al año pudieran transformar esos activos en acciones y venderlas en el mercado y una alta rentabilidad en los nuevos bonos, para que no hubiera menoscabo en el tipo de interés que iban a seguir percibiendo. El 98,3 por ciento de los tenedores de estas participaciones acudieron a la recompra.

-En la digestión que han hecho del banco de Andalucía o del banco Pastor, en la sucesivas integraciones, han caído oficinas.

-Esto se ha debido a que, en muchos casos, había sucursales muy cercanas, optándose por las que mejor ubicación tuviera.

-¿Acabará internet con la banca de sucursal?

-En las pequeñas poblaciones hay sucursales que son instituciones y hay clientes que necesitan conocer a la persona a la que confía su dinero. Son cosas que internet no puede ofrecer. Siempre habrá sucursales. Otra cosa es que se reduzcan. Aún somos el país con más sucursales bancarias por habitante.

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