Inmigración

Año I después del Aquarius

  • Gabriel Delgado, director del Secretariado de Migraciones, lamenta que no se hayan cumplido los compromisos del Gobierno

Algunos de los 629 inmigrantes del ‘Aquarius’ llegando al puerto de Valencia el 17 de junio de 2018.

Algunos de los 629 inmigrantes del ‘Aquarius’ llegando al puerto de Valencia el 17 de junio de 2018. / Efe

El 17 de junio de 2018 llegó al puerto de Valencia el buque Aquarius con 629 inmigrantes a bordo, 61 de ellos menores no acompañados. A todos ellos se les concedió un permiso de estancia de carácter extraordinario de 45 días por razones humanitarias y se les permitió solicitar asilo, aunque 300 de ellos prefirieron hacerlo en Francia, país que acabó aceptando únicamente el traslado de 80.

Ha pasado un año y ese gesto del nuevo Gobierno socialista, tomado como un cambio en la política migratoria española, un tiempo nuevo, se ha ido difuminando. Durante los últimos meses, en las costas gaditanas estamos asistiendo a cómo las pateras siguen llegando pero en ella sólo viajan magrebíes, no hay ni rastro de los inmigrantes subsaharianos, que a estas alturas alcanzaban las playas por miles.

Gabriel Delgado, director del Secretariado de Migraciones de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, reconoce abiertamente a este medio su desencanto. “Desde el Aquarius hasta ahora han pasado muchas cosas. La llegada de ese barco fue tomada como un signo de esperanza con el nuevo Gobierno, se habló de que se iban a quitar las concertinas en las vallas de la frontera, que no se iban a producir devoluciones exprés, pero todo eso se esfumó. Porque ahora mismo la situación es muy difícil en la frontera”.

Delgado explica que el cierre de fronteras de países de la cuenca mediterránea como Grecia, Malta o Italia está atrayendo los flujos migratorios hasta nuestras costas. “Tras el caso del Aquarius hubo algún tipo de acusación política al Gobierno, fue una época de llegada masivas de migrantes. Creo personalmente que el Gobierno se asustó del posible efecto llamada, pero yo sabía que no se trataba de eso sino del cierre de puertas en el Mediterráneo”.

El sacerdote considera que a partir de ese momento se ha producido “una marcha atrás del Gobierno en ese nuevo rumbo que tenía previsto tomar con la inmigración. De hecho, no sólo han seguido las concertinas sino que Marruecos ha montado una nueva valla con concertinas aún más agresivas. En cuanto a las devoluciones, siguen haciéndose”.

De hecho, España parece haber recuperado el convenio que tenía firmado con Marruecos desde el año 1992 para las devoluciones en caliente. “Nunca antes se había puesto en práctica, pero ahora se están realizando devoluciones sin garantías humanitarias, sin tener en cuenta que esa persona puede ser solicitante de asilo”.

Delgado también explica que la drástica reducción de la presencia de subsaharianos en las pateras que cruzan el Estrecho se debe a que “Marruecos está recibiendo mucho dinero de la Unión Europea para retener a los inmigrantes en sus fronteras. En el monte Gurugú o en la frontera de Ceuta se están produciendo batidas, se detiene a la gente, y de este modo se merma la llegada de subsaharianos. El CETI normalmente tendría 600 inmigrantes subsaharianos y ahora mismo tiene 100”.

Reconoce además que las pateras que están llegando “son como las antiguas, de madera, con un motor y que han utilizado históricamente los marroquíes”.

Al director del secretariado de Migraciones de la Diócesis le preocupa especialmente el tema de los menores no acompañados, los conocidos como Menas. “Es preocupante porque los centros de la Junta de Andalucía están saturados. La Junta ha realizado un esfuerzo para protegerlos, pero hay que tener en cuenta que es un colectivo muy vulnerable, y cuando son chicas aún más”.

En este punto Gabriel recuerda que "hay muchas mujeres sometidas por las mafias que trafican con ellas y que viven prácticamente en la esclavitud”.

La violencia que sigue existiendo en países como Siria, Afganistán, Congo, Sudán, Mali... “requiere que España agilice la resolución de los expedientes de asilo. Actualmente hay 100.000 personas esperando una respuesta. A la Iglesias nos preocupa mucho esto”.

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