EDUCACIÓN

CEPER Francisco Poveda: El centro de las segundas oportunidades

  • Cientos de mayores de 45 años intentan acceder cada año a las universidades andaluzas

  • El Centro de Educación Permanente de Puerto Real prepara a los alumnos para las pruebas de acceso. En casi una década el porcentaje de aprobados roza el 100%

Pepe Andrade durante una clase en el CEPER 'Inspector Francisco Poveda'.

Pepe Andrade durante una clase en el CEPER 'Inspector Francisco Poveda'. / C.P. (Puerto Real)

Se podría fácilmente tirar del sabio refranero popular para resumir con pocas palabras las muchas sensaciones que se respiran en una de las aulas del Centro de Educación Permanente ‘Inspector Francisco Poveda’ de Puerto Real. Allí se repiten a diario citas como la de que ‘Nunca es tarde si la dicha es buena’ o eso de que ‘El saber no ocupa lugar’. Es el aula de las oportunidades infinitas para quienes buscan reconciliarse con el estudiante que una vez fueron y que, por millones de razones, todas distintas, dejaron de ser.

Hombres y, sobre todo, mujeres, mayores de 45 años, se preparan el examen de acceso para la Universidad. “Ya ves tú. Universitaria a mis años. Igual cuando acabe llevo bastón, pero no me importa porque me hace muy feliz”. Quien habla es Fali Castillo. Tiene 58 años y lleva más de 30 soñando con un momento que se acerca. Reconoce que de joven fue “muy mala estudiante”.

Tenía otra forma de pensar y “en mi casa no es que me prohibieran estudiar, como sí les ha pasado a muchas mujeres, pero la verdad es que tampoco me animaron como sí hicieron con mi hermano que se sacó una carrera”, explica. Nada más terminar sus estudios de EGB, de las primeras frases que oyó fue: “La niña que ahora se vaya a trabajar a la tienda con la tita”. Y así fue. Después se casó, llegaron los hijos y un día a día en el que casi ni se podía parar a pensar qué era lo que realmente quería hacer con su vida. “Es muy difícil pensar que me arrepiento de no haber estudiado porque el tiempo que pasé con mis hijos no lo cambiaría por nada, pero sabiendo lo que sé ahora, lo hubiese hecho más tarde y hubiese pensado primero en mi”.

Fali Castillo, que ya había estudiado la Secundaria en el mismo CEPER, se prepara la prueba de acceso a la Universidad y sueña con estudiar después el Grado de Historia. “Siempre me ha gustado la arqueología y me fascina el estudio de las civilizaciones antiguas. Ahora que tengo tiempo, me voy a entregar a estudiar por placer, sin presiones. Yo sé que no voy a trabajar de eso porque ya estaré en edad de jubilarme, pero lo voy a hacer por darme el gusto”.

Con ese pensamiento llegó al CEPER hace ya seis años Paqui Ruiz Cordero (54 años). Iba a apuntarse a clases de inglés y casi sin darse cuenta acabo “enrollándose” en el curso de de acceso a la universidad para mayores de 45 años. Cinco años después de ese momento, es graduada en Psicología por la Universidad de Cádiz. Los estudios los ha compaginado con su trabajo como secretaria en un centro sanitario, “dedicándole mucho tiempo y sacrificándome”, dice. Pero enseguida se desdice de sus palabras y matiza: “Bueno, realmente no ha sido un sacrificio porque he disfrutado muchísimo”.

Pepe Andrade, profesor de CEPER Inspector Francisco Poveda Pepe Andrade, profesor de CEPER Inspector Francisco Poveda

Pepe Andrade, profesor de CEPER Inspector Francisco Poveda / C.P. (Puerto Real)

Cada vez que Pepe Andrade, profesor de los cursos de acceso a la Universidad, la llama, ella acude encantada. De algún modo sirve de ejemplo e inspiración para los futuros alumnos. “Les digo que lo hagan, que no hay nada más bonito que hacer algo por ti mismo. Que al final el premio es el título, pero lo bonito es el camino que recorres hasta conseguirlo. Es disfrutar de cada momento, conocer a gente joven que es maravillosa y dedicarte tiempo a ti”, explica con amplia sonrisa y rebosando felicidad.

“Como ellas hay muchos”, apunta Pepe Andrade. Es el caso de Manolo Ramos, que después de toda una vida trabajando “embarcado”, tras jubilarse, decidió realizar la prueba y accedió a la Universidad a estudiar Historia. “Ya ha terminado con unas notas buenísimas y ha tenido incluso encargos de trabajo de traducción paleográfica”. “Hay otras personas que han hecho Relaciones Laborales, Magisterio o Psicología, como es el caso de Paqui”.

La mayoría de los alumnos de más de 45 lo hacen por satisfacer deseos que en su momento no pudieron cumplir por razones familiares, sociales, económicas o personales. “Ahora ven que tienen algo más de tiempo y lo dedican a la formación y es muy satisfactorio”, dice Andrade.

Cada año se inicia el curso con un mínimo de quince alumnos, aunque siempre hay quien ve a las pocas semanas que eso no es lo suyo y hay algunas bajas, pero el resto continúa y suelen tener muy buenos resultados. “En ocho años que llevan preparando los exámenes solo dos personas han suspendido, por lo que el índice de éxito es muy elevado”.

Con la intención de retomar los estudios donde lo dejó hace ya 20 años llegó también al CEPER Inés Sevillano (49 años). En esas dos décadas una frase ha estado resonando en su cabeza: “Tú vas a ser catedrática de lengua extranjera”. Se lo dijo una profesora de inglés siendo prácticamente una niña al ver sus habilidades con el idioma de Shakespeare. “Siempre se me dio bien, pero, con los años, el trabajo, la familia… fui perdiendo práctica”. Por eso, inicialmente, acudió al CEPER a apuntarse a las clases de inglés, pero casi sin darse cuenta se vio sentada en el aula para prepararse el acceso a la universidad y estudiar Filología inglesa.

“A mí me encantaría ser profesora, aunque sé que será muy difícil después de empezar a estudiar la carrera con cincuenta años”, reconoce. “Así que lo voy a intentar y a disfrutar de la experiencia de hacer algo que llevo mucho tiempo soñando, de dedicarme tiempo a mí y a mi formación que me encanta”, dice Inés.

50 años tiene también Pepi Ponce. Es la segunda vez que lo intenta. La primera vez fue hace tanto, que se matriculo en el acceso para mayores de 25 años. “No era mi momento”, dice. “Ahora que los niños son mayores y que tengo algo de tiempo, lo voy a intentar”. De algún modo, el empujón se lo ha dado su hermana, que a los 52 años está también estudiando Derecho en la UNED. A Pepi lo que le gusta es el arte, por eso sueña con poder estudiar Bellas Artes, Historia del Arte o algo similar. “Lo hago porque me gusta”, dice. Desde hace 22 años trabaja como administrativa en una empresa y sabe que “cuando termine de estudiar lo que sea será muy difícil entrar en el mercado laboral, pero la mente hay que tenerla entretenida y enriquecerse”.

Un aula del CEPER durante una clase Un aula del CEPER durante una clase

Un aula del CEPER durante una clase / C.P. (Puerto Real)

En su casa la animan mucho a que dé el paso. “Tengo dos hijos estudiando y no descarto que acabe siendo compañera de clase de alguno de ellos”, dice Sonriendo. Sería un poco raro, la verdad, pero no te niego que es algo que me gustaría. ¿Te imaginas que estudiemos lo mismo y cabemos montando una empresa? Nunca se sabe las vueltas que da la vida”.

Con mucha ilusión y esfuerzo se preparan la prueba a la que se van a enfrentar a finales de abril. Lo hacen con dedicación y mucho mérito porque la gran mayoría habían perdido el hábito de estudio cuando llegaron al CEPER. “Normalmente es gente que trabajan, que tienen familia o son cuidadores de mayores y les cuesta mucho trabajo reincorporarse, pero por hacer algo por lo que tienen mucha ilusión bien vale la pena intentarlo. Al final supone un crecimiento personal importante, no solo por estudiar una carrera”, dice Pepe Andrade.

El alumnado que se prepara el acceso para mayores de 25 años tiene otro perfil. En este caso si buscan una progresión laboral. Mejorar la formación académica para explorar otras opciones. También en este caso las historias son muy distintas. En el grupo que ahora se prepara para el examen de abril está Dani Olvera (32 años), militar de profesión que quiere continuar su formación y poder opositar.

La Universidad de Cádiz es una de las universidades andaluzas que registra más demanda entre los alumnos mayores de 25 y 45 año. El pasado 2020, cerca de medio millar de personas se presentaron a la prueba: 414 tenían más de 25 años y 60 más de 45. Para ellos, la universidad gaditana suele reservar el 2% del total de plazas de cada grado.

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