Coronavirus en Cádiz

Más jóvenes, más graves

  • La segunda ola afecta con mayor virulencia a pacientes de menor edad

  • Cuatro médicos y seis enfermeras de la planta octava del Puerta del Mar, contagiados. Alguno incluso ha necesitado hospitalización

  • El miércoles falleció una mujer de solo 51 años

Imagen de la planta octava del Puerta del Mar ayer.

Imagen de la planta octava del Puerta del Mar ayer.

El covid no sólo mata viejitos. Si alguien sigue con dudas sólo tiene que apostarse en los accesos del Puerta del Mar y poner oído a las historias que cuentan los profesionales sanitarios que combaten la pandemia en primera línea. Algunos de ellos caen enfermos. De hecho, ahora mismo hay cuatro médicos internistas del centro contagiados y seis miembros del personal de enfermería de la planta octava que también han dado positivo. Algunos incluso están ingresados, siendo atendidos por sus propios compañeros, pasándolo mal por un virus que no mira el DNI antes de atacar. Sufrir un covid grave siendo médico es, si cabe, más aterrador. Porque a lo largo de estos meses has visto a pacientes atravesar por todas las fases de la enfermedad. Las mismas que ahora reconoces en tu cuerpo. Primero la fiebre que no se va, el dolor de cabeza, la tos persistente, la asfixia, hasta que llega la temida neumonía covid que en muchas ocasiones provoca la muerte. Entonces el pánico se refleja en tu rostro, preguntándote si tus defensas serán capaces de acabar con la infección antes de que llegue la fatal tormenta de citoquinas.

Y para que esto ocurra no es necesario ser un anciano. El mismo miércoles murió una mujer de 51 años en la planta octava. Porque muchos se dejan la vida en la propia planta covid. No todos los casos graves están en la UCI. Allí se derivan a los pacientes que presentan más opciones de mejoría. Otros, muchos de ellos con patologías previas por donde el virus encuentra un resquicio por donde convertirse en letal, agonizan en la soledad de sus habitaciones con la única compañía de los enfermeros y los médicos que los atienden tras sus EPIS, infundándoles ánimos, cariño, ayudándoles a combatir ese miedo primitivo que el ser humano tiene ante el fin de los días, sin querer asumir aquello que decía Shopenhauer de que nuestra condición natural es la inexistencia. En los últimos tiempos, los médicos están permitiendo que los familiares acudan para despedirse, cuando entienden que la suerte está echada, justo antes de sedarlos para que cojan la última curva del camino de la manera más sosegada. “Es duro”, confiesan algunos enfermeros con los que hablamos. “Es una alegría inmensa cuando ves que los pacientes son capaces de tirar para arriba, aunque les cueste, pero es duro cuando esas mismas personas a las que llevas un mes tratando se van. Y si es gente joven todavía más”.

Un enfermero en la zona de esclusas del Puerta del Mar ayer. Un enfermero en la zona de esclusas del Puerta del Mar ayer.

Un enfermero en la zona de esclusas del Puerta del Mar ayer.

Porque sí, los jóvenes también se mueren de covid. La incidencia incluso ha crecido en esta segunda ola. “Estamos notando –dice otro enfermero de la planta octava del Puerta del Mar– que en esta segunda ola no sólo hay más personas jóvenes enfermas sino que los casos son más graves. Muchos de ellos lo están pasando francamente mal. Hablamos no sólo de gente de mediana edad sino de gente más joven. Basta con que tengas sobrepeso, diabetes, hipertensión, algo, una rendija por la que el virus pueda agravarse, para que la covid ofrezca su peor versión”.

Lo lamentable es que, pese a todo esto, y con miles de muertes ya con la firma del SARS-CoV-2 en todo el mundo, todavía hay gente que ignora las recomendaciones. Es más, algunos negacionistas incluso organizan fiestas con una veintena de personas para echar unas risas. “Es triste sí, porque los profesionales sanitarios ya estamos muy cansados. Algunos hemos pasado la enfermedad, otros no, algunos lo han pasado mal, otros menos, algunos compañeros han muerto, lo hemos visto aquí mismo, en la provincia, en hospitales de Jerez, pero también en centros de atención primaria de otros lugares. Médicos jóvenes que se han muerto haciendo su trabajo. En Córdoba, sin ir más lejos, ha fallecido un médico residente por covid, un chaval. No se puede tomar a broma. Y, repetimos, no hay que tener más de 70 años para morir de esto. Ojo que se pasa muy mal”, advierten.

Algunos profesionales sanitarios están ingresados con covid en su mismo centro

En estos momentos, la planta octava del Puerta del Mar está tan llena que la dirección del centro incluso se está planteando la posibilidad de que se compartan las habitaciones, tal y como ya se hizo en los momentos más duros de la primera ola. “Es complicado mentalmente pero no sólo eso, también acabamos los turnos muy cansados. Hay que tener en cuenta que los pacientes que están ingresados están mal, y están solos, con miedo, con pánico en algunos casos, te miran con ojos asustados. Y encima en la televisión están todo el día con las estadísticas. Que si tantos muertos, que si tantos contagios… Es imposible pensar en otra cosa tantas horas allí en la habitación. Así que te demandan, te necesitan, y hay que estar con ellos, con los EPIS para protegernos, incómodos, pero hay que estar”.

Muchos de los enfermeros que están tratando a estos pacientes han pasado el covid. Pero eso no les garantiza la inmunidad. “Estamos deseando que lleguen las vacuna, la verdad, porque aunque muchos la hemos pasado, con más o menor gravedad, la cuestión es que no sabemos hasta cuando vamos a mantener esa inmunidad. Así que nosotros nos protegemos como si no lo hubiéramos pasado. No queda otra. Hay que seguir arrimando el hombro. Es nuestro trabajo”.

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