La crisis del coronavirus

Chiclana resiste en casa con resignación

  • Las calles vacías tras el decreto de Alarma demuestran el rigor de los chiclaneros por seguir las normas 

  • Los establecimientos de primera necesidad se defienden como pueden tras una semana y media de confinamiento

Chiclana se encierra en casa desde que hace una semana y media se decretara el Estado de Alarma para frenar la crisis del coronavirus. La actividad comercial de los establecimientos de primera necesidad está bajo mínimos. Ya ni hablemos de los que ni siquiera pueden abrir como bares, restaurantes o comercios. Para colmo la inestabilidad de la climatología contribuye aún más al confinamiento. Las calles, plazas y los pocos establecimiento que disponen de autorización para abrir (autoservicios, bancos, estancos o farmacias) apenas registran actividad y en el ambiente se respira incertidumbre y una extraña sensación de soledad y resignación. La gente no sale. Cumple en su gran mayoría con las normas impuestas por el Gobierno, salvo muy pocos irresponsables que no se toman en serio esta pandemia.

Normalmente, una vuelta por el centro de la ciudad suponía ver mucho tráfico, gente en bares y cafeterías o el trasiego de personas por la ciudad, ya sea para hacer la compra, realizar algún tipo de gestión o trabajando. Ahora reina el silencio en las calles en una ciudad con los polígonos industriales sin movimiento.

En un lugar tan bullicioso como el Mercado de Abastos ni siquiera se escucha hablar a la gente tras sus mascarillas. Algunos detallistas de la plaza relatan que este pasado fin de semana hubo buenas ventas. Es el caso de un puesto de frutas y verduras, situada en una de las calles centrales, dos dependientas señalan que, de momento, responde la clientela "para lo que está cayendo", apostilla una de ellas. A sus clientes habituales le preparan los pedidos tras previa llamada telefónica y tan sólo vienen a recoger las bolsas cargados de alimentos. No obstante, otros detallistas han decidido cerrar sus puestos a la espera de que todo retorne a la normalidad. Es el caso de las pescaderías, donde ya han cesado su actividad un buen número de puestos.

Puestos de la pescadería han cerrado sus puertas a la espera de que retorne la normalidad

En las afueras del Mercado de Abastos también hay abierta una papelería, cuyo responsable no duda en manifestar que las ventas han decaído de manera brutal. "Lo que más vendemos son sudoku y sopas de letras para que la gente no se aburra", dice, "así como coleccionables para que dibujen los niños. Y poco más", lamenta.

Los autoservicios tampoco echan las campanas al vuelo en cuanto a las ganancias en tiempos de coronavirus. Reconocen que durante los primeros días, tras decretarse el Estado de Alarma, si que hubo una buena afluencia de clientes. Pero conforme han ido avanzando los días ha bajado las ansias de comprar de la gente al comprobar que está asegurado el suministro de productos alimenticios o de higiene. "La verdad es que la cosa no va bien", admite el responsable de la tienda Los Rosales, situada frente al Ayuntamiento, quien invitaba a observar la nula presencia de clientes que había en ese momento en el establecimiento. Esa imagen lo decía todo.

Sin embargo, hay otros  negocios que sí registran una interesante actividad como es el caso de los estancos en cuanto a la venta de tabaco. La mayoría de fumadores ya no compran su habitual paquete de cigarrillos diario, sino que ahora adquieren más de uno o incluso cartones para evitar más salidas.

Ya por la zona de la playa, el movimiento comercial es inexistentes en unas fechas en las que habitualmente los negocios hosteleros y restaurantes se afanaban en preparar sus locales con vistas a su apertura de cara a la Semana Santa y como pistoletazo de salida de una nueva temporada turística en Chiclana. Los responsables de esos establecimientos en la costa confían en que este próximo verano sea como los que han experimentado en años anteriores con continuos récords de visitantes, con el doble de población y con la alegría de ver a tanta gente en las playas. El tiempo dirá. 

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