Provincia de Cádiz

"Creía que Satanás guiaba sus actos"

  • La defensa del acusado de matar en La Isla a Manuel Amedey alega que sufre esquizofrenia paranoide y drogodependencia severa El fiscal pide 18 años de internamiento psiquiátrico

Poco después de las doce de la noche, el 16 de junio de 2011, en San Fernando, Manuel Amedey Martín, de unos 38 años de edad, recibía una puñalada mortal en el abdomen. Se la dio J.A.J.A., nacido en 1972, un hombre que, según su abogado defensor, sufría en ese momento un brote psicótico. Acusado de asesinato, J.A. comparecerá el próximo abril ante un jurado, en la Audiencia Provincial de Cádiz. El fiscal solicita para él 18 años de internamiento en un psiquiátrico penitenciario porque estima que este caso concurre una eximente por alteración psíquica.

J.A. creía, cuando agarró un cuchillo de cocina de 12 centímetros de hoja y se dirigió hacia Manuel Amedey, que recibía órdenes de Satanás y que defendía a E.C.; creía que Manuel pretendía violar a esa mujer y estaba convencido de que era Satanás quien guiaba sus actos, asegura Ignacio Quintana Balonga, su abogado defensor.

J.A. padecía esquizofrenia paranoide desde la adolescencia y hacía tiempo que había dejado de tomar la medicación antipsicótica que tenía prescrita, explica el letrado en su escrito de calificación provisional. Además, era drogodependiente, padecía una adicción severa de más de 20 años de duración.

La escena que desembocó en el crimen comenzó, según relata el fiscal, cuando Manuel Amedey apareció en el domicilio de E.C., una mujer con la que había mantenido una breve relación. Había varias personas en la vivienda ubicada en la calle Cervantes, en San Fernando. Manuel llegó ebrio. Y pronto comenzaron los problemas.

El fiscal explica que hubo una discusión en la que intervinieron E.C., J.A. y Manuel. La bronca comenzó en la vivienda y continuó en la calle. Allí, J.A. con un cuchillo que había cogido poco antes y que mantenía oculto, apuñaló a Manuel en el abdomen. Por sorpresa y aprovechándose de que el otro estaba indefenso, sostiene el fiscal. En pleno brote psicótico que distorsionaba su visión de la realidad y anulaba completamente su capacidad volitiva y cognitiva, anota la defensa; sin controlar lo que hacía, sin ser dueño de su voluntad, coinciden en anotar la Fiscalía y la defensa.

E.C., la mujer en cuyo domicilio comenzó la discusión, también comparecerá como acusada en el juicio. El fiscal considera que cometió un delito de encubrimiento y solicita para ella tres años de prisión.

La defensa sostiene que cuando salieron a la calle, la mujer pidió auxilio a sus invitados, a las personas que estaban en su casa. Y que fue en ese contexto cuando J.A. percibió que ella iba a ser agredida sexualmente por Manuel y creyó que Satanás le ordenaba actuar. Que le ordenaba, en fin, que apuñalase a Manuel y así lo hizo.

El escrito de la defensa relata que tras el ataque, E. telefoneó a la Policía Local, que les pidió que llamasen a una ambulancia. Cuando llegaron los agentes, J.A. les confesó que él había apuñalado a Manuel. Algo que ratificó después ante el juez. Todo ello, señala la defensa, facilitó la investigación de la causa, la detención de los implicados y el posterior ingreso en prisión de ambos.

La defensa considera el procesado es autor de un delito de homicidio, no de asesinato, y que deben beneficiarle una atenuante muy cualificada de drogadicción y otra atenuante de confesión. De ahí que su petición de internamiento de J.A. en un psiquiátrico penitenciario sea de 12 años en lugar de los 18 que solicita el fiscal.

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