Provincia de Cádiz

Gibraltar defiende su derecho a no ser jamás de España

  • Cameron insta a los yanitos a "seguir siendo británicos" y Picardo a que deciden por ellos mismos su futuro Miles de personas se dan cita un National Day sin incidentes

Los políticos gibraltareños, con el respaldo explícito del primer ministro británico David Cameron, rentabilizaron el National Day del Peñón para mandar un mensaje a España: Gibraltar nunca será español. Por si acaso no había quedado suficientemente clara cuál es la postura que defienden, el jefe del gobierno del Peñón, Fabián Picardo, apostilló: "Lo que nunca vamos a hacer es ceder un grano de nuestro suelo, una gota de nuestras aguas o un soplo de nuestro aire" para luego repetir por enésima vez aquello de que "se helará el infierno antes" de que ondee otra bandera en ese suelo que la roja y blanca de Gibraltar.

Poco más de treinta minutos duró el acto político del National Day gibraltareño, en el que se conmemora, ayer por vigésimo primera vez, el primer referéndum favorable a la soberanía británica sobre el Peñón, que tuvo lugar en 1967. Ése fue el tiempo que dedicaron los yanitos que abarrotaban Casemates Squeare a reivindicar su derecho a decidir, su condición de británicos y a ondear las banderas al son del himno de Gran Bretaña o a entonar, algunos incluso entre lágrimas y con la mano en el pecho, el de la colonia.

Con los parlamentarios británicos y los representantes de los otros territorios de ultramar subidos al escenario, el comienzo del acto fue especialmente emotivo, ya que Gibraltar rindió homenaje a Perry Stieglitz, el creador del Consejo Gibraltareño Americano, que a sus 93 años sigue "defendiendo en los Estados Unidos la singularidad y los derechos de la Roca", según recalcó el alcalde, Tony Lima.

A continuación se oyó el discurso de David Cameron, difundido en vídeo a través de las pantallas gigantes en medio de un silencio sepulcral. El primer ministro envió un mensaje directo: "Gibraltar ha sido británico durante 300 años. Mantengámoslo así".

"Nunca daré mi acuerdo a transferencia alguna de soberanía, ni tampoco a empezar un proceso de negociación sobre la soberanía, sin vuestro acuerdo", garantizó, en lo que no era sino una respuesta a las últimas exigencias del gabinete que comanda Mariano Rajoy.

"El mundo es un lugar inestable; Gibraltar, no", abundó. "Por eso queremos ver cómo los temas cotidianos se resuelven a través del diálogo y no con retrasos inaceptables en la frontera", dijo, en clara referencia a la postura de España, endurecida en las últimas semanas después de que el gobierno de Fabian Picardo ordenase sumergir bloques de hormigón en aguas de la Bahía.

El momento de máxima agresividad contra España, posiblemente de toda la jornada, lo protagonizó Dennis Mathews, el presidente del Grupo por la Autodeterminación de Gibraltar, que a fin de cuentas es el que idea la jornada que se vive cada diez de septiembre al otro lado de la Verja. "Gibraltar está afrontando una campaña de agresión e intimidación del Gobierno español, que está intentando estrangular nuestra economía y se niega a reconocer los derechos de nuestro pueblo a determinar su futuro político", dijo en un tono autoritario.

"El dictador Franco cerró la frontera después de intentar las mismas técnicas", sostuvo delante del atril. "La mantuvo cerrada durante dieciséis años y nosotros nunca nos rendimos y no vamos a hacerlo ahora porque esta es nuestra tierra. Es la tierra de nuestros antepasados, que ha sido británica durante más de 300 años y España la entregó para siempre. Nos hemos ganado el derecho a que sea nuestra".

"También queremos a Gibraltar descolonizado, si bien manteniendo nuestro vínculo con Reino Unido porque somos británicos y queremos seguir siéndolo", reflexionó. "Por supuesto, he de decir que España está bastante feliz de que sigamos siendo británicos, no están interesados en la gente de Gibraltar, lo que quieren es nuestra Roca", una frase que terminó, en andaluz, con un expresivo "casi na" que fue muy aplaudido.

"¿Estamos preparados para entregar Gibraltar a España?" preguntó a la atiborrada plaza, desde la que se oyó una respuesta concluyente: "Noooo".

"Pues haced llegar este mensaje a Landaluce e incluso a los políticos de Madrid", acabó en una afirmación que parecía tener como destinatarios a los numerosos periodistas españoles presentes en el acto.

Después de eso tomó la palabra Fabian Picardo, quien, en medio de grandes muestras de apoyo, resaltó la figura de uno de sus antecesores, Joe Bossano, explicó con orgullo que la bandera de Gibraltar había sido desplegada en el Foreign Office en Londres y agradeció las palabras de David Cameron que se habían podido oír poco antes.

"Los gibraltareños somos un pueblo orgulloso, fuerte y asentados sobre esta Roca", comenzó su disertación. "Decidiremos nuestro futuro político por nosotros mismos y nadie interferirá en lo nuestro. Y nunca olvidemos que la aspiración a la autodeterminación de cada gibraltareño es tan fuerte como la propia Roca de Gibraltar".

"Gracias, en mi nombre y en el de vuestro Gobierno, por la dignidad que habéis mostrado en el último mes", comentó -refiriéndose al endurecimiento por parte de España de sus posturas en el contencioso que mantiene con la colonia- mientras señalaba a los presentes. "Habéis demostrado que ninguna mentira nos romperá y que ninguna presión nos doblegará. Como dicen las camisetas, 'mantenemos la calma y seguimos hacia adelante' [we keep calmed and carry on] porque Gibraltar siempre será británico".

"Todo lo que queremos es una buena relación con nuestros vecinos del norte y nuestros vecinos del sur, queremos relaciones amistosas, pero con respeto a dónde empieza Gibraltar y a dónde termina. Pero lo que nunca vamos a hacer es conceder un gramo de suelo, una gota de agua ni un soplo de nuestro aire. Es nuestro", sostuvo en medio de una cerrada ovación.

"El suelo, el mar y el aire de Gibraltar no pertenece a nadie sino al pueblo de Gibraltar. Y el infierno se helará antes de que ondee en Gibraltar ondee otra bandera que no sea la nuestra: roja, blanca y azul; roja, blanca y orgullosa; roja, blanca y libre. El pueblo de Gibraltar, unido, fuerte y libre. No penséis que el recreo ha acabado, esta fiesta está a punto de empezar", finalizó en respuesta a las palabras del ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo.

La suelta de globos, con lo que pretendía ser un dirigible en el que se podía leer "La Roca en la que nos encontramos es la identidad y la unidad de nuestra gente" puso fin al acto oficial, abrió la puerta a un sinfín de actividades que iban desde conciertos en diferentes puntos a una misa y poco antes de las once de la noche los fuegos artificiales ponían fin a la jornada. Gibraltar vuelve hoy a la normalidad y lo hace con un claro mensaje: nadie decidirá por sus habitantes.

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