El concierto que ofrecieron en DSoko en la noche del sábado Iván Ferreiro y su hermano Amaro tuvo mucho de terapéutico, en unos tiempos en los que el temor al virus obliga a plantear los espectáculos con el público pertrechado alrededor de una mesa y con la mascarilla siempre a mano. Con una puntualidad exquisita ambos músicos aparecieron sobre el escenario ante un público fiel en su mayoría, aunque con algunos grupos bastante numerosos en la zona VIP que parecían totalmente ajenos al espectáculo.

El cantante gallego entabló desde el principio una conversación de tú a tú con el público en la que fue desgranando el hilo conductor del espectáculo, un recorrido sonoro por la trayectoria de Ferreiro desde que dejara la banda Los Piratas y emprendiera su carrera junto a su hermano Amaro.

Iván Ferreiro, en el escenario de DSoko.

Bajo el título de ‘Cuentos y canciones’ los dos hermanos Ferreiro fueron haciendo un repaso por lo que ha sido su carrera, llena de éxitos y también, como no de fracasos. Con una fina ironía y ganas de reírse de sí mismos fueron contando anécdotas y también se regodearon en sus miserias, como aquella vez que en Galicia decidieron, sin previo aviso, participar en un festival interpretando solo canciones de sus admirados Golpes Bajos -les dijeron de todo menos bonitos- o cuando su disco Picnic extraterrestre fue un rotundo fracaso, sin escatimar la proyección de una crítica demoledora de la que fueron protagonistas en una revista especializada.

En el viaje del que llevaron de la mano al público hubo espacio también para las versiones, como la de la canción de Annie Lennox Love song for a vampire, incluida en la banda sonora de la película Entrevista con el vampiro; Me dejó marchar, de Coque Malla; o Braking bad, de su admirado Leiva. “Echamos mucho de menos tocar con otros artistas, estamos deseando que vuelva la normalidad”, confesó Ferreiro, que en parte se resarció de esas ganas proyectando en una gran pantalla fotos de colaboraciones con muchos otros artistas a lo largo de su extensa trayectoria.

También se convirtió el concierto en muchos momentos en un homenaje a todos los músicos que normalmente les acompañan sobre el escenario, una gran banda a la que añoran y que de alguna manera estuvo presente también a través de sus palabras y de las fotografías que se iban sucediendo mientras Iván seguía contando historias.

No pudo faltar tampoco una versión de Golpes Bajos, Cena recalentada, y al final del show hubo también un guiño al futuro con una de las nuevas canciones de Ferreiro, En las trincheras del pop, una improvisación sobre la base de Las cuatro estaciones de Vivaldi “tuneadas” por el alemán Max Ritcher.

Aunque no fue un concierto de grandes éxitos no podía faltar, como broche final, la esperada Turnedo, quizás la canción más conocida de Iván Ferreiro, escrita por Amaro y perteneciente a su primer disco en solitario, Canciones para el tiempo y la distancia. Un concierto, en definitiva, diferente para tiempos diferentes.