Un desgraciado accidente ha terminado cobrándose la vida de un joven de tan sólo 24 años de edad. Uno de esos contados casos de auténtica mala suerte, en los que uno tienta al azar y la suerte le vuelve la cara de la manera más inesperada. El infortunado incidente tuvo lugar la madrugada del pasado domingo, cuando el joven regresaba a su casa, en la barriada del Río San Pedro, en Puerto Real, después de una noche de juerga.

La víctima, Ricardo R.G., nacido en 1987, intentó entrar en el domicilio que compartía con su pareja, en el segundo piso del número 26 de la avenida de Argentina. Pero no pudo.

Según fuentes policiales, la puerta había sido cerrada por dentro, dejando la llave colocada en la cerradura.

Así las cosas, el joven habría intentado acceder a la vivienda en la que convivía con su novia desde el patio interior, a través de una ventana, con tan mala fortuna que terminó precipitándose al vacío desde una altura de unos 12 metros.

Tras alertar los vecinos de lo ocurrido, hacia el lugar se desplazaron rápidamente efectivos tanto de Policía Nacional, como de Policía Local, Bomberos y emergencias sanitarias.

El joven se hallaba muy malherido, al haber sufrido un fuerte "traumatismo craneoencefálico por caída fortuita", según quedó registrado en el parte policial realizado al efecto.

En torno a las 8,40 horas de la mañana del domingo, fue evacuado de urgencia hasta el hospital Puerta del Mar, siendo su pronóstico muy grave.

Los peores augurios se confirmaban apenas 48 horas después: el joven fallecía a las 11,30 horas del martes en la UCI, donde permanecía ingresado, dándose parte al Juzgado.

El cuerpo de la víctima, cuyos órganos han sido donados por sus familiares, fue trasladado a últimas horas del martes al tanatorio de Cádiz, para ser velado por su familia y allegados, fuertemente conmocionados por el trágico suceso. Y ayer por la mañana se ofició el funeral.

Este desgraciado caso guarda enormes similitudes con otro mortal accidente registrado hace poco más de dos años en el municipio de Chipiona. Fue en noviembre de 2009. Entonces, un hombre de 50 años de edad se golpeó la cabeza al precipitarse, igual que en el caso registrado en el Río San Pedro, desde el balcón de un segundo piso a la calle.

La víctima, Aurelio T.J., residente en el municipio hispalense de Mairena del Alcor y con segunda residencia en la localidad chipionera, cayó a la vía mientras escalaba por la fachada del edificio al objeto de poder entrar en su casa, en el bloque 25, situado en el número 22 de la calle Virgen de Palomares.

Una joven que regresaba a su casa, situada en las inmediaciones, a las 3,25 horas de la madrugada de un domingo se topó con el cadáver del hombre, que yacía en la calle, en medio de un gran charco de sangre. Fue ella la que dio la voz de alarma.

En el lugar de los hechos se personaron facultativos del 112, que sólo pudieron certificar el fallecimiento, así como efectivos de la Guardia Civil, que iniciaron las investigaciones.

Y es que en un primer momento, se barajaron otras hipótesis, no descartándose que se tratara de un suicidio o una muerte violenta. No obstante, las pruebas practicadas y la inspección realizada acabaron determinando que la víctima, que murió en el acto, había escalado por la fachada para intentar acceder al interior de su segunda residencia, al no funcionarle la llave, tras volver de una noche de fiesta con los amigos. Cuando se encontraba ya en el balcón a punto de acceder a su vivienda, tropezó y cayó al vacío dándose un golpe mortal en el cráneo.

Fue determinante para establecer la causa exacta de la muerte las manchas que tenía el pantalón blanco que vestía la víctima, correspondientes con roces constantes con la fachada del inmueble mientras escalaba.