Concert Music Festival

El poder de la lentejuela

  • Gloria Gaynor cede parte del protagonismo de su espectáculo en el Concert Music Festival a un público entregado a sus grandes éxitos

Gloria Gaynor en el Concert Music Festival de Sancti Petri

Gloria Gaynor en el Concert Music Festival de Sancti Petri / Sonia Ramos (Chiclana)

La lentejuela es lo más cercano en la moda a la teoría de sistemas, la suma de sus minúsculas partes es mucho más grande y efectiva que sus piezas por separado. También lo es para la música, vestir las canciones con las dosis de brilli brilli necesarias hace que luzcan de una manera mucho más atractiva. Y, por continuar con el símil, lo mismo pasa con las relaciones humanas. Uno por separado poco puede hacer cuando en la colectividad hay muchas más sonrisas y corazones para iluminar la fiesta todo el tiempo que nos permitamos.

Quizá sea este último aspecto el más reseñable del espectáculo que la diva estadounidense Gloria Gaynor, la reina por antonomasia de la música disco, ofreció en el Concert Music Festival de Sancti Petri el jueves noche. Fue un auténtico goce comunitario donde el baile inundó cada espacio durante hora y media de recital. Cierto es que solo la zona frontal al escenario llenó las localidades completamente, pero el entusiasmo del público y un repertorio infalible hicieron girar la mítica bola de espejos para invocar las esencias de la música disco en ese rincón gaditano.

Gaynor se conserva vocalmente fantástica a sus 69 años y ha tenido el buen tino en esta gira de rodearse de una formación de lujo que también tuvo sus momentos de fulgor durante el concierto. Un show en el que no faltaron los temas que en su voz se han convertido en emblemáticos: Can't take my eyes off you, I am what I am, Never can say goodbye y I will survive. ¿Una canción? No, un verdadero himno por muchas razones y que volvió loco al público asistente que pedía más y más.

Especialista como es Gaynor en hacer brillar temas ajenos, no dudó en incluir en su repertorio chiclanero una auténtica travesía por la historia de la música negra. Desde You're the first, the last, my everything de Barry White -que interpretó junto a uno de sus coristas, Harvey A. Hubert-, hasta Killing me soflty de Roberta FlackBeautiful de Christina Aguilera. Del soul al disco, del rhythm and blues clásico al R&B y pop más radiado en la actualidad. En esta empresa ayudaron además las espectaculares voces de Ana Liriano y Anissa Hargrove que hicieron su particular interpretación de Crazy in love de Beyoncé o el sin par trombonista Jonathan Arons con el éxito Happy de Pharrell Williams. Arons no solo la cantó, se retorció cual lagartija sin cola con un ritmo endiablado en escena, dando una lección de puro espectáculo y buena forma física. Solo por ese pasaje del concierto, interludio mientras Gaynor descansaba entre tema y tema, mereció la pena dejarse caer por Sancti Petri. Genio y figura el mozo que enamoró a la audiencia, ya de por sí encandilada. Merece él solo un concierto.

También enfundadas en lentejuelas sonaron Every breath you take de The Police y un tributo a la gran Donna Summer, en el que se escucharon Last dance, MacArthur Park y Heaven knows. En todas estas melodías el trabajo realizado por la banda de la diva fue esencial para mantenerle el pulso a una noche ya encendida en la que buena parte del protagonismo se lo llevó el respetable, incapaz de resistir pegado a la silla más de un minuto. La suma de las partes, siempre mucho más enérgica que sus elementos sueltos.

En la cita chiclanera Gloria Gaynor también aprovechó para presentar algunos de los temas de su último trabajo de estudio o, como ella decía con sorna, LP. "Pero ya no hay más LP's, ni CD's, ya está todo en el aire. Nunca lo entendí", se hacía la despistada la diva. Un último disco de tintes religiosos titulado Testimony. De él sonaron Talkin' bout' Jesus, Singin' over me y He won't let go, esta última con un manto soul muy envolvente. "Estas canciones hablan de Dios, cuando tienes problemas él está cantando encima de ti, diciéndote 'yo te tengo en mi mente'", explicaba la artista en un más que solvente español la trascendencia espiritual de estas melodías.

Habló todo en nuestro idioma Gloria Gaynor, invitando a bailar desde la nostalgia de los clásicos del disco, cantó bastante -y un poquito también en español- y, sobre todo, hizo disfrutar a un nivel máximo. "He cumplido un sueño, me encanta ella", confesaba al acabar el recital Conchi Infante, una seguidora de la artista que como sus compañeros de asiento vivió una noche mágica envuelta en el reflejo de las lentejuelas y el espíritu de la fiesta interminable. ¿Y qué es una fiesta sin brillo, gente ni música? Pues eso, todo lo contrario a lo que se vivió en Sancti Petri. Puro disfrute y diversión.

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