Provincia de Cádiz

El otro azote de la pandemia: la crisis económica de los más vulnerables

  • Muchas familias gaditanas siguen necesitando ayudas sociales para poder afrontar los embates que la emergencia sanitaria del Covid-19 provoca en sus ingresos y, por tanto, en sus vidas diarias

Entrega de alimentos en un almacén de Cáritas en Chiclana.

Entrega de alimentos en un almacén de Cáritas en Chiclana. / Sonia Ramos

Cuando todavía la pandemia está arrojando cifras negras de contagios, ingresos y defunciones por Covid-19, cuando aún no se vislumbra el fin de la crisis sanitaria, la otra crisis, la económica, ya empieza a hacer mella en muchas familias gaditanas que han visto seriamente mermados sus ingresos y que, por tanto, tienen serios problemas para subsistir.

Un plato de comida en la mesa, el material escolar que requiere el colegio, la factura de la luz, la letra de la hipoteca, la mensualidad del alquiler... son gastos habituales que hay que asumir y que se pueden convertir en una empinada montaña para cualquier economía doméstica azotada por la pandemia. De ahí que muchos gaditanos haya tenido que acudir a pedir ayuda a los Servicios Sociales, algunos, por primera vez en su vida.

Sierra

Hay familias que nunca antes habían pisado los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Arcos, por citar un ejemplo. Pero llegó la pandemia y lo trastocó todo. Y en ese todo está el bolsillo y los empleos que empezaron a esfumarse arrastrados por el confinamiento y la crisis sanitaria. “Se empezó a recibir a usuarios que no habían venido nunca. Muchos a demandar ayudas para pagar los suministros vitales como el agua o la luz porque no les llegaba”, explica Saray Soria, la delegada municipal de los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Arcos.

Y a partir de mediados de marzo, Arcos tuvo que redoblar sus esfuerzos para dar cobertura social a personas que hasta ahora no habían necesitado ayuda social con la intención de que nadie se quedara detrás en esta pandemia. “Un mes normal de 2019 dábamos unas 40 ayudas para alimentos. En pleno confinamiento, se incrementó en Servicios Sociales a las 105-110 ayudas. Hemos tenido que destinar más recursos y aumentar, por ejemplo, la cuantía de vales de comida”, señala Soria.

Así que este Consistorio serrano tuvo que agotar la partida presupuestaria total del año destinada para estas subvenciones –unos 60.000 euros– en las semanas más duras del confinamiento. Había que ser rápido para socorrer a los que peor estaban. Así, se siguieron llevando a casa comidas de comedor a los escolares en riesgo de exclusión social y se dotó de líneas de internet a aquellos hogares con menos recursos para que los chavales pudieran continuar las clases on line. También se abrió una línea de ayuda al alquiler, con un máximo de seis meses. Ahora la cuantía económica municipal se ha paliado con varios programas a los que los Ayuntamiento se han podido acoger desde administraciones superiores.

Saray Soria dice que en Arcos no se han visto las llamadas ‘colas del hambre’ en esta crisis sanitaria porque en esta localidad hay una mesa de coordinación entre el Ayuntamiento y las organizaciones Cáritas y Cruz Roja para articular el flujo de personas con necesidades. En total, unas 400 familias del pueblo reciben algún tipo de ayuda de alguna de estas tres entidades que cooperan en dar cobertura social en este municipio.

“No podemos estar viviendo en un estado de caridad permanente”

El Puerto

En El Puerto, durante los tiempos más duros del confinamiento,  coexistieron varias vías de ayuda a los portuenses más vulnerables. Por un lado se habilitó un albergue social para personas sin hogar y se repartieron tarjetas para la adquisición de alimentos por parte municipal, mientras otros colectivos sociales como Cruz Roja o Adra veían cómo se multiplicaban las colas a sus puertas, lo mismo que ante el convento del Espíritu Santo. El colectivo Los Invisibles también realizó entonces una gran labor asistencial.

Ahora, según el alcalde portuense, Germán Beardo, en caso necesario “sólo haría falta consolidar las estructuras de asistencia social y activar la respuesta que se requiera. Son medidas que se pueden volver a poner en marcha en cualquier momento, más allá de las ayudas ordinarias”, ha manifestado.

Uno de los recursos sociales que funcionaban en El Puerto antes de la pandemia, el comedor social de la calle Cruces, ya no existe, pero según Beardo, en caso necesario, se volverá a abrir el albergue ubicado junto a Anydes. “Estamos ahora a la expectativa. No sabemos qué va a pasar a final de año porque la crisis económica va a ser muy grande. Mucha gente que tenía un empleo estable se puede ver afectada y el Ayuntamiento está preparado para poner en funcionamiento los recursos necesarios”, asegura.

No lo tienen tan claro en Los Invisibles, que participó esta semana en un encuentro de colectivos sociales precisamente para abordar este asunto.

En el mismo participaron entidades como CNT, Derechos Humanos, la Red de Acogida, la Flave, la asociación Los Milagros, la Fundación La Vicuña, Adra o Amal Esperanza, entre otros, con el propósito de exigir al equipo de gobierno “que ponga en marcha de una vez por todas los servicios municipales más urgentes”.

Entidades de Puerto Real están a la espera de recibir más ayuda del Banco de Alimentos

En este sentido, recuerdan que  “ha cerrado el comedor social, ha cerrado la red de ludotecas, ha cerrado el centro de mayores del Barrio Alto, el centro de emergencia y desde la cocina de la Guardería Municipal tampoco se entregan ya comidas desde esta semana. Es necesario conocer y difundir qué recursos se destinan a la atención directa a familias vulnerables y crear un inventario de recursos tanto públicos como ciudadanos. No podemos estar viviendo en un estado de caridad perpetuo, sin soluciones reales  en estos tiempos en los que aún arrastramos el lastre económico social debido al estado de alarma. Tenemos que exigir con fuerzas las herramientas que tiene el área de Bienestar Social para el bienestar colectivo y fundamental de los derechos básicos”, afirman.

Una cola a las puertas de Cruz Roja, en El Puerto, para recibir alimentos. Una cola a las puertas de Cruz Roja, en El Puerto, para recibir alimentos.

Una cola a las puertas de Cruz Roja, en El Puerto, para recibir alimentos. / Fito Carreto

Puerto Real

Otro municipio de la Bahía de Cádiz que está resintiendo las consecuencias económicas de la pandemia es Puerto Real. Los 1.000 empleos que  la Villa perdió cuando se cerró el mes de marzo han pasado factura a la población en estos seis meses viviendo en medio de una crisis sanitaria y económica. En sus primeros compases, Cáritas Puerto Real ya alertó de la situación cuando vio que el número de familias se duplicaba. Ahora, no es que la situación haya mejorado mucho pero, “al menos no ha crecido más”, dice el director de Cáritas Puerto Real, Javier Álvarez. Desde el pasado mes de junio, cuando acabó el estado de alarma, la situación se ha estabilizado. “Atendemos ahora a unas 40 familias. En estos días, afortunadamente, un par de ellas han causado baja al mejorar su situación, pero atendemos a otras muchas que no solo precisan de alimentos y que tienen situaciones muy complicadas”, asegura.

La ayuda asistencial también ha crecido en otras entidades de voluntarios como CAMAR o el Foro Ciudadano Río San Pedro. Ambas son entidades receptoras del Banco de Alimentos y su trabajo se basa, principalmente, en el reparto de éste. También ellos han visto como la pandemia engordaba sus listas de beneficiarios. En CAMAR la ayuda creció hasta las 300 personas y en el Foro ciudadano Río San Pedro ha sido tal la necesidad, que en el último reparto que hicieron ni tan siquiera se pudieron parar a tomar nota o firmar los documentos y fichas que suelen rellenar. Una fórmula excepcional para una situación aún más excepcional, ya que pretendían que no se aglomerasen en su sede más personas de las necesarias. Ahora, ambas entidades están a la espera de recibir más ayuda del Banco de Alimentos a lo largo de las próximas semanas.

Además de las entidades sociales, el esfuerzo que el Ayuntamiento de Puerto Real ha realizado para atender la demanda de los Servicios Sociales Municipales ha sido muy notable. Según la responsable del área, Lourdes Bernal, “entre los meses de marzo y septiembre el Ayuntamiento ha destinado más de 162.000 euros solo en ayudas de emergencia social, que se centran principalmente en ayudas de alimentación”. Esta cantidad ha salido del propio presupuesto municipal porque el municipio, según la edil, “solo ha recibido una ayuda de 39.000 euros del fondo social extraordinario de la Junta de Andalucía”.

Los Servicios Sociales, que durante el estado de alarma fueron  de los pocos servicios considerados como “esenciales” y que, por tanto, mantuvieron la actividad en todo momento, llegaron a aumentar la asistencia de los usuarios en hasta un 60% durante los peores momentos de la pandemia.

Ahora, la atención sigue siendo prioritaria y el equipo de gobierno ha aprobado acuerdos como el de no disminuir las partidas de cara a los próximos presupuestos municipales (que tendrán reducción en prácticamente todas la áreas) o la de realizar modificaciones presupuestarias para destinar a ayudas sociales el gasto que estaba previsto para otras actividades, como el alumbrado de la Feria de Primavera, que no se llegó a celebrar.

San Fernando

En San Fernando, seis meses después de la declaración del estado de alarma, la situación del comedor El Pan Nuestro parece haberse estabilizado. Joaquina Luna, la presidenta de esta sociedad benéfica que se dispone a cumplir 28 años de servicio ininterrumpido en La Isla, habla de ello. “Son tiempos difíciles para todos y, sobre todo, para los que menos tienen y más ayuda necesitan. Y este comedor, después de tantos años, se ha convertido en un indicador perfecto de la realidad social que se vive en la localidad”.

Ahora –cuenta– las cifras se han vuelto a estabilizar tras unos meses especialmente duros. “Seguimos repartiendo unas 150 comidas al día para las familias que atendemos, eso no ha cambiado mucho. Lo que sí ha cambiado es el número de personas sin hogar que acude al centro, que se ha visto incrementado en número”, afirma Luna. De atender en torno a 25 o 30 hay días que han llegado a los 50, una cifra, dice, que es especialmente alta. Al día se preparan unas 40 comidas para atenderlos. Antes acudían a almorzar al comedor que la asociación tiene en Fadricas. Ahora no. Desde los comienzos del estado de alarma que desencadenó la pandemia del Covid-19 se les hace entrega de la comida en bolsas para evitar posibles contagios dentro de las instalaciones. Para algunos es más cómodo. Por eso puede que la cifra se haya visto aumentada.

Un gaditano recoge una bolsa de alimentos de una institución benéfica. Un gaditano recoge una bolsa de alimentos de una institución benéfica.

Un gaditano recoge una bolsa de alimentos de una institución benéfica. / Julio González

“Aunque en ningún momento ha cesado la actividad del comedor, no sabemos cuándo podremos volver a abrir, pero seguimos al pie del cañón”, comenta la presidenta al referirse a los rebrotes y a las cifras del coronavirus, que no dejan de crecer.

Otra faceta que se ha visto reforzada en el comedor de El Pan Nuestro en estos tiempos de Covid es el trabajo de asesoramiento y coordinación que se lleva a cabo. No es, explícitamente su función, admite Luna. Hay otras entidades y administraciones que se encargan de ello y con las que el comedor trabaja de manera coordinada. Pero siempre se ayuda, se les explica a dónde tienen que ir, a qué puerta tienen que llamar, cómo hacer algunos trámites o conseguir determinada documentación. “Vienen personas que no saben cómo tienen que hacer determinadas gestiones para conseguir ayudas o prestaciones sociales, como el Ingreso Mínimo Vital, por ejemplo. Les estamos ayudando”.

Chiclana

En Chiclana, la Delegación Municipal de Servicios Sociales del Ayuntamiento ha concedido hasta el momento 1.300.000 euros en ayudas económicas de emergencia social desde que se decretara el estado de alarma debido a la pandemia. De marzo a junio, se atendió a un total de 781 familias chiclaneras, básicamente para ofrecer alimentos y otros suministros esenciales. Sin embargo, desde junio han aumentado los casos de peticiones para recibir ayudas por parte del Ayuntamiento. Así, Servicios Sociales de Chiclana atiende en la actualidad a 1.300 familias sin recursos económicos.

El delegado del área, Francisco José Salado, puntualiza que el grueso de ayudas tuvo lugar los cuatro primeros meses de la pandemia, cuando el Ayuntamiento se vio obligado a modificar los presupuestos para atender a numerosas familias que se habían quedado sin apenas ingresos. Hace poco también hubo otra modificación presupuestaria de unos 300.000 euros para este fin.

Salado subraya que pese a los esfuerzo del Ayuntamiento chiclanero, sería muy complicado atender a tantas familias sin la ayuda de colectivos sociales implicados en paliar las dificultades económicas de tantas familias, entre ellas Cáritas, Nueva Luz, la Olla Solidaria, el Hogar de Nazaret…

Asimismo, añade que desde que se decretara el estado de alarma, son muchas las familias del municipio “que necesitan nuestra ayuda, ya que se ha paralizado buena parte de la actividad económica y empresarial de la ciudad”, destacando que “todo esto hace que desde el pasado mes de marzo sea necesaria una respuesta eficaz a la ciudadanía por parte de la administración. De ahí, que se hubiesen modificado las ordenanzas que regulan las ayudas económicas de emergencia, con el objetivo de que la ciudadanía tuvieran una mayor cobertura y durante más tiempo”.

Cádiz

En la Fundación Virgen de Valvanuz de Cádiz están teniendo algo de respiro en el mes de septiembre tras unos meses frenéticos en los que la demanda ha aumentado de manera exponencial, tanto en la atención a las personas sin hogar como a las familias. Con respecto a estas últimas, al ser de las pocas instituciones que mantuvieron abiertos sus servicios durante el estado de alarma, llegaron a pasar de las 160 familias habituales a las más de 400 a las que se les entregaban alimentos. Ahora, en septiembre, ya están volviendo a cifras parecidas a las que había antes de la llegada del Covid-19.

La coordinadora de Virgen de Valvanuz en Cádiz, Mila Aragón, asegura que con los sin techo la demanda volvió a subir durante los meses de junio, julio y agosto una vez que salieron del confinamiento en las instalaciones municipales del Centro Náutico Elcano. La situación ha tenido un nivel mayor de dificultad, ya que debido al Covid-19 se vieron obligados a cerrar el comedor en la calle Santiago donde servían las cenas. De esta manera, se les ha ido proporcionando a estas personas sin hogar bocadillos, aunque también tuppers para que tengan comida caliente.

El problema es que este aumento de la demanda les ha obligado a realizar un esfuerzo económico importante: “Si antes ya teníamos las cuentas mal, ahora está aún peor”.

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