Diego Mateos y su socio trabajan desde hace tiempo en la apertura de dos nuevos restaurantes y un hotel con encanto en San Fernando. No pretendían que su inauguración se retrasara mucho más allá de marzo, pero los problemas para encontrar cocineros cualificados podrían obligarlos a ello. "No encontramos cocinero, cuando lo hemos anunciado en internet, por distintas vías", explica Mateos.

Facebook, la web de La Mariquita te jarta -el restaurante que gestionan actualmente en el centro comercial San Fernando Plaza-, páginas de restaurantes, web de trabajo o a través de amigos son algunos de los canales que han utilizado estos empresarios para poner anuncios con la esperanza de encontrar tres cocineros que completen el equipo de cocina de los establecimientos que quieren abrir en La Isla, dos de restauración y otro hotelero. "Ya tengo a un chico que trabajó con Martín Berasategui, que será el jefe de cocina, pero necesitamos otras tres personas que completen el equipo", insiste Diego Mateos, que no entiende por qué no encuentran a nadie cualificado para estos puestos. No es que no hayan recibido el curriculum vitae de interesados, sino que no tienen la cualificación necesaria. "Tengo tres bolsas llena de curriculum de personas, pero que no me sirven, porque no tienen formación en cocina, que es lo que buscamos, que hayan hecho cursos, no sólo que sepa cocinar", expone.

Ése es uno de los obstáculos que este empresario ha encontrado en su búsqueda de un cocinero: la falta de formación. Mejor dicho, de tres. "Viene mucha gente a decirme que su primo o que su tía cocinan muy bien, pero necesito gente cualificada y no la encuentro", expone. Pone ejemplos sencillos, y a fin de cuenta fáciles de entender: que sepa cortar una cebolla de distinta manera -fina, gorda, picada, en juliana-, que sepa cómo se hace una vichysoisse, que haga un pollo al horno. Son formas de decir una cosa sencilla: que sea un profesional de la cocina. "Necesito a alguien ágil, rápido, que pueda sacar varios platos a la vez para una mesa", comenta. Es una cuestión de calidad en la cocina para que se refleje en el servicio. Ni siquiera con una Escuela de Hostelería tan prestigiosa como la de Cádiz. "Yo soy de la Escuela -responde Diego Mateos-, pero ellos mismos me dicen que los alumnos de ahora están muy verdes todavía y los que han salido se van al norte a hacer las prácticas, y muchos se quedan allí".

Pero más allá de eso, lo que más sorprende a estos emprendedores son las respuestas que han recibido cuando han llamado a cocineros que están en el paro: no quieren trabajar. "He llamado a padres de familia que dicen que ahora no quieren trabajar, que están cobrando la prestación y que luego tienen la ayuda y que cuando se les acabe entonces buscarán algo", se lamenta. Otro caso es de gente que trabaja en el sector hotelero que esperan la llamada de su antigua empresa que vuelven a contratarlos con la apertura tras el cierre de temporada. "No lo entiendo, porque no tienen garantías de que vuelvan a llamarlos y prefieren esperar a tener un trabajo ya", continúa.

Si esta situación prosigue no podrán abrir en la fecha prevista, cuando ya tienen banquetes de comuniones y bodas concertados.