Provincia de Cádiz

Las dos caras de los astilleros

  • Batalla campal en Puerto Real durante casi dos horas y reparto de alimentos en un comedor social de la plantilla de La Isla

Tornillos, botes de humo y pelotas de goma, contra arroz, lentejas, macarrones o garbanzos. Son las dos caras de una misma moneda, las dos caras de unos astilleros que pasan por uno de los peores momentos de su historia.

La primera escena volvió a repetirse ayer en Navantia Puerto Real. Más de diez furgonetas de la Policía antidisturbio hicieron frente durante dos horas a la plantilla que, a las 11:30 horas, salía a la N-443 a la altura del puente Carranza. Con la factoría pertrechada para enfrentarse a la Policía, los trabajadores volvieron a reclamar carga de trabajo, a exigir a la dirección de Navantia una reunión y a solicitar del Gobierno su apoyo decidido para que culminen las gestiones comerciales emprendidas. Así lo afirmó el presidente del comité de empresa puertorrealeño, Ramón Linares.

No dio tiempo casi a más. En ese instante, la Policía apareció por el puente Carranza, desde Puerto Real y también por la carretera interior que accede a la factoría. Como es habitual, tirachinas y hondas cruzaron sus 'mensajes' con los 'disparos' antidisturbios que pretendían desalojar a los operarios de la carretera. La escena se reprodujo una y otra vez durante hora y media. Una carga policial desde el puente hacía que los trabajadores regresaran al interior de la factoría; en ese instante la Policía se replegaba. Los operarios volvían a salir a la calzada, y les tocaba el turno a los antidisturbios que aguardaban al otro lado, más cerca de Puerto Real. Así hasta que a la una de la tarde la plantilla dio por finalizada la refriega.

El caos circulatorio ayer en la Bahía fue, de nuevo, importante pese a que la Guardia Civil ya había desviado el tráfico en ambos sentidos nada más aparecer los empleados de Navantia.

En San Fernando, la escena fue raficalmente distinta. Los operarios de Navantia fueron depositando paquetes junto al albergue de San Vicente de Paúl (Federico Ozanam) hasta formar una montaña de considerables dimensiones.

A cada uno del millar largo de empleados de Navantia-San Fernando se le había pedido que acudiera con un kilo de productos perecederos para este comedor social, enclavado en el centro de La Isla (en la calle Lope de Vega). Casi todos, sin embargo, rebasaron ese límite. El resultado: más de una tonelada de víveres que fueron entregados al finalizar el recorrido de una singular marcha solidaria que los trabajadores hicieron a pie desde la factoría isleña, junto al Arsenal de La Carraca, hasta el céntrico albergue.

Con esta peculiar protesta, los trabajadores de la antigua Bazán, al tiempo que provechaban para reivindicar carga de trabajo para los astilleros públicos, trasladaban un doble mensaje: que no serían tantas las familias que a diario dependen de este tipo de centros sociales para subsistir si hubiese actividad económica en la Bahía y se apostara seriamente por la industria naval; y, también, que existe otra manera de protestar, de manifestarse y de hacer escuchar sus demandas.

"La lucha se expresa de muy distintas maneras, ésta es una de ellas.Las protestas de los compañeros de la factoría de Puerto Real (por las movilizaciones de ayer, en las que la plantilla se enfrentó contra la Policía) son otra manera de expresar esa lucha, también lícita, justa y plausible. De lo que no puede caber ninguna duda es de que vamos a seguir peleando por conseguir carga de trabajo para los astilleros. De una forma o de otra", dijo el presidente del comité de la factoría isleña, José Antonio Oliva.

Los trabajadores se refirieron a la protesta de ayer como una "movilización social". Fue una protesta revestida de solidaridad, una marcha 'del kilo' que, dado su carácter pacífico y solidario esquivó el enfrentamiento con la Policía -siempre polémico- e invitó a la sociedad isleña a que reflexionara.

"De alguna manera queremos que todo esto culmine en una gran manifestación por el empleo en la que todos, todos los colectivos, administraciones e instituciones, tendremos que dar el do de pecho", dijo Oliva, que anunció también una próxima marcha 'del kilo' que tendrá por destino final el otro comedor social que existe en la ciudad: El Pan Nuestro.

Con este gesto, la plantilla de Navantia procura también alentar el espíritu de las movilizaciones que en 2004 clamaron contra el cierre de Bazán y subrayar que la factoría y su millar de trabajadores forma indiscutiblemente parte de la sociedad isleña y, por tanto, sus reivindicaciones no son exclusivas de la plantilla, sino de todo SanFernando y de la Bahía.

"Solo la segunda fase de los BAM daría trabajo a 5.000 personas en la Bahía", recordó el presidente del comité de empresa. Fue la idea que estuvo presente durante toda la marcha: si Navantia tuviera garantizada carga de trabajo para el futuro, la situación económica de muchas familias en La Isla -y en la Bahía- mejoraría. "Es nuestra función social como empresa pública", insistió José AntonioOliva.

La protesta, que salió de la factoría isleña a la una de la tarde, discurrió de un modo pacífico y sin incidentes, si bien provocó algunas retenciones de tráfico puntuales.

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