Provincia de Cádiz

Un centenar de saharauis espera en Extranjería su legalización definitiva

  • Los concentrados ante la oficina de Cádiz aseguran proceder de la ex colonia española y exhiben antiguos documentos de sus padres · Subdelegación asegura que han llegado atraídos por un bulo

Una "absurda ficción", según la Subdelegación del Gobierno, ha llevado a decenas y decenas de personas ante las puertas de la Oficina de Extranjería en Cádiz, en la que están solicitando desde hace dos días la residencia española "en la falsa creencia de que podrán legalizar su estancia definitivamente". La Subdelegación afirma que la afluencia de estas personas, que atribuye a "la propalación de un bulo entre la comunidad extranjera", ha bloqueado el funcionamiento de la Oficina.

Han venido de toda Andalucía, convencidos por conversaciones telefónicas entre ellos de que en Cádiz se ha abierto un proceso extraordinario de legalización. Casi ninguno de ellos está parando en la provincia, y alguno incluso ha viajado desde las islas Canarias.

Ayer por la tarde, una cincuentena de hombres y mujeres de todas las edades aguardaban en el rincón de la calle Acacias que da entrada a las oficinas de Extranjería. "Pero mañana vendrán más, otras cien por lo menos", afirma Ahmed Saleh, saharaui de 34 años, que enseña una especie de lista de espera de 96 personas, como un turno oficioso y ordenado que él parece gestionar y que asegura que las solicitudes serán entregadas en ese orden.

Tanto Ahmed como los que acceden a hablar con el periodista aseguran que todos los que están allí son saharauis "radicados en Argelia o Mauritania, pero refugiados saharauis", y reclaman su derecho a que sus peticiones sean atendidas, por la vinculación colonial de su país con España y por su propia historia personal. Ali, de oficio "capitán de navegación" enseña una antigua cartilla de la Seguridad Social española, de aquellas blancas y envueltas en un librito de plástico, y señala su nombre: "Aquí estoy yo, el último de la lista, el más pequeño de mis cinco hermanos".

Todos piensan igual: "Nacimos bajo la bandera española, cuando el Sáhara occidental era vuestra colonia", dice Ahmed, erigido en una especie de portavoz del grupo. Él mismo exhibe el pasaporte argelino que le permitió entrar en España "hace años". "Un pasaporte de refugiado, que nos da el Gobierno de Argelia a los saharauis, a los que vivimos en los campamentos en la zona de Tinduf", asegura, a la vez que también muestra el carnet de la República Arabe Saharaui Democrática, en lucha por su independencia de Marruecos tras el abandono español. "Mi padre es mártir del Ejército español", remacha Ahmed para reforzar sus razones para obtener la residencia. "La pregunta es por qué no nos aceptan los papeles españoles", insiste Alí. Él, como muchos, saca en ese momento de su cartera un antiguo Documento Nacional de Identidad: "Mira, mi madre era española, aquí está su carnet", el mismo en el que aparece la palabra Sahara en la bandera española.

Abdatt Balla, dispuesto como todos a pasar la noche a la puerta de la oficina, expone la razón de su venida a Cádiz: "Todos tenemos familia en el Sahara, hermanos que dependen de nosotros, necesitamos la residencia para poder trabajar legalmente, de lo que sea".

El Gobierno español dice que lo que los ha traído a Cádiz es un bulo, pero ellos insisten en presentar las solicitudes y no falta incluso quien piensa que puede ser lo contrario, "una trampa para reunirnos a un buen grupo y expulsarnos a Argelia".

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