Consecuencias del coronavirus en Cádiz

La lucha por fabricar mascarillas en Prado del Rey

  • Banderas del Sur, con sede en Prado del Rey, intenta reorientar su negocio a la fabricación de mascarillas FFP2, pero lamenta la falta de colaboración del Gobierno y el bazar en el que se ha convertido el mercado chino

Un hombre con una mascarilla protectora tipo FFP2

Un hombre con una mascarilla protectora tipo FFP2 / Julio González

Francisco Gómez es el propietario de Banderas del Sur, una pequeña empresa de Prado del Rey dedicada a la fabricación de artículos textiles estampados y banderas. Al percatarse de la carestía de material sanitario por la epidemia de coronavirus, se lanzó junto a un socio valenciano a la aventura de fabricar una mascarilla de tipo FFP2, que brindan una mayor protección que las quirúrgicas, aprovechando la maquinaria con la que ya cuenta. Un mes después, su relato refleja la impotencia ante la falta de colaboración de las administraciones y el desfase que se está viviendo en el mercado chino, "con precios disparatados y comunidades autónomas y Gobierno quitándose mercancía unos a otros por unos céntimos".

El socio de Francisco Gómez es un empresario especializado en la distribución de material de seguridad y prevención. "Él ya había previsto este problema en enero y tenía mascarillas para sus clientes, pero no había hecho acopio para servir a todo un Gobierno, por lo que nos planteamos fabricar mascarillas FFP2, las que protegen realmente contra el virus, no las quirúrgicas", relata el propietario de Banderas del Sur. 

Ambos decidieron aprovechar la maquinaria con la que ya cuenta Banderas del Sur para fabricar esta mascarilla. "Tengo máquinas de costura y podemos contratar a más costureras. A partir de ese momento empezamos a movernos para diseñar la mascarilla y hacer las primeras pruebas", narra el empresario. Para garantizar que cumple con todos los requisitos de seguridad, han pedido que fuera certificada por el Instituto Textil Aitex, un organismo con sede en Alcoy especializado en la evaluación de equipos de protección individual (EPI).

Este camino está resultando arduo. Ninguno de los tres prototipos enviados ha logrado superar las pruebas. "Nadie te ayuda ni te guía. Estamos tratando de hacer en días lo que una empresa en tiempos normales tardaría semanas en lograr", explica Gómez. Esta semana prevé enviar una nueva remesa con unos filtros mejorados con los que confía en lograr la certificación.

En paralelo, se han planteado comprar en China maquinaria específica para fabricar este tipo de mascarillas. Hace tres semanas, un fabricante chino les ofreció un presupuesto de 120.000 euros, a los que se tendrían que sumar otros 30.000 euros del transporte por avión.

Pero sin un compromiso de una administración para comprarles la producción, la inversión no es viable para esta empresa. "Solicitamos hace tres semanas al Ministerio de Industria ese compromiso que nos daría la posibilidad de buscar la financiación para traer la máquina. Seguimos sin respuesta", relata el empresario, que no puede ocultar su indignación cuando el Gobierno anunció la pasada semana que "habían contratado al Grupo Mondragón la fabricación de millones de mascarillas comprando maquinaria en China".

"En el bazar chino están compitiendo el Gobierno y las comunidades autónomas por quitarse mercancía unos a otros por unos céntimos"

El problema estriba en que cada día que pasa los precios varían, y siempre al alza. "No están disparados, están disparatados. Los presupuestos que nos dan ahora para las máquinas superan los 200.000 euros. Pero son máquinas que se pueden rentabilizar siempre y cuando no compres 500 millones de mascarillas en China", señala Francisco Gómez. "El Gobierno está compitiendo en el bazar chino con el resto de comunidades autónomas, que se quitan mercancía unas a otras por unos céntimos", agrega el empresario, que lamenta que "estamos haciendo ricos a los que se inventaron esta pandemia".

Esta hiperinflación se traslada a los componentes de las propias mascarillas. Las de tipo FFP2 tienen un filtro especial que impide el paso de los virus. "Nos están pidendo barbaridades. En Turquía dicen que la producción de un año ya está vendida. Y en Polonia no están pidiendo más de 500 dólares para una muestra de 50 gramos. Es un abuso", explica.

Lo peor a su juicio es el silencio de la administración. "Sólo logramos contactar con el Ministerio de Industria después de salir en la radio. No nos han ayudado nada. Y en la Junta sólo ha habido buenas palabras", lamenta.

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