Desescalada en la crisis del coronavirus

Día 1 del verano de los sevillanos en Chipiona

  • La movilidad ya permitida entre las provincias andaluzas y el puente festivo del Corpus adelantan la temporada estival en la localidad del moscatel.

Un sevillano esta mañana en la playa chipionera de La Cruz del Mar.

Un sevillano esta mañana en la playa chipionera de La Cruz del Mar.

Viento de Poniente con tiempo fresco. Las condiciones meteorológicas de este jueves en Chipiona no son precisamente halagüeñas. Sin embargo, en este municipio gaditano no se trata de un jueves cualquiera, por marcar el inicio del puente festivo del Corpus en Sevilla en la misma semana en la que la desescalada de la crisis del coronavirus permite la movilidad entre las provincias andaluzas. En pocas palabras: Chipiona esperaba la llegada de numerosos sevillanos que tienen su segunda residencia en la localidad del moscatel. Y así ha sido, con visita a la playa incluida a pesar del ausente calor.

Bajamos a la playa de La Cruz del Mar. Muy cerca del Paseo Marítimo, Sergio, un peluquero de Camas que reside en Bormujos, nos cuenta que podrá disfrutar de todo el puente en Chipiona, pero luego le esperan a su familia las obligaciones laborales y escolares. “Está el día para estar abrigado, pero a quienes somos amantes del sol y playa nos gusta la playa hasta en invierno”, comenta este bético “desde que mi madre me parió” que piensa ver el derbi sevillano en el mismo bar-churrería donde ha desayunado, persuadido por un cartel grande que anuncia el esperadísimo partido de fútbol.

Su amigo Diego, chipionero que trabaja en el sector de la flor cortada -una de las actividades económicas de la zona más castigadas por las consecuencias de la pandemia- afirma que el pasado lunes comenzaron a llegar a Chipiona los primeros sevillanos, que este jueves también han empezado a dejarse ver muchos visitantes, pero que la mayor afluencia “se va a notar” a partir de este fin de semana y que será entonces cuando la economía del pueblo empiece a sentirlo. Afortunadamente, claro.

Triana, Pino Montano, Macarena... El recorrido que hacemos por la playa de Chipiona tiene acento sevillano. La abuela Carmen acaba de reencontrarse con la localidad gaditana y no piensa volver a Sevilla hasta que acabe el verano, salvo por motivos estrictamente necesarios. Su hija Susana asiente, porque teletrabaja, a diferencia de su marido, que tendrá que estar yendo y viviendo porque su empleo es presencial. De momento, nada de traje de baño y toallas para taparse, porque no está el día para andar cogiendo frío.

No hay sombrillas desplegadas. Casi nadie en el agua. Jesús es un jubilado de la barriada de El Zodíaco al que el decreto del estado de alarma le pilló en Chipiona y no ha podido regresar a Sevilla desde entonces. Efectivamente, lleva tres meses con su mujer en el municipio gaditano. Lamenta no haber podido estar con sus nietos, a los que verá en cuestión de días.

“Conozco a mucha gente de Sevilla y desde el lunes estoy saludando a muchos. Aquí hay media Algaba”, dice en una conversación que ha interrumpido su lectura de prensa deportiva. Luce un llamativo moreno porque visita la playa diariamente desde que el confinamiento dejó paso a la desescalada.

71 años tiene Pepe. Desde niño tiene en Chipiona su segunda casa. Fue “de los primeritos” que llegó al pueblo el pasado lunes. Y no se irá hasta que pase el verano. “Mi abuelo era el carpintero del Santuario de Regla. Pasó en Chipiona incluso la Guerra”, recuerda orgulloso antes de abandonar la playa con su bicicleta.

El Gobierno local ha aprobado este mismo jueves el plan de contingencia para la temporada de playas, que recoge un aforo máximo que supera los 60.000 bañistas. Ni que decirse tiene que muchos de ellos serán sevillanos. Cada uno con su historia, esta vez de la mano de la crisis del coronavirus.

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