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La economía sumergida hace pagar 1.209 euros de más a cada gaditano

  • Esa cantidad sería lo que cada uno de nosotros se ahorraría en una situación de justicia fiscal, según el estudio presentado hoy en la CEC 

  • Además, respecto a renta per cápita, a nivel individual perdemos otros 323 euros

A nivel nacional, la economía sumergida es más alta en Andalucía, Extremadura, Murcia y Canarias.

A nivel nacional, la economía sumergida es más alta en Andalucía, Extremadura, Murcia y Canarias. / Matilde de la Cruz

Sólo en 2020, la provincia gaditana dejó de ingresar en las arcas públicas un total de 1.500 millones de euros a causa de la economía sumergida. Una barbaridad, sí, pero mucho menos que la hemorragia de dinero que se dio en la época del ladrillazo y su posterior desplome, cuando el pico estimado de fraude al respecto superó el 30% y se llegaron a los 2.500 millones de euros de menos. 

El economista de la Universidad de Milán Vicente Ríos comenta que esta es la consecuencia más "llamativa" del efecto de la economía sumergida en la provincia. El especialista presentaba en la sede del CEC esta mañana el Estudio sobre la Economía sumergida en la provincia de Cádiz, realizado en colaboración con la Diputación gaditana, en compañía de José María Román y José Andrés Santos, vicepresidente de la Confederación de Empresarios.

Como es lógico, las épocas de crisis suelen ver una eclosión de este tipo de prácticas. En 2020, la estimación más fiable del porcentaje de economía sumergida se sitúa en Cádiz en un 19,6%, aunque la posible infraestimación (teniendo en cuenta también las operaciones en e-commerce, criptomonedas, etc.) llega al 24,7%. Eso sí, el promedio histórico ha sido brutal: un 33,5% en el periodo de 1986-2020, mientras que la media española no suele llegar al 20%. Por supuesto, las diferencias entre regiones dentro de nuestro país, son significativas, siendo las que menos fraude presentan País Vasco, Navarra y La Rioja, mientras que la bolsa del sur (Extremadura, Murcia, Canarias y Andalucía) arroja porcentajes similares al nuestro. 

"En total -añade Vicente Ríos-, cada gaditano está pagando un sobrecoste de 1.209 euros en impuestos al año por los servicios que recibe. Eso es mucho. Pensamos que, en un escenario moderado de recaudación, se podrían llegar a recolectar 836 millones de la cifra total de pérdida, un 4% del PIB, lo que se traduciría en políticas mucho mejores". 

En comparación, el efecto en la renta per cápita no es tan potente como el agujero en la fiscalidad, con una diferencia negativa en el crecimiento de -2%:  16.520 euros en lugar de 16.197 (323 euros menos por cada gaditano). 

"La pregunta con este tema es cuánto puede soportar un sistema impositivo lacrado por la economía sumergida -comenta Ríos, que ha participado también en un informe al respecto para el Parlamento navarro-, en un escenario de reducción de ingresos fiscales, lo que provoca carencias estructurales y de sostenibilidad crónica, además de efectos negativos en el crecimiento económico y una distorsión de datos en la contabilidad regional y nacional, porque la información no refleja la realidad".

"A nivel micro -continúa-, también se produce una deficiencia asignativa a los recursos. Es fácil que empresas que no cumplan puedan sobrevivir y viceversa, con lo cual lastra la línea que dice que son los mejores los que sobreviven en el mercado".

Para el experto, el tema de la economía sumergida es uno de los  "más complicados porque, evidentemente, no lo observamos, y el efectivo es mucho más difícil de trazar que el electrónico". Una forma de lograrlo es calcular la trayectoria del efectivo en un mundo sin y con impuestos, y "esa diferencia, con correcciones, te dará la ratio de la economía sumergida". 

Pero los nuevos tiempos también traen nuevas trampas: "En los últimos 5-10 años, se ha dado un cambio muy importante con la emergencia de fenómenos como el e-commerce, los softwares de contabilidad doble, las criptomonedas, etc. Por eso, los resultados del efecto extendido para 2020 situarían el nivel medio estimado en la provincia en un 24,7%, frente al 19,7% de efectivo".

Respecto a las causas, Vicente Ríos explica que las variables con más peso en la provincia son la ratio de dinero efectivo en relación al electrónico, el aumento de la presión fiscal y, por último, la calidad institucional y la educación. "Podríamos decir que la inercia actual favorece que esta tendencia caiga porque, por ejemplo, cada vez tenemos menos dinero físico circulando y sí cada vez una mayor educación, con unos valores cívicos más altos". Este aspecto, el de la moral tributaria, "es importante en los países del norte de Europa, y está relacionado con la calidad de las instituciones, la escasa corrupción y unos servicios públicos de calidad, con lo cual hay una situación de mayor cooperación entre administración y ciudadanos".

Junto a la "educación fiscal de contribuyentes y pequeñas empresas" es importante, para el economista, "la accesibilidad, que se facilite el cumplimiento, así como aumentar la detección, con más recursos humanos, controles, impulsar buzones de denuncias públicas, etc. Además, se hace necesario mejorar la mediación y cuantificación de las estadísticas, sobre todo, a nivel regional". Como diría House, este último punto es rebaladizo porque todo el mundo miente, "aunque digas que es un estudio científico y los datos son confidenciales. De forma que ni siquiera podemos decir, con la estadística en la mano, si el perfil lo integran principalmente megarricos o mucha gente 'normal' que opera a pequeña escala". 

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