Elecciones andaluzas | Política de barra

La ideología de los andaluces

  • El Despacho de Vinos de Jerez de Los Caños de Meca no es un bar al uso, sino un refugio para una clientela que no se sorprende de que el PSOE gobierne siempre en Andalucía

Parroquianos a la puerta del Despacho de Vinos de Jerez, en Caños de Meca.

Parroquianos a la puerta del Despacho de Vinos de Jerez, en Caños de Meca. / Manuel Aragón Pina

En la costa de La Janda el otoño desapacible despuebla el lugar. La política, en su vertiente más inhumana, sólo ha aparecido por sus dominios en estos días en forma de cuerpos humanos arrojados a la cara como bofetadas. Buscar un bar abierto en la franja costera entre Conil y Barbate se antoja una misión imposible un jueves de noviembre con persistente lluvia. En el cabo de Trafalgar, un emblema como Las Dunas está casi vacío a mediodía. Tan sólo dos o tres parejas de guiris evidentes hacen la sobremesa en la penumbra provocada por la nubosidad. “Hoy poca gente vais a encontrar por aquí que quiera ni pueda hablar de política andaluza”, dice el encargado de atender la solitaria barra, con una sonrisa condescendiente.

Y por El Palmar, una multitud de ociosos surferos llena el agua y la carretera costera, bien intentando coger la ola bien preparando sus tablas, ajenos a la posibilidad bien cierta de toparse con el cuerpo de otro infortunado en busca de fortuna. Los bares están igualmente cerrados, y no parece que ese público que viste neopreno ajustado se vaya a avenir a responder sobre por qué el PSOE está gobernando desde siempre en democracia.

Pero la fortuna guía la suerte de los insistentes. En Caños de Meca sí, ahí se encuentra un reducto invencible, un local que lleva el genérico y modesto nombre de ‘Despacho de vinos de Jerez’, con todo el aspecto de concentrar en pocos metros cuadrados el significado de ‘sabor’ que tan gratuitamente se aplica a otros establecimientos. Allí se reúnen en ese mediodía gris no más de media docena de clientes para quitarse la humedad fría del ambiente con la humedad más cálida de los vinos del Marco.

Manuel, con una copa en la mano, ante la mínima barra que pelea por el espacio físico con las botas de vino y pequeños taburetes de todos los estilos, suelta su particular teoría sobre la razón que hace que el PSOE gobierne en Andalucía desde que somos democracia: “Algo falla. ¿Por qué gobierna siempre? Lo ignoro. O a lo mejor es que hay mucha gente ignorante. Ellos lo pintan todo de un color muy bonito, pero la verdad es que aquí se ha llevado todo el mundo”. Y suelta un proverbio que no se sabe si aclara mucho su postura: “Todos los pájaros comen trigo, y las culpas se las lleva el gorrión ¿no?”.

Obviamente, el voto es secreto y Manuel no desvela sus intenciones ante la urna, “pero la cosa está muy jodida; veo muy difícil que esto se arregle”, sentencia. “Ojalá me equivoque”, concluye sin que el periodista tenga muy claro sobre qué.

Sentado en uno de los taburetes, un joven cliente se niega a responder con un simple “no tengo nada que decir”, mientras a su lado un jubilado sonríe con el amontillado al que luego se ofrecerá a convidar a los visitantes. Pero tampoco quiere opinar. “No, no es que me importe, pero yo prefiero que opinen los jóvenes”, dice con modestia de mayor. “Nosotros ya hemos cumplido nuestro papel, la juventud es la que tiene que empujar ¿no? Las ideas de los jóvenes siempre son más afinadas. Además, yo prefiero escuchar lo que dicen ellos”.

La suerte sigue estando con nosotros, porque fuera, pegados a la puerta y justo en el límite de donde se permite fumar, se reúnen tres treintaañeros (como mucho). Isabel es trabajadora social y, antes de empezar a dar su opinión de joven, se apresura a declarar que es gitana de Jerez, que está allí con una copa de amontillao para celebrar el Día Andaluz del Pueblo Gitano (“¡Ole!”, grita), y que precisamente una prima suya, Sandra Heredia, figura en las listas de Podemos por Sevilla.

Para ella, el PSOE ha gobernado siempre porque “Andalucía vive de la campiña, es obrera y es humilde; y la izquierda va apoyar siempre a las personas mucho más que la derecha. La derecha siempre va a recortar más los recursos sociales, e incluso a que los recursos andaluces los aproveche la gente de fuera...”

Su amiga Mónica, que se sienta también fuera con su cigarro, dice concidir con Isabel, pero (ella es gallega) no está de acuerdo con que sean precisamente los de fuera los que se quedan con los recursos andaluces: “Aquí también hay muchos, de las familias poderosas, que se aprovechan”. Aunque no quiere hablar porque dice no sentirse con derecho a opinar desde fuera y sin conocer bien la situación. Mónica admite que su profesión ahora mismo es la de “vividora. ¡Sí, sí, vivo la vida!!” proclama sin importarle provocar con sus palabras envidia o rencor, o las dos cosas.

Así que Isabel retoma su razonamiento: “Es que además, aquí el PP se ha representado siempre como el sector más antiguo, el que favorece los recortes, a los señoritos, a los caciques... aunque saca votos, entre la gente menos abierta de pensamiento. Vamos, que yo no quiero a Susana Díaz, que para mí es una marioneta del sistema, pero por otro lado como mujer yo la apoyo...”.

Al lado de las dos, Antonio comparte vino. “Yo más bien estoy de acuerdo con Isabel –dice con discreción no exenta de normalidad–. Aquí gana el PSOE porque es la ideología que tenemos los andaluces. Vamos, que va a pasar mucho tiempo antes de que el PP gobierne”. Y a partir de ahí, la cosa se desata con brindis por el pueblo gitano: “Los gitanos no serían nada sin Andalucía, ni Andalucía sin los gitanos, señores, hoy es un día para cantar”, anima Isabel, que se arranca con un villancico. “Tin tin, Catalina, tin tin, Concepción...”, jalonados con vivas a Jerez (“¡y sus playas!”) y chocar de copas.

“Hay que cantar y beber, vale, pero cuando vean esto –apunta Manuel– que no piensen por ahí que los andaluces estamos siempre cantando y que no trabajamos; que sabemos hacer las dos cosas, y además cantar viene muy bien para quitar las penas”. Pues que viva Jerez... en los Caños de Meca, una de sus mejores playas.

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