UN SECTOR QUE INTENTA RESURGIR

Un filón sin explotar

  • Las salinas pueden ser una fuente de riqueza para la comarca de la Bahía pero el sector no acaba de despegar aunque hay señales de recuperación

En 2008, Jesús Sánchez-Ferragut entregó a la Demarcación de Costas de Cádiz el trabajo titulado Asesoramiento en prioridades de actuación en fincas salineras de la Bahía de Cádiz. Tras recorrer la práctica totalidad de las 96 salinas que conforman el Parque Natural, pudo comprobar que casi todas necesitaban actuaciones importantes, bien en las vueltas afuera o en las compuertas, elementos básicos que garantizan la correcta circulación hídrica en las salinas, verdadera alma de todo el sistema salinero.

"Si se pierde el sistema de circulación del agua, se pierden las salinas, por colmatación en unos casos, y por inundación en otros. Si se pierden las salinas, se pierde una fuente de riqueza; y la avifauna marina, y también tradición, historia y cultura. Todo eso, correctamente gestionado, permitiría la reactivación de una parte significativa de la Bahía de Cádiz", explica Sánchez-Ferragut, un abogado con una dilatada experiencia en el mundo del mar, desde los seguros marítimos a la transformación de los productos del mar y la acuicultura.

Han pasado seis años desde que fueron presentadas las conclusiones de aquel estudio que certificaba el abandono que sufrían las salinas del Parque Natural de la Bahía de Cádiz. La situación no sólo no ha mejorado sino que es peor. No obstante, Sánchez-Ferragut y otros expertos coinciden en advertir que hay señales de que es posible la recuperación y también en que las salinas constituyen un recurso absolutamente privilegiado, un filón sin explotar.

A mediados del siglo XX había unas 170 salinas en la Bahía de Cádiz. Ahora quedan cuatro salinas artesanales en explotación: La Esperanza, gestionada por la Universidad de Cádiz (UCA), en Puerto Real; San Vicente, en San Fernando; Bartivás, en Chiclana; y El Águila en Puerto Real. Las otras seis o siete salinas que funcionan son industriales. Entre ellas, Molino de Osio, en Puerto Real; Los Hermanos, en Chiclana; El Estanquillo, en San Fernando; y Santa María, en El Puerto. La salina La Tapa, de una multinacional francesa, está ahora sin explotación. Y, por contra, hace poco ha recibido la autorización ambiental la salina Cetina, que sumará unas 1.000 hectáreas a la de Santa María (de unas 850), la más grande de Andalucía y perteneciente a la misma empresa. Una empresa que va bien y que funciona con un compromiso ambiental importante, según considera Juan Martín, gerente de la fundación Ceimar, presidida por la UCA, un campus que pretende ser referente internacional en docencia e investigación en las temáticas marinas.

Martín también colabora con el Fondo para la Custodia y Recuperación de la Marisma Salinera, una asociación sin ánimo de lucro creada en 2012 por un grupo de profesionales independientes que defienden la viabilidad económica y ambiental de las salinas artesanales y tradicionales.

Juan Martín califica de "drama" lo que ha ocurrido en las últimas décadas con las salinas en la Bahía de Cádiz. La crisis salinera de los años setenta fue mundial, explica, ocurrió en todo el mundo. Pero Francia se adaptó. En un breve espacio de tiempo crearon cooperativas de productores y adscribieron las salinas al departamento de Medio Ambiente. En España dependen de Minas, lo que pone en una desventaja competitiva al salinero español con respecto al portugués y al francés por el simple hecho de que, por ejemplo, el gasoil de las explotaciones salineras francesas está acogido a la PAC, la política agraria comunitaria. De modo que las salinas francesas están acogidas a la PAC y las españolas, no.

Sánchez-Ferragut apunta que a la situación de abandono de las salinas se llegó a causa de varios factores. Primero, señala, por la pérdida del mercado de la sal de la Bahía de Cádiz: bajadas del precio, competencia de países emergentes, uso de otras sales para la industria… En segundo lugar, añade, la antigua Ley de Costas y los deslindes practicados privaron a salineros y acuicultores de la propiedad plena de los predios salineros y con ello de la posibilidad de obtener financiación hipotecaria. Y tercero, la creación del Parque Natural Bahía de Cádiz, que ha venido a regular los usos permitidos en las salinas. "Aunque la actividad salinera y la acuícola sí son usos permitidos, lo cierto es que la actividad ha estado encorsetada por un sistema que obligaba a complicadas soluciones y autorizaciones interadministrativas cada vez que se emprendía o modificaba una actividad", explica Sánchez-Ferragut.

El reto, ahora, es dar a conocer las potencialidades que tienen las salinas, anota Juan Martín. "Sólo de sal no viven la salinas ni deberían. Hoy generan sal. Pero también pescado de estero, que si se hiciera bien, si no se echara tanto medicamento y tanto pienso, tendría una calidad diferenciada. También se producen algas, salicornia, betacarotenos. Y camarones, ostiones... La salina, la marisma salinera, es un nicho económico importantísimo. Yo estoy absolutamente convencido de los recursos económicos que se generan; la flor de sal se está vendiendo en un tarro de 250 gramos a 6 euros; un kilo de sal industrial vale 11 céntimos".

Martín considera "impensable" lo que generaría la puesta en marcha de cinco o seis empresas con criterios modernos. "Lo que pretendemos", señala, "es que haya un uso de la marisma salinera sostenible y coherente: que haya una empresa que produzca microalgas, una empresa especializada en turismo ornitológico que traiga ornitólogos a ver pájaros, empresas salineras que envasen y empaqueten productos gourmet, como hace San Vicente, que tiene sales con vino, con especias, que están innovando, que hacen despesques. Que haya una diversificación económica. Por supuesto, con un mantenimiento y un uso de la salina".

Jesús Sánchez-Ferragut cree que en el horizonte hay señales claras de una posible recuperación. "La reciente reforma de la Ley de Costas", comenta, "va a permitir que las explotaciones salineras y acuícolas de la Bahía no constituyan parte del Dominio Público Marítimo Terrestre, aunque es cierto que aún hay que esperar un poco a que sea aprobado y publicado el nuevo Reglamento de la Ley de Costas, que será el instrumento que aclare y marque el camino. El Parque Natural Bahía de Cádiz apuesta por un mejor aprovechamiento de los recursos del Parque, lo que sin duda contribuirá al nacimiento de nuevas propuestas innovadoras y emprendedoras. Y, en fin, iniciativas como la del alcalde de San Fernando de convocar un Plan para la Dinamización de las Salinas y Esteros de San Fernando, sin duda van a ser fundamentales para el lanzamiento de nuevas actividades en las salinas, porque es vital la implicación de todas las administraciones públicas, empezando por las locales".

¿Y el futuro inmediato de las salinas? "En mi opinión", dice Sánchez-Ferragut, "pasa por la creación urgente de un mercado. Y para crearlo es necesaria la estrecha colaboración entre las administraciones municipal, provincial, autonómica y estatal, de manera que el emprendedor se vea arropado y apoyado. Porque creando mercado se crean las posibilidades de acceso a la financiación privada, que es otro de los padecimientos endémicos de los emprendedores. Y un mercado consolidado crea otros alternativos, y necesidades de formación específica, y al final todo suma. Es cierto que las tasas de desempleo en la Bahía de Cádiz son alarmantes, y que hay que tomar medidas urgentes para ello, pero también es importante aplicar el principio económico de que hay que saber diferenciar lo importante de lo urgente. Y crear mercado en la Bahía de Cádiz es muy importante".

Juan Martín estima que habría que copiar el modelo francés. "El modelo de cooperativismo", comenta, "de comercialización y envasado en conjunto, de creación de nuevos productos. Ellos producen hasta caramelos con sal, licores de sal, tienen una vertiente turística sostenible muy importante".

En Francia hay comarcas enteras que viven por y para las salinas, territorios absolutamente sostenibles. "Hacer todo eso aquí es posible", dice Martín, "no estamos hablando de un sueño. De la noche a la mañana no se pueden poner en marcha 50 salinas. Pero sí se pueden hacer pequeños esfuerzos que cristalizarían en unos años. Hay suficiente materia, haciendo bien las cosas".

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios