Provincia de Cádiz

Una "historia de amor" al Rocío

  • El jerezano Joaquín Perea relató su vinculación rociera en el pregón

Dos anuncios que nunca se olvidan hicieron más fuertes su devoción a la Virgen del Rocío. Ésta fue la principal 'excusa' para que el jerezano Joaquín Perea, delegado diocesano de hermandades y cofradías, aceptara el ofrecimiento hecho unos meses por la hermandad de El Puerto para que realizara el pregón de la romería de Pentecostés. Perea anunció la llegada del Rocío el pasado sábado por la noche ante una auditorio municipal del hotel Monasterio que volvió a llenarse para este acto.

Y esos anuncios que hizo mención Perea fueron los embarazos de su mujer y el de su hija. El primero ocurrió en 1979, y fue horas antes de que él y su mujer marcharan a la aldea almonteña para asistir a la Romería. El segundo ocurrió el pasado mes de noviembre (días después de que le ofrecieran hacer el pregón de El Puerto y que rechazó inicialmente) y se produjo en unas circunstancias relacionadas también con el Rocío, ya que fue días antes de que el delegado diocesano acompañara a la filial jerezana a la aldea de Almonte a uno de los actos que realiza durante el año. Perea recordó estos "dos hechos en torno al Rocío" en su vida y reflexionó el ofrecimiento. Momentos después decía que sí al pregón a Gonzalo Ganaza, hermano mayor de la corporación portuense. El responsable diocesano se estrenaba en exaltaciones a hermandades del Rocío, aunque tiene una amplia trayectoria en hermandades de penitencia. Pero advirtió que el de ayer iba a ser "el último".

Perea, desde el inicio, expresó la intención de su elocución: "Para mí el pregón es una historia, y yo quiero contar una historia de amor". No en vano, fue su mujer, Rosario Barrones, la que lo presentó. Perea quiso que, al igual que lo hizo en su primer pregón, también lo hiciera en el último.

Hubo palabras de reconocimiento hacia la filial portuense, una de las más antiguas, constatado con documentos, aunque se perdiera con el tiempo y posteriormente se reorganizara (el próximo año celebrará el cincuentenario de su refundación). De ella alabó su "lucha no por la antigüedad sino por el amor". Y destacó sus celebraciones semanales de la palabra y sus eucaristías, verdaderos actos de fomento de la fe a lo largo del año.

Hizo también una descripción del camino de la Romería. Eso sí, apuntó que "no sé si soy rociero, pero amo a la Virgen del Rocío". Y recordó como cada año está con El Puerto en la primera eucaristía que se celebra en el Coto conjuntamente con la filial de Jerez y que es oficiada por el obispo, Juan del Río. Además insistió en que acompaña a los portuenses durante parte del camino hasta el rezo del ángelus, que lo realiza también el prelado jerezano en esa primera jornada de camino.

En el final de su pregón, Joaquín Perea insistió en la idea inicial. El Rocío es "una historia de amor que no tiene límites". Es un amor a la Virgen, a la familia y a la vida. Acabó con un 'Dios te salve, Rocío' y unos 'vivas' dedicados a la reina de las marismas y a la hermandad.

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