El juego de la humillación

Juicio a cinco soldados por una agresión sexual a otro

La Audiencia acoge un juicio a cinco infantes de Marina procesados por una agresión sexual a un soldado novato.

El fiscal solicita 12 años de prisión para dos de ellos y siete para el resto.

MIGUEL GUILLÉN.
MIGUEL GUILLÉN.
Julia Alarcón

05 de abril 2019 - 05:00

Cádiz/La Audiencia Provincial de Cádiz ha celebrado recientemente un juicio a cinco soldados de Infantería de Marina acusados de agredir sexualmente a otro soldado de 19 años con una botella a bordo del buque Castilla en 2010.

En sus conclusiones provisionales, la Fiscalía solicitó para cada uno de los procesados la pena de siete años y medio de cárcel por intento de agresión sexual. Sin embargo, una vez finalizada la vista y practicadas todas las pruebas testificales y periciales, el fiscal ha decidido elevar su petición de cárcel para dos de ellos hasta los 12 años por considerarlos autores de una agresión sexual consumada (no intentada).

"Vamos a violarlo"

En su informe final, la acusación pública sostiene que el 8 de noviembre de 2010 los cinco encausados, soldados del Cuerpo de Infantería de Marina, realizaban a bordo del buque Castilla Castillalos ejercicios denominados Flotex. Ese día, en una hora no determinada pero próxima a la cena, los procesados se encontraban en las dependencias del sollado número 18 del citado buque junto al denunciante, entonces de 19 años de edad y recién ingresado en el cuerpo, cuando dos de ellos gritaron “vamos a violarlo”.

En ese instante, dice el fiscal, los cinco acusados emplearon la violencia precisa para vencer la resistencia de la víctima, lo subieron entre todos a una mesa y le ataron las piernas con una sábana a las patas de la mesa. En esa disposición, le quitaron la ropa y uno de los encausados intentó agredirlo sexualmente con una botella de agua, si bien el joven, al comprobar los propósitos de sus compañeros, se revolvió y consiguió desasirse.

Según la Fiscalía, tres de los encausados que habían participado hasta ese momento en los hechos que comprometían la libertad sexual del infante, cesaron en su intervención y dieron por finalizado el ataque. Los otros dos, sin embargo, siguieron adelante.

Así pues, la víctima se incorporó de la mesa, pero al tener las piernas aún atadas, cayó finalmente al suelo, lo que fue aprovechado por dos procesados para abalanzarse de nuevo sobre el joven soldado e inmovilizarlo boca abajo. De esta forma, uno de los marineros acusados le introdujo el gollete de la botella en el ano.

A raíz de estos hechos, subraya el Ministerio Fiscal en su informe, el denunciante presenta trastorno de estrés postraumático que, debido a su duración en el tiempo, le ha ocasionado una transformación persistente de la personalidad como respuesta a ese trastorno cronificado y no resuelto. Por esta razón, la sintomatología se ha insertado y forma parte de su personalidad, con el resultado de ser una secuela irreversible.

La declaración de la víctima

Para el fiscal, la declaración de la víctima ha sido clave en este procedimiento, en tanto que su versión cuenta con “elementos razonables” para considerar que los hechos ocurrieron tal y como los narró en fase de instrucción y durante la celebración del juicio.

La acusación pública ha recordado que, en un principio, el joven agredido estaba bloqueado, no quería denunciar para no verse señalado en el Ejército y pretendía zanjar este asunto con el silencio. Sin embargo, al comprobar que el incidente había trascendido entre muchos de sus compañeros –incluso de una forma exagerada– y que ya era imposible pasar desapercibido ante tantos rumores, optó por acudir a la Justicia.

La misma noche del 8 de noviembre, ha explicado el fiscal, un cabo encontró al soldado atacado llorando y lo interrogó insistentemente hasta que consiguió que le contase lo sucedido. Se activó entonces la cadena de mando. El cabo dio cuenta de los hechos a sus superiores y estos impusieron a los soldados implicados la sanción disciplinaria máxima entonces: 15 días de arresto. El asunto desembocó en la Fiscalía Militar y después, en la Fiscalía Provincial de Cádiz.

El Ministerio Público también ha incidido en que los mismos acusados han admitido durante la celebración de la vista oral que pretendían gastar “una broma” al denunciante, para cuya ejecución han reconocido que lo inmovilizaron en la mesa. Ahora bien, los procesados han negado cualquier tipo de agresión sexual y han alegado en su defensa que emplearon la botella sólo para golpear al joven. Sus abogados han pedido la absolución.

Además de las penas privativas de libertad, la Fiscalía ha solicitado que los dos procesados por agresión sexual indemnicen a la víctima de forma conjunta en la cantidad de 100.000 euros. Para los otros tres acusados por intento de agresión sexual, el fiscal ha planteado una calificación alternativa por trato degradante y ha pedido dos años de cárcel, además de otra indemnización económica conjunta de 30.000 euros.

El juicio se ha desarrollado durante varios días en la Audiencia Provincial de Cádiz a puerta cerrada. No obstante, a este periódico se le permitió acceder en la última jornada de la vista oral únicamente a la intervención final del fiscal, no a las de las defensas ni a la de la acusación particular.

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