Moratoria judicial

Una moratoria de dos años evita a un joven de Conil ingresar en prisión por construir su casa sin licencia

  • En ese plazo el PGOU debe cambiar la calificaciones de los terrenos donde se asienta la vivienda

Juan Jesús Ramírez, a la puerta de su vivienda junto a su pareja Petri e hijo, Aday.

Juan Jesús Ramírez, a la puerta de su vivienda junto a su pareja Petri e hijo, Aday. / D.C. (Conil)

Como si de un cuento de Navidad se tratase, la familia de Juan Jesus Ramírez está viviendo en estos días un sueño, para el que aún no se sabe si habrá un final feliz. Lo que sí está claro, es que la amenaza de su ingreso inmediato en prisión y el derribo de la vivienda que construyó en la zona de Pocito Blanco, no se hará efectiva, de momento.

A finales del pasado mes se conocía la historia de este vecino de Conil  de  34 años. Es uno de  los  14 afectados por un expediente judicial abierto a raíz de la construcción de una vivienda en situación irregular.

Ayer lunes, día 23 de  diciembre, se preveía reunir un tribunal judicial para decidir si entraba o no en prisión por ese asunto, ya que existen dos sentencias, una del 20 de noviembre de 2017 y otra del 20 de diciembre de 2017, dictadas por Juzgado de lo Penal Número 1 de Cádiz que le condenan a la privación de libertad y al derribo de la vivienda que ha dado origen a esta causa.

Juan Jesús, junto a su pareja, Petri de 34 años y el  hijo de  ambos, Aday, un menor de nueve meses, se han enfrentado a la que pudiera ser la peor Navidad de sus vidas. Este conileño recibió hace cuatro años una sentencia definitiva que implicaba una sanción económica de 1.300 euros, la  demolición de  la  vivienda construida y dos años de  prisión para él.

Según recoge el Auto dictado por la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Cádiz, y defendido por el letrado de Chiclana, Diego Butrón, este alto tribunal gaditano ha estimado el recurso de apelación y ha ampliado a cinco años la suspensión de la pena de privación de libertad a contar desde el 21 de abril de 2016, es decir hasta el 21 de abril de 2021.

Durante este año y medio, esperan que el Ayuntamiento de Conil pueda sacar adelante la modificación de la calificación urbanística de los terrenos donde se asienta la vivienda en cuestión, y el Asimilado Fuera de Ordenación (AFO) evite su demolición.

Este Auto, del que se ha enviado copia a la concejala de Urbanismo del Ayuntamiento de Conil, Mari Carmen García, para su conocimiento, prolonga hasta el máximo legal la suspensión de la ejecución de la pena privativa de libertad y del derribo de la casa. Ya que hace unos años se consiguió una moratoria de otros tres años.

Juan Jesús Ramírez, tras tener en su poder el contenido del Auto judicial, ha manifestado que “en los últimos meses no ha parado de moverse, y este mismo mes ha presentado una documentación sobre un avance del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Conil. Así como un informe ambiental aceptado por la Junta de Andalucía sobre el PGOU, unos documentos que han sido valorados por los jueces, dando pie a la demora ahora concedida”.

Ramírez, espera que antes de 2021 pueda regularizar la situación de su casa, aunque es un poco pesimista, ya que a lo largo de los tres años de la anterior moratoria no se ha logrado ese propósito, aunque ahora se existe un documento que hace presumir que el PGOU saldrá adelante. "Iba a ser muy duro que yo derribase mi vivienda sabiendo que dentro de muy poco se podrá construir en esa misma zona”. En su opinión la presión mediática, el hablar con el Defensor del Pueblo, el directo de vivienda de la Junta y con algunos fiscales “ha hecho remover el corazón a los jueces”.

Este joven mariscador, asegura que “incluso ha barajado su entrada en prisión para evitar que su familia se quedase en la calle”. De momento, ya ha celebrado con los suyos este avance obtenido, a la vez que considera que no desea a nadie que pase por esta situación.

Cuando escucha decir a alguno de sus amigos o conocidos de que quieren construirse una casa de la misma forma que lo hizo él hace unos años, les espeta que “Desde que me llegó la primera carta, me arrepiento de haber seguido con esto, sabiendo que iba mal encaminado”. Asegura que “cuando empecé mi casa y no tenía nada hecho, me hubiesen precintado la vivienda yo no hubiese continuado, pero como me concedieron agua y luz, di por hecho que esto iba bien, como ocurre con todos los vecinos que están alrededor mío que ha construido sus casas y no han tenido problemas”.

Ahora solo queda que esta situación se resuelva de una manera favorable, será entonces cuando ese cuento de Navidad tendría un final feliz para Juan Jesús Ramírez, Petri y su hijo Aday.

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