Desayunos informativos de Banco Santander y Diario de Cádiz

El presidente de Horeca apuesta por un progreso con “equilibrio entre inversores y ecologistas”

  • Antonio de María defiende un crecimiento sostenible del sector para no dañar su principal valor, la naturaleza

Antonio de María en un momento de su conferencia ayer en el Palacio de Congresos de Cádiz

Antonio de María en un momento de su conferencia ayer en el Palacio de Congresos de Cádiz / Lourdes de Vicente

Antonio de María, un hostelero innovador, el primero que puso un restaurante chino en la provincia, es presidente de Horeca, la asociación de empresarios que vincula a Cádiz con el turismo, desde el año 88.

Por eso ha sido espectador y protagonista de la conversión de esta actividad en industria. En 1988, por ejemplo, se pusieron en marcha los dos hoteles, ambos en Jerez, Sherry Park y Avenida, que supusieron un cambio en el concepto, los llamados hoteles de nueva generación. Hasta entonces el estallido turístico español, que se produce a raíz de la visita del presidente Eisenhower en 1958 y los tratados de libre circulación, se había centralizado en otras zonas.

Hubo apuestas pioneras, como el Playa Victoria, en Cádiz, el Flamenco en Conil y el Playa de la Luz, en Rota, pero nos situábamos a años luz de Málaga o el levante. En los 80 empresarios como Jaime Moll y Jan de Clerck los cambiarían todo. Pensemos que en 1988 no existía el Novo Sancti Petri y todos los hoteles de la provincia juntos sumaban 8.500 camas. Hoy son más de 50.000 que se reparten ocho millones de pernoctaciones.

Esa perspectiva de transformación fue la columna vertebral de la conferencia que ayer ofreció en los desayunos informativos del Banco de Santander y Diario de Cádiz, un acto que se celebró en el Palacio de Congresos y a la que asistieron más de 300 personas. “Esta provincia tiene una deuda de gratitud con los hosteleros porque sin ellos no podríamos hablar del turismo en Cádiz. La locomotora económica de los hoteles ha arrastrado al resto de vagones y ahora nuestro reto es que esa locomotora se convierta en eléctrica y abandone el carbón. Es un nuevo reto de modernización”, dijo De María.

Para ello son necesarias herramientas. La principal herramienta ya existe y, según De María, la da el propio entorno. “Somos una provincia con 44 playas. Muchas de ellas prácticamente vírgenes, una provincia que no tiene dos municipios iguales, con una variedad que no existe, me atrevería a decir, en ningún otro lugar de España. Por tener, tenemos hasta nieve”. Ese entorno es el que no tiene duda el presidente de los hosteleros que hay que preservar y, en ese sentido, casi se alegró de que hubiéramos llegado tarde al turismo porque “no cometimos los errores que otros cometieron antes”.

Puso como ejemplo la construcción de Novo Sancti Petri: 3.300.000 metros cuadrados, 300.000 construidos y tres millones de naturaleza y campos de golf. “Allí se puso como referencia el 0,15 de volumetría que ahora se aplica en todas partes. Ser respetuosos con el medio ambiente es lo que ha hecho que nos hayamos convertido en la California de los alemanes”.

Por ello, defendió incluso el papel de los ecologistas, “a los que necesitamos, pero también necesitamos de su sensatez y que se hablen con los inversores para alcanzar un equilibrio entre el progreso y el respeto medioambiental”.

Con esa herramienta fundamental, las otras herramientas tienen que venir de que los poderes públicos crean en ese potencial y, a veces, no parece que ese potencial encuentre suficiente respaldo. Trató el caso de la ampliación del aeropuerto, “sobre el que han existido unas dudas que espero que se queden en eso, en dudas, ya que para nosotros es fundamental en el crecimiento del sector y para poder ser competitivos en nuevos mercados a los que actualmente no podemos acceder”. De hecho, de las administraciones "no queremos ni ayudas, ni subvenciones, queremos que rememos juntos. Un ejemplo sería la relación de Horeca con Diputación, que siempre ha sido estrecha”.

Con Alfonso Perales como presidente de Diputación, se habló hace treinta años de que “ojalá el sueño se hiciera realidad. Y hoy es realidad”. También fue Diputación, con Rafael Román de presidente y con la colaboración del profesor de la UCA Antonio Arcas, quien creó el Observatorio Turístico. Desde entonces las acciones conjuntas han sido múltiples: “Cuando se habló de suprimir vuelos internacionales en el aeropuerto, la Diputación vino de la mano para hacer una campaña de promoción en Alemania que sirvió para mantener vuelos y no quedarnos en el limbo de la oscuridad del invierno”. Gestiones de este tipo están logrando que se esté venciendo la estacionalidad del sector y que la actividad se prolongue durante todo el año, con lo que esto supone para el mantenimiento del empleo. El empleo es una de las obsesiones de Antonio de María.

Recordó lo que supuso el boom de la construcción hotelera en la provincia que se desarrolló a partir de mediados de los 90. “Todos los oficios pudieron desarrollar sus trabajos y eso hizo posible la creación y mantenimiento de numerosas empresas de los sectores más variados. Se nos quiso hacer ver que el turismo no era bueno porque disparaba consumos energéticos, de agua, de residuos. En realidad, cada persona tiene un ratio de consumo. Un visitante consume energía aquí y deja de consumirla en su lugar de residencia, con la diferencia de que nuestros hoteles están equipados y certificados en calidad ambiental, por lo que ese visitante consumirá menos energía que si estuviera en su casa, por lo que el sector actuaría como regulador”, valoró.

Su defensa del empresariado turístico es, según él, también la defensa del trabajo, “porque el sector genera 57.000 puestos directos, que son 80.000 si contabilizamos los indirectos sólo en el apartado de proveedores. Las empresas no somos nada sin nuestros trabajadores porque son ellos los que ofrecen el trato directo, los que que fidelizan al cliente. Por eso en Horeca decimos que están los señores clientes y los señores trabajadores. Los trabajadores tienen la obligación de tratar bien a los clientes y el empresario tiene la obligación de tratar bien a sus trabajadores”.

Apeló igualmente a la implicación de la sociedad en esta riqueza, “que es como si nos hubiera tocado la lotería a todos, como si todos lleváramos participaciones”. Por eso, el Turismo es como “una gran fábrica donde hay un banco de trabajo en cada rincón. Cualquier ciudadano puede trabajar para el turismo porque todos, nos dediquemos a lo que nos dediquemos, podemos aportar algo que puede ser fundamental”, concluyó.

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