Provincia de Cádiz

Los 'simpas': Cuando la crisis lo justifica todo

  • Los impagos tras consumir en bares, restaurantes y gasolineras vuelven a estar en el punto de mira

Es difícil renunciar a los pequeños placeres del verano: ir de copas a alguna terraza, tomar unas tapas en un chiringuito, recorrer la costa en coche... y son muchos los que quieren seguir disfrutando de ello aunque el bolsillo no se lo permita.

Cuando entró en vigor la Ley Antitabaco en enero de 2011 se disparó el número de denuncias de propietarios de bares y restaurantes contra los simpas, es decir, aquellos que abandonaban rápidamente el local sin pagar sus consumiciones. Con la excusa de salir fuera del bar a fumar, algunos aprovechaban para irse sin pagar, algo que se ha venido repitiendo hasta el día de hoy. Y a la excusa del cigarro de después de comer se le ha unido ahora otra excusa: la de la crisis.

La reducción del número de trabajadores debido a las dificultades económicas por las que pasan muchos negocios es otra de las circunstancias que ha allanado el camino a estos individuos a los que se les olvida abonar la cuenta. Instalar cámaras de seguridad podría ser una buena solución para identificar a los responsables y detenerlos, pero no todos los propietarios pueden permitírselo y la pérdida de beneficios puede ser preocupante.

Los empleados no son capaces de dar un perfil concreto de la gente que suele actuar así. En ocasiones son personas solas, otras veces actúan en grupos y hasta se han dado de familias enteras, con niños incluidos. También hay discrepancias sobre si ha aumentado el número de simpas en la provincia. Quienes los han sufrido afirman que "suelen sentarse en las mesas alejadas de la barra y cerca de la puerta y muchas veces ni nos damos cuenta de que se han ido sin pagar hasta que hacemos la caja", comenta uno de los camareros de un establecimiento afectado de Cádiz.

Algunos hosteleros no culpan de todo a la crisis y declaran que no es que haya ahora más simpas que antes aún con la situación económica del país. Y coinciden en que siempre ha habido "quien actúa así porque quiere, sean buenos o malos tiempos".

Por su parte, los chiringuitos parecen gozar de algún tipo de inmunidad frente a los impagos. "En tantos años que llevamos aquí, nunca hemos visto irse a nadie sin pagar, al menos hasta donde sabemos", declara un camarero de un conocido chiringuito sanluqueño. Donde sí se han visto hurtos y robos de este tipo desde siempre es en gasolineras y estaciones de servicio.

En 2011, con la subida del precio de los carburantes, se disparó el número de clientes que se iban bien cargados y con el tanque lleno sin pagar un céntimo. Actualmente, hacer un simpa en una gasolinera parece seguir estando de moda y supone un quebradero de cabeza para los dueños, que aumentan las medidas de seguridad. El problema reside en que los hurtos no suelen pasar de los 400 euros, por lo que no se reconocen como delitos, sino como faltas.

Según datos de Aevecar (Agrupación Española de Vendedores al por menor de Carburantes y Combustibles), un 90% de los hurtos son cometidos por profesionales que incluso ocultan sus matrículas para evitar ser reconocidos. El otro 10% lo forman individuos o familias que lo hacen por falta de recursos. El 30% de las veces los recursos interpuestos no llegan más allá pues el acusado abona el importe sustraído nada más recibir la citación judicial.

En la provincia el robo de gasolina es anecdótico. "Lo normal es que intenten robar -y la mayoría lo consigue- artículos de la tienda como comida o incluso revistas", cuenta un dependiente de una gasolinera chiclanera.

El emplazamiento de las gasolineras, normalmente a las afueras de las ciudades, supone una ventaja para los ladrones, que tienen mayor facilidad para escapar. Los trabajadores, sobre todo los que hacen turno de noche, dicen sentirse inseguros y piden que se refuerce su protección.

Suban o bajen los precios de la gasolina, sea mejor o peor la situación económica de España, seguirán existiendo los robos y los delincuentes. Siempre han existido, sólo que ahora el escudo de la crisis los protege.

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