Provincia de Cádiz

Una tímida presencia debajo de los pasos

  • En Puerto Real han sustituido una cuadrilla de hombres por mujeres

  • En Chiclana no hay costaleras

Costaleras de la Virgen de la Trinidad de Puerto Real, en uno de sus ensayos para preparar la salida del Jueves Santo del pasado año.

Costaleras de la Virgen de la Trinidad de Puerto Real, en uno de sus ensayos para preparar la salida del Jueves Santo del pasado año.

La presencia femenina debajo de los pasos en la provincia es dispar, aunque en líneas generales se concluye que aún es bastante tímida. El mundo de la carga o la costalería ha pasado en pocos años de la transición del profesional a los hermanos y/o aficionados; y asentado esto, poco a poco van asomando más mujeres debajo de los faldones.

Posiblemente el caso más curioso que sirve de contrapunto a lo ocurrido en el Puerto de Santa María se localiza en Puerto Real, donde las mujeres han conseguido desplazar a los hombres y se han hecho cargo de uno de los pasos que procesionan en la Semana Santa.

El pasado Jueves Santo, la Virgen de la Trinidad de la hermandad de Medinaceli procesionaba por primera vez acompañando a Jesús Cautivo. Entonces eran dos cuadrillas, una formada por mujeres y otra por hombres, las que se turnaban a lo largo del itinerario, uno de los más largos de la Semana Santa puertorrealeña. El interés suscitado entre las hermanas de la cofradía ha provocado que se opte por que desaparezca la cuadrilla de hombres para que las mujeres asuman la carga durante toda la procesión. A finales de noviembre ya se realizó la escogida del alrededor de medio centenar de féminas que llevarán a la Virgen y está previsto que en el mes de febrero comiencen los ensayos.

Aunque las mujeres cobran protagonismo en la hermandad del Jueves Santo, es cierto que esta cuadrilla tuvo su origen en un caso muy similar al ocurrido en El Puerto. La negativa de las hermandades puertorrealeñas a formar grupos mixtos bajo las trabajaderas y las críticas que recibieron algunas de ellas que tuvieron una breve participación durante un Lunes Santo, impulsó a un grupo de mujeres a unirse y buscar cobijo en la Hermandad del Medinaceli. A través de uno de los capataces del paso, Sebastián Vázquez, la propuesta llegó a la junta de gobierno de la hermandad, que decidió apoyarlas e iniciar una nueva andadura con ellas, marcando el año pasado un hito en la historia cofrade de la localidad.

En otra localidad gaditana, Arcos de la Frontera, son hasta cuatro las hermandades que cuentan con cuadrillas exclusivas de mujeres costaleras, sin que se haya roto la barrera para incorporar a cuadrillas mixtas en su Semana Santa, de Interés Turístico Nacional.

Una de las cofradías más señeras es la de San Antonio, que sale el Martes Santo y que cuenta con una cuadrilla de mujeres desde hace 25 años, lo cual incluso está previsto conmemorar este año con algunos actos. Las costaleras abren el cortejo portando a hombros la imagen de San Antonio. También tienen cuadrillas femeninas las hermandades de la Borriquita, que lleva a la Virgen de la Fuensanta, y la de la Vera-Cruz, que procesiona el Jueves Santo y donde las mujeres cargan los pasos de San Juan Evangelista y Nuestra Señora de las Angustias.

La última entidad en incorporarse al Consejo de Hermandades de Arcos es la de la Virgen de la Salud, de Jédula, que es una hermandad de gloria que procesiona en septiembre. La imagen la llevan, también, costaleras.

En la capital gaditana, por su parte, la presencia femenina en la actualidad es meramente anecdótica. En 2018 sólo habrá mujeres bajo el paso de la urna del Cristo yacente, que además no es portada a hombros -el estilo propio de la ciudad- sino que procesiona a ruedas. Sí ha habido, en estos últimos años, una tímida presencia femenina en algunas cuadrillas, pero siempre limitada a la presencia en las maniguetas, no compartiendo palo con los hombres.

Los antecedentes de cuadrillas femeninas en Cádiz se remontan al año 1997 con el palio de Sanidad; o una década más tarde, en 2007 y 2008, cuando el paso de San Juan Evangelista fue portado también por mujeres (incluyendo en este caso a una mujer capataz, Elvira Almagro). También ha habido mujeres bajo el paso del Beato Diego, el pasado verano bajo Soledad de Santo Entierro, o en diferentes rosarios de advocaciones marianas.

Y frente a todos estos ejemplos, en Chiclana las mujeres y el mundo costalero aún no han cruzado sus caminos; de hecho, nunca han salido bajo los pasos de las diferentes cofradías cuadrillas de mujeres ni costaleras formando parte de cuadrillas de hombres. Sí ha habido algunos intentos puntuales que no han cuajado ni se han consolidado en el tiempo.

Parece, por tanto, que por el momento el de la costalería sigue siendo un mundo exclusivo de hombres en Chiclana, y más aún en lo que a la Semana Santa se refiere. De esta forma, la mayor parte de estas corporaciones cuenta ya con cuadrillas propias de costaleros formadas íntegramente por hombres, además de las tradicionales peñas que durante décadas han portado los pasos.

No obstante, muchas de estas mismas hermandades sí han visto cómo las mujeres han ocupado cargos de responsabilidad, como por ejemplo en Borriquita y Afligidos, cuyas anteriores hermanas mayores eran féminas. /C.P. / E.A. P-M.D. / A.G.

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