Provincia de Cádiz

La tradición se repite de nuevo en Alcalá

  • La imagen de la Patrona se reencuentra en su ermita con miles de devotos llegados de toda la provincia La procesión por el olivar fue acompañada por decenas de jinetes a caballo

La tradición se ha vuelto a cumplir en Alcalá de los Gazules, donde nuevamente la Virgen de los Santos ha dejado durante unas horas su camarín para salir en procesión por el olivar próximo a la ermita, un recorrido en el que fue acompañada por miles de devotos y decenas de jinetes a caballo que mostraron sus respetos a la Patrona en la Cruz de la explanada.

Se trata de una cita marcada en mayúsculas en esta población de la Janda y en muchos de los alcalaínos, que acuden cada año llegados de diversos puntos de la provincia a los que se han tenido que marchar con el paso de los años. Así, no se pierden este día y acompañan y veneran a la imagen, a la que han pedido para los suyos.

La jornada para muchos de estos romeros comenzaba sobre las seis de la mañana, partiendo del casco urbano de Alcalá, unos a pie, un centenar a caballo y otros tantos en sus vehículos particulares hasta el Cortijo del Barbate. Allí, la Hermandad de Nuestra Señora de los Santos los agasajó sobre las 7:45 horas con un desayuno en el que participaron casi medio millar de personas, que tomaron unos 400 bollos de pan, café, margarina y mantecas blanca y colorá.

Recuperadas las fuerzas, el camino siguió hasta la venta Cruce de los Santos, donde unas dos horas y media más tarde el Simpecado, daba la bienvenida desde una carroza a los jinetes, con los que llegó a la ermita, ya convertida en un hervidero de personas y vehículos buscando un aparcamiento.

Este año, la Hermandad de la Virgen de los Santos, en colaboración con Cáritas, ha tenido a bien hacer una bolsa de personas necesitadas de algún ingreso familiar. Por ello se ha pedido la colaboración de unas ochenta personas que se han encargado de los aparcamientos, la limpieza de los servicios y papeleras, así como de otras tantas labores necesarias para el normal desarrollo de este acontecimiento religioso y festivo. A cambio de ese trabajo se les ha dado una ayuda económica que les permita hacer frente a los gastos propios de sus casas.

También es de destacar el trabajo que realizan desde las seis de la mañana los cinco hijos de Francisco Torres, Paco Peneca: Francisco, Rafael, Juan, José Antonio y Salvador, que junto a los hermanos Manuel y Guillermo Corbacho, son los encargados de preparar la caldereta de carne de vacuno y patatas. Una receta que Paco Peneca' ha sabido trasladarles. Aunque él lleva algún tiempo retirado -acumula ya más de 30 años elaborando este rancho- siempre se pasa por las dos grandes perolas para dar su visto bueno a la cocción de los 250 kilos de carne de ternera y los 380 kilos de patatas troceadas. Una receta que precisa de 10 kilos de ajos pelados, 5 kilos de pimientos verdes, 20 kilos de cebolla y unas cuantas hojas de laurel, además de una arroba -11 litros- de vino.

El reparto de este guiso se produjo pasadas las tres y media de la tarde, tras su bendición. En esta ocasión, la hermandad había adquirido un millar de cucharas, número similar de tenedores, 800 platos hondos y 200 llanos, todos ellos desechables. Una comida que se hizo acompañar con 1.200 bollos de pan.

En el aspecto religioso, el párroco de la iglesia de San Jorge, Francisco Núñez fue el encargado de oficiar por última vez la solemne misa en una abarrotada ermita, de cuyos feligreses se despedía emocionado tras cinco años viviendo en primera persona este acontecimiento. Esta misa es la principal del día, aunque se repitieron otras a las nueve y a las diez de la mañana, así como a las tres de la tarde con la recogida de la Virgen. Los actos religiosos acabaron a las siete de la tarde con el rezo del Rosario.

El momento cumbre de la jornada se vivió pasadas las doce y cuarto del mediodía, cuando se abrieron las pequeñas puertas de la escalinata que comunicaba el camarín de la Virgen y el paso repleto de flores colocado estratégicamente a los pies de ese acceso construido hace varias décadas. Un paso, cuyas jardineras son colocadas desde el año pasado por Manuel Vázquez de la Jara, mientras que como camarista está Antonia Alex, hija de un anterior santero de la ermita alcalaína. Este año la imagen ha llevado un manto donado por Clara García, una antigua camarista.

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