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sucesos

"Al ver a Antonio, se nos cayó el alma a los pies"

  • La Guardia Civil relata las condiciones en las que se encontraron al anciano de Chiclana de 71 años estafado y vejado por Agustín, "su único nexo con la realidad"

Piensa uno por las películas que los policías y guardias civiles tienen que haber visto de todo. "Pero uno nunca se termina por acostumbrar". Así lo contaba ayer un portavoz de la Guardia Civil de Cádiz al relatar la dantesca imagen con la que se encontraron a finales de diciembre, cuando se toparon con el caso de Antonio, el hombre de 71 años que, desde hacía meses, sufría, recluido en su casa, por llamarlo de alguna manera, la "amistad" y "protección" de Agustín, "su único nexo con el mundo exterior".

La Guardia Civil de Cádiz detuvo a éste último como presunto autor de un delito de apropiación indebida, ya que supuestamente se apropió de unos 400.000 euros de Antonio.

Agustín se las ingenió para que Antonio le firmara un poder mediante el cual se fue apropiando de lo poco o lo mucho que tenía. A Antonio, jubilado de Correos, le ingresaban mensualmente unos 1.300 euros de pensión, de los que tan sólo, a él, le llegaban 50 euros o, como mucho, el doble en meses de paga doble.

Pero la pesadilla no quedaba ahí. Agustín se había comprometido con la solidaria tarea de cuidar al abuelo Antonio. Su concepto sobre cómo cuidar a un mayor pasaba por alimentarlo con latas de campaña adquiridas en algún economato militar, tenerlo encerrado en una vivienda sin más contactos con el mundo exterior y rodeado de humedades. La situación de Antonio empeoraba por día a causa de su diabetes que le habían llevado a sufrir varias amputaciones de dedos de los pies y a padecer varias úlceras, lo que, aún más, le mantenían al borde de la desgracia.

Los hechos estaban acaeciendo en una casa abandonada en el Camino de la Juerga, número 31, una zona relativamente lejana de cualquier núcleo urbano. A pesar de ello, la persona que dio la voz de alarma fue una vecina de Antonio que, al ver el estado de salud y la desolación que le rodeaba, no dudó en ponerlo en conocimiento de las autoridades.

Raudos, varios guardia civiles se desplazaron hasta el lugar, "de paisano, por supuesto, para no asustar al pobre hombre". "Nos abrió la puerta y, por las ganas que tenía de hablar, era algo más que evidente que la soledad era la más sincera compañera de Antonio". Allí pudieron comprobar el estado de desnutrición y la mala pinta de las úlceras de sus pies, lo que les llevó a "invitar" a Antonio a acompañarles con el coche de patrulla hasta el hospital Viamed de Chiclana.

Allí permaneció hasta que la Guardia Civil y los servicios sociales le consiguieron una plaza en un centro de mayores ubicado en Los Gallos, en Chiclana, donde ahora permanece, mientras aún se esclarecen los delitos que acumula Agustín, su "amigo" y "único nexo con la realidad".

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