50 años sin Marilyn Monroe
La gran Venus de Hollywood murió hace medio siglo en circunstancias muy extrañas que aún despiertan todo tipo de rumores por las implicaciones políticas que pueden tener.
Eran las 4:45 de la mañana del 5 de agosto de 1962 -hoy hace 50 años de aquello- cuando el inspector Jack Clemmons acudió a una llamada realizada por una enfermera desde un motel de Los Ángeles. Lo que Clemmons encontró allí fue una mujer desnuda y muerta en la cama, medio cubierta por una sábana, sosteniendo un teléfono que no daba señal y con la mesilla de noche llena de frascos de pastillas. El cuerpo, ya en fase de rigor mortis, presentaba moratones en la espalda y en las muñecas. Y algo llamó la atención del policía: uno de los cristales de la ventana había sido roto desde dentro. Se preguntó si aquella muerte se debía a un suicidio o a un asesinato. Hoy se lo sigue preguntando el mundo, porque aquella mujer, muerta hace ahora cincuenta años, era Norma Jeane Baker, más conocida como Marilyn Monroe.
Ríos de tinta han rodado en cascada desde aquel fatídico día, porque era la muerte de la Venus del cine, de la auténtica diosa erótica de Hollywood, la personaficación de la dulzura pícara, de la elegancia en la mirada y de la fragilidad máxime de una mujer que se sabe deseada por todos los hombres pero no amada por ninguno.
Nacida el 1 de junio de 1926, Marilyn Monroe tuvo una vida realmente ajetreada desde su infancia. Su madre, Gladys Pearl Baker, se casó con un noruego, Edward Mortensen, del que muy pronto se separó, sin saber que se había quedado embarazada de él. Mujer vulnerable y desequilibrada, Gladys tuvo que ceder los cuidados y la crianza de la pequeña a amigas o a otros matrimonios. Hasta el punto de que, a los 16 años, y para evitar ir a un orfanato, la adolescente Norma Jeane se casó con un policía cinco años mayor que ella llamado James Dougherty.
Era en 1943, era la II Guerra Mundial y él fue destinado al frente. Durante su ausencia, Norma Jeane fue descubierta como modelo, luego continuaría como actriz haciendo pequeños papeles hasta que, en 1950, destacó con La jungla de asfalto y Eva al desnudo. En 1946, ante la oposición de su marido a que trabajara en ese campo, decidió divorciarse. El éxito le llegaría de forma rotunda en 1952, con la película Me siento rejuvenecer, junto a Cary Grant y bajo la dirección de Howard Hawks y, sobre todo, con Niágara y Los caballeros las prefieren rubias. En la pantalla comenzó a codearse con talentos como Robert Mitchum (Río sin retorno) o Lauren Bacall (Cómo casarse con un millonario). Y con La tentación vive arriba, su silueta se hizo universal gracias a una boca del metro que levantaba sus faldas. Pero Marilyn llevaba años siendo un icono, desde que en 1953 fuera la portada de la revista Playboy.
Mientras su vida sentimental continuaba: Marilyn se casa con el jugador de baseball Joe DiMaggio, pero el matrimonio sólo duró 9 meses, aunque la amistad entre los dos duraría hasta la muerte de la actriz.
En 1955, Marilyn Monroe decide dar un parón a su carrera y trasladarse a vivir a Nueva York durante un tiempo. Su amigo Truman Capote le aconseja que acuda a clases del Actors Studio impartidas por Lee Strasberg. El profesor teatral declararía posteriormente que, de entre todos los actores que habían pasado por allí, sólo destacaban dos por encima de los demás: Marlon Brando y Marilyn Monroe, lo que echó abajo el mito de la "bella y tonta Marilyn". Se trataba de una profesional muy seria que se tomaba su trabajo con rotunda responsabilidad, como quedó demostrado en la comedia Bus stop, película que la consagró y por la que fue nominada a los Globos de Oro. Marilyn Monroe experimentaba su gran consagración, a lo que se unió su matrimonio con el dramaturgo Arthur Miller, aunque el mismo día de la boda parecía vaticinar lo que le esperaría después: un periodista que cubría la noticia murió intentando hacer una fotografía del acontecimiento.
Tras la ceremonia, el matrimonio se marchó a Londres para que Monroe trabajara junto a Sir Laurence Olivier en El príncipe y la corista. Durant el rodaje, la actriz descubrió que estaba embarazada, pero sufrió un aborto espontáneo que la sumió en una gran depresión. Fue entonces cuando comenzó a consumir alcohol y tranquilizantes. Pronto se convertiría en una adicta y el año 1958 lo pasaría en blanco profesionalmente.
En 1959, la actriz fue protagonista en la película Con faldas y a lo loco, de Billy Wilder, junto a Jack Lemon y Tony Curtis. Monroe aparecía drogada en las sesiones, llegaba tarde y tenía frecuentes broncas con Tony Curtis. Para más desgracia, volvió a sufrir un segundo aborto. La depresión fue en aumento. Pese a ello, la película fue un éxito total y Monroe ganó el Globo de Oro a la mejor actriz de comedia.
Las condiciones físicas de Marilyn Monroe iban de mal en peor. Pese a ello, intervino en el musical Let's make love, junto a Yves Montand, con quien tuvo un idilio que le distanció por completo de Arthur Miller, de quien terminaría divorciándose en 1961, aunque previamente, en 1960, él escribiera expresamente para ella Vidas rebeldes, dirigida por John Houston, y protagonizada por Clark Gable y Montgomery Clift. Sería su última película, ya que dejó inconclusa Something's got to give, junto a Dean Martin.
Entre 1961 y 1962, Marilyn Monroe mantuvo un tórrido y oscuro romance con John F. Kennedy que no pasó desapercibido. El presidente solía contarle muchas confidencias políticas que ella iba anotando en un pequeño cuaderno rojo. Kennedy, mujeriego enfermizo, pronto se hartó de la actriz debido a los cambios de humor que ella experimentaba y la ansiedad que sufría. Marilyn Monroe inició entonces otro romance con Robert Kennedy, su hermano.
La CIA estaba en alerta y decidió pinchar los teléfonos de la actriz. Allí descubrió que llamaba insistentemente a la Casa Blanca para hablar con el presidente sin conseguirlo y comenzó a amenazar con revelar los secretos que le había confiado Kennedy, como los planes de Estados Unidos de asesinar a Fidel Castro. Demasiada información sensible como para que Marilyn, cuyas borracheras eran ahora continuas, pudiera difundirla.
Finalmente, la noche del 5 de agosto de 1962, Marilyn fue encontrada muerta. Los informes médicos decían que había ingerido unas ochenta pastillas, aunque el forense no encontró ninguna en su estómago. Los moretones en las muñecas y en la espalda resultaban demasiado sospechosos. Por ahora no se conoce la verdad sobre su muerte. Tan sólo queda la hermosura de su rostro y la emoción de sus películas.
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