Una secreta obra maestra

Ignacio F. Garmendia

01 de diciembre 2010 - 05:00

No son lo mejor ni lo más conocido de su obra, pero las Fábulas de Stevenson tienen el encanto, la lucidez y la transparencia que caracterizan todas y cada una de las páginas del narrador y poeta escocés, uno de los escritores más luminosos de la lengua inglesa. Publicados póstumamente en 1896, dos años después de su muerte en la remota isla de Samoa, los breves relatos que integran la colección -algunos de ellos de extensión mínima- destacan por su originalidad a la hora de abordar un género antiguo y venerable, que Stevenson desarrolló con humor, sutileza y una mirada más bien irreverente.

Como cuenta quien fuera uno de los numerosos lectores y colaboradores de Borges, Roberto Alifano, el gran escritor argentino y él mismo emprendieron una versión de esta "breve y secreta obra maestra" -como la llamaba el octogenario traductor- hacia principios de los años 80. En el prólogo de aquella primera edición en castellano, Borges, que siempre profesó a Stevenson una devoción inextinguible, alababa de las Fables "su imaginación, su coraje y su gracia", una ajustada terna de calificativos que puede precisarse matizando que el tercero de los términos se obtiene por medio de una refinadísima ironía.

Al cuidado ciertamente impecable de Catalina Martínez Muñoz, esta nueva versión incluye los dos textos hasta entonces inéditos que se encontraron en una biblioteca de la Universidad de Yale y fueron publicados por primera vez entre nosotros en 2006, por un periódico de Madrid. Ambos relatos, El relojero y El mono científico, son excelentes y curiosamente complementarios, dado que plantean desde una perspectiva ética sendas memorables aproximaciones, descreídas e incluso satíricas, a los mundos de la religión o de la ciencia, de donde se concluye que lo único verdaderamente inaceptable es el fanatismo.

Robert Louis Stevenson. Prólogo Roberto Alifano. Trad. Catalina Martínez Muñoz. Rey Lear. Madrid, 2010. 128 páginas. 10,95 euros

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