Diario de las Artes

Acertados planteamientos formales

  • María Luisa Rey expone en Espacio Abierto hasta el 25 de diciembre

Estación de tren.

Estación de tren.

Maternidades. Maternidades.

Maternidades.

Continúa la más que correcta programación de las hermanas Marina y Lucía Franco en su sala multiusos de la calle Álvar López, situada en una bocacalle de la Plaza Plateros; ese espacio donde el entusiasmo de las mismas se hace presente en estas horas bajas en las que todo está supeditado a las circunstancias sanitarias y a las medidas que se dictan desde los gobiernos correspondientes. A pesar de ello, la serie expositiva continúa y desde el comienzo del curso se va sucediendo un conjunto de muestras de indudable atractivo.

Después de Isabel Ortuño y Fernando Toro, llega la de María Luisa Rey, una artista siempre esperada porque su amplia visión de la pintura figurativa es tremendamente atractiva para una inmensa mayoría.

La exposición nos plantea los diversos argumentos representativos de una pintora que va cubriendo, con acusada dimensión artística, muchos de los sistemas ilustrativo de una realidad a la que, poco a poco, ella ha ido dando sentido y muy buen carácter plástico. Un grupo de piezas de no excesivo formato nos sitúan en los típicos ambientes pictóricos de María Luisa Rey, esos que ya son conocidos por todos y que recrean una realidad a la que ella domina y da un especialísimo testimonio.

Así nos encontramos con esa bicicleta de poderosa resolución formal, con mínimos planteamientos pictóricos y vehementes rasgos; sus muy buenos cuadros de maternidades, donde la delicadeza de la representación se ve unida a la felicísima realidad que retrata desde dulces gestos de especial ternura. En este sentido hay que destacar la trascendencia que este tipo de obras suyas ha alcanzado desde que uno de sus cuadros, con esta representación, fue difundido por un conocidísimo presentador televisivo poseedor de la obra.

En la exposición, también, nos encontramos sus obras de tema taurino, con esa fuerza expresiva tan propia de una artista que ha sabido renunciar a los efectismos miméticos de la realidad para buscar argumentos de mayor contundencia formal. Paisajes de jugosos encuadres con la fortaleza del color marcando las precisas rutas expresivas, así como retratos donde la precisión del continente de la imagen representada se yuxtapone a la contundencia emocional de la personalidad del modelo.

En definitiva, estamos ante una exposición variada, con ese ideario estético tan bien definido de la artista de Arcos, afincada en Jerez, que sigue demostrando su trascendente evolución en una pintura que va quemando etapas para adquirir nuevos estamentos donde la forma plástica argumenta unos registros de infinita mayor envergadura matérica.

María Luisa Rey ya no es aquella artista que comenzaba una andadura insegura y con pasitos cortos para adentrarse en la complejidades de una profesión dura y exigente. Con los esquemas muy bien aprendidos desde su entusiasmo y constancia, la artista ha definido muy sensatamente un camino que la está llevando hasta posiciones muy interesantes y que hace presagiar una continuidad de suma expectación.

Muy de agradecer la labor llevado a cabo en este Espacio Abierto con el que se hace más tenue esta travesía del desierto en el que nos lleva sometida la aplastante realidad de la pandemia. También feliz encuentro, de nuevo, con la obra de una pintura en continuo buen seguro avance.

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