Cultura

Adiós al jerezano Manolo Daza, el artista de 'la teoría y la práctica'

  • Formó parte de la generación del 50, integrada por pintores como Vicente Vela o Gutiérrez Montiel

A media tarde de ayer fallecía después de varios meses de lucha contra una dura enfermedad Manolo Daza Gallego, a los 79 años de edad. Se marcha después de montar hace unos días su última exposición 'Lo que el arte hace sentir', la que se puede contemplar en la Galería Daza hasta el 11 de diciembre, una selección de 18 obras de su fructífera y larga carrera como artista.  

 

Desde pequeño había vivido el arte, a través de la tradición doradora de su familia, y pronto comprendió que tenía una cualidad especial para pintar. No en vano fue de los primeros jerezanos en completar los Estudios Superiores de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla. 

 

En efecto, fue él y otros muchos jóvenes de su generación quienes asumieron por aquel entonces que había que abandonar la realidad de los talleres de pintores locales para iniciarse en la formación artística y conocer conceptos distintos.

 

  Resultó el primer paso también para comenzar una carrera docente que se prolongó durante más de treinta años en el colegio Marianistas. Generaciones y generaciones de alumnos fueron pasando por las clases de dibujo, que también ejerció en otros centros como el Cuco y la Compañía de María. A finales del 2000 alcanzó la jubilación y comenzó a dedicarse con más tranquilidad a la pintura, su verdadera pasión. Su dedicación le fue reconocida unos meses después por la Academia de las Artes, Ciencias y Letras de Santa Isabel de Hungría de Sevilla nombrándole miembro. 

 

"Mientras vea y funcionen mis manos no pienso dejar de pintar", aseguraba a este medio en una entrevista justo después de jubilarse. 

 

Artísticamente, Manolo Daza Gallegos era un pintor variado, sin límites figurativos, y que abarcaba desde el paisaje en sus muchas variantes hasta la pintura protagonizada por el caballo. Estudioso de la técnica más profunda de los grandes maestros, le gustaba analizar la luz, la distribución del color y el trazo, pero sobre todo era un amante de la lectura, la historia del arte y en especial de la pintura, un amor que inculcaba a quienes le conocían. Su mejor definición, como lo describe su amigo Bernardo Palomo, era la de "un autor de teoría y de práctica".

 

En el ámbito social, Manolo Daza fue reconocido cofrade de la Hermandad del Cristo del Amor, de la que recibió hace unos años la Medalla de Oro como agradecimiento a sus múltiples trabajos de restauración que llevó a cabo en la cofradía.  

 

Su último adiós será esta tarde a partir de las 18 horas en la capilla del colegio Nuestra Señora del Pilar, un lugar que conocía bien por su pasado docente. La noticia llega apenas unas semanas después del fallecimiento de Rodrigo Daza, otra dura pérdida para la familia.

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