Cultura

Adultos

En un trabajo sobre la lectura, mi alumna Teresa Sánchez incluye dos citas del gran Borges; esta para empezar su comentario: "nunca se termina de aprender a leer, tal vez como nunca se termina de aprender a vivir"; y esta otra para cerrarlo: "Uno es lo que es por lo que ha leído"; citas inteligentes y muy adecuadas para el tema del trabajo que les pedía. ¿Que una alumna cita a Borges y los profesores se quejan del analfabetismo funcional de su alumnado? Increíble, pero cierto. Teresa no deja de ser una excepción, que las hay, a una norma que se cumple con terrible exactitud. Y sin embargo, y ya que estamos a punto de cerrar un nuevo curso y me invade el espíritu de las vacaciones veraniegas, quiero romper una lanza a favor de buena parte del alumnado adulto que intenta recuperar el tiempo perdido o invertido en otros menesteres y que llenan año tras año las aulas de los centros de adultos de nuestra ciudad, pedanías y pueblos de alrededor (CEPER y SEPER, e institutos de educación secundaria). Tratar con buena parte de este alumnado es un permanente ejemplo, para sus maestros y profesores, de humildad y esfuerzo personal; más allá de la instrucción académica, muchos de ellos y ellas nos enseñan todos los días la superación de las personas que quieren por diferentes motivos recuperar, reincorporarse a unos estudios que abandonaron prematuramente por razones muy variadas: enfermedad, necesidad de trabajar, fracaso escolar, etc. Algunos compaginan trabajo con estudios en horarios realmente inhumanos, o incluso con embarazo o con las responsabilidades familiares, en un esfuerzo que todos admiramos y valoramos, porque ver en sus caras la ansiedad por aprender lo que no pudieron en su momento, el interés por sacarse un título que les abra nuevas puertas en el siempre difícil mercado laboral, es una de las grandes e impagables satisfacciones que nos reporta a los profesionales que nos dedicamos a la enseñanza de personas adultas este alumnado que, como Teresa, a veces nos sorprenden con dos citas de Borges o con su afición a la lectura. Todo un ejemplo de vida y superación. José López Romero

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