Corren nuevos aires en la sala de la plaza Canterbury. Allí aún es primavera, o verano, como prefiera el visitante. El olor a madera se funde con la intensa luz que entra por las ventanas de un nuevo espacio para la cultura. De sus paredes cuelgan 'marcos' que se abren a una mañana de sol, a un mar en calma, a un jarrón de flores, a un puente, a una vida.

Isabel Nieto Daza, maestra jubilada y bisabuela, ahora que disfruta de momentos libres, es cuando ha decidido aferrarse a los pinceles y dejarse llevar por la libertad de su creatividad. "Siempre he tenido el gusanillo de pintar, heredado de mi padre, pero la verdad es que nunca me puse por falta de tiempo", cuenta. Directora de Parvulario del colegio La Unión durante 25 años, con cuatro hijos... y, ahora, el merecido descanso. "Y la verdad -reconoce- es que tampoco es que me sorprenda a mí misma con lo que hago, pero me gusta, me entretiene". Una afición que también ha seguido su hijo Javier Fernández, un apasionado de las marinas, "y es muy buen pintor", reconoce su madre, "pero le pasa también como a mí antes, que no tiene tiempo".

Mujeres con pamela, con un libro en las manos, rodeadas de flores... "Me gusta pintarlas, a ellas, pero también el mar, que es muy difícil. Pico de todo", ríe. Las piezas expuestas son también fruto del taller de pintura que se imparte en el colegio Andrés de Ribera y que está dirigido por el director del centro, Javier Palacios.

Las obras que se muestran en la sala de la plaza Canterbury son sólo una parte de las realizadas por Nieto, ya que la artista guarda en su taller otra 'camada' de lienzos dispuestos a alumbrar nuevas salas de la ciudad. "Sí, y ahí sigo trabajando en nuevos cuadros, en lo que se me antoja, lo que me atrae. Me gusta exponer, pero lo que no me gusta es quedarme en la sala", bromea la autora. Nieto, que ha expuesto en otros puntos de la provincia, como en la Casa de la Cultura de Chipiona, hacía ya tiempo que no mostraba su arte en la ciudad, y ahora era su momento.

Estaciones de un año a gusto del espectador que llegarán a su fin el próximo 15 de diciembre. Un tiempo que sólo queda inmortal en la tela de un lienzo, y que ahora Daza maneja a su ritmo.