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Diario de las artes

Los latidos formales del cuerpo

  • PROSPECTUS CORPORIS. Sala Pescadería. JEREZ

Los latidos formales del cuerpo

Los latidos formales del cuerpo

Que la Universidad de Granada es una de las más importantes de España es un planteamiento que no ofrece la menor duda. Es de las más antiguas del país, de las de mayor solera, de un prestigio mantenido a lo largo de los tiempos y con una realidad muy bien definida y con aciertos, curso a curso, contrastados. Posee, además, un patrimonio impresionante y, en la actualidad, está apostando por el Arte Contemporáneo, consiguiendo una Colección de Arte de juiciosa magnitud. Asimismo, con un loable criterio, está acercando sus fondos a la sociedad y promoviendo significativas exposiciones que intensifican esa relación con el pueblo en general.

La exposición que encontramos en la Sala Pescadería de Jerez se presenta en esa dinámica de expandir fuera de los límites institucionales de la Universidad su ingente patrimonio, en este caso, parte de su colección de Arte Contemporáneo. La muestra llega a Jerez, comisariada por Francisco Caballero, profesor de la Facultad de Bellas Artes de Granada y artista de larga trayectoria. Se trata de una exposición colectiva que constata ese importante fondo artístico de la UGR y esa apuesta por la creación contemporánea. La misma tiene como centro de interés el cuerpo humano y nos hace transitar por un apasionante recorrido por algunas de las infinitas poéticas que suscribe lo humano; obras que nos conducen por los amplios planteamientos de la creación actual, con sus variados argumentos formales y sus muchas actuaciones conceptuales. Los diferentes postulados de la fotografía moderna, la pintura en sus desarrollos y desenlaces más abiertos, así como los difíciles estamentos de la escultura, configuran una amplia muestra coral en la que se suceden situaciones argumentales de muy variada naturaleza plástica y estética. Una exposición que transporta hasta los ilimitados espacios creativos de un arte con infinitas perspectivas. Paco Caballero ha sabido su mejor dimensión y su desenlace más adecuado a los espacios de la antigua Pescadería jerezana.

La importante fotografía étnica de Andrés Rodríguez Pérez, la sutilísima pintura de connotaciones orgánicas de Alejandro del Valle, la sensual línea compositiva de Oihana Cordero, la inquietante desnudez de la fotografía de Juan José Gómez Molina, la yuxtaposición de ausencias y presencias de Adriá López, la enigmática corporeidad de Guillermo Vadell, la descarnada realidad del desnudo de Mónica Fernández, la fusión de los rostros y sus desorientaciones provocadas de Manuel España, la felicísima mínima realidad de Andrés Monteagudo, la moderna figuración de José Manuel Olmo, los guiños espaciales sobre el cuerpo de Bárbara Botello, la sobriedad representativa de Alejandro Pérez Abellán, el pausado sentido estático de la escultura de Noelia Cobo García, los gestos de lo ambiguo de Rafael Picó, los espacios ilimitados del Blanco y Negro en la fotografía de Santiago Bueno, la enigmática figura neo-dadá de Marta Konovalov y el apasionante plasticismo de Cristina Capilla constituyen una poliédrica manifestación de argumentos sobre la naturaleza del cuerpo humano. La muestra no supone la ilustración, más o menos arriesgada de una realidad determinada. Los artistas nos plantean situaciones que van mucho más allá de la mera representación de un modelo mediato o inmediato. Sus proposiciones acentúan los planteamientos conceptuales de la idea, generan fórmulas que nos llevan a situaciones donde la realidad abre sus propias perspectivas y asumen nuevas entidades. En la fotografía, el modo expresivo más utilizado, los artista utilizan la imagen con más perspectivas conceptuales que inmediatas concreciones. En ellas plantean muchos supuestos que generan máxima expectación por una modalidad artística, que va más allá de lo que la mirada abarca. Con la pintura se nos plantea una realidad oscilante entre las más extensas coordenadas de una representación absolutamente matizada que argumenta muchas referencias y evocaciones. Por último, las dos piezas escultóricas recrean las múltiples identidades de un plástica donde el concepto provoca formas de muy dispar naturaleza artística.

Estamos ante una exposición muy bien concebida, muy bien estructurada en continente y contenido y muy bien planteada museográficamente en una sala que debe albergar sólo lo mejor.

Prospectus Corporis es, además de su contundente contenido, la constatación absoluta de cómo una institución importante como es la Universidad de Granada realiza las cosas con absoluta rigurosidad y sentido.

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