Crítica

El teatro mostrado a los jóvenes en su idioma

  • El Villamarta programa en su actividad PADE un nuevo proyecto de acercar a los clásicos a los más jóvenes con la Compañía Blanca Marsillach

Un momento de la puesta en escena ayer de la Compañía Blanca Marsillach en el Villamarta.

Un momento de la puesta en escena ayer de la Compañía Blanca Marsillach en el Villamarta. / Miguel Ángel González (Jerez)

Mucho del teatro es de guiños. Lo sustancial es hacer sentir. Lo difícil, llegar a los espectadores de un teatro para hacer que vibren con los entresijos de una obra en un escenario. Si a todo esto, le añadimos una pizca de teatro clásico, poesías y textos del Siglo de Oro, una banda sonora lírica y los propios espectadores subidos a proscenio actuando, la mezcla puede ser explosiva. Más aún cuando son adolescentes los que se sientan en un patio de butacas ávido de cachondeo y sobrado de hormonas.

La propuesta de este tipo de grandes actores y compañías como la de Blanca Marsillach, la que ofreció este martes y ofrece este miércoles en torno a los clásicos, con grandes nombres detrás, por promocionar el teatro e inocular el virus de las artes escénicas y que desean ser adalides de cambio de actitudes en los más jóvenes es muy loable, sobre todo porque nos encontramos ante un grupo de posibles espectadores muy complicados.

Miradas de chavales y chavalas riendo cualquier cosa, con el morbo de ser también protagonistas, pero por otra parte la dura realidad de una juventud que no lee ni escribe. Solo usa las yemas de los dedos para mandar mensajes. Y cuando el espectáculo hace subir a los jóvenes para que sean capaces de leer, recitar o narrar es cuando observamos la cruda realidad.

Pocos han leído un libro. Pocos saben redactar. El profesorado lo sabe. Los padres, no. Eso sí, en esas improvisaciones funcionan muy bien el uso de ritmos raperos o de reggae para captar la atención y servir de motivación. Y además todo adornado con hip hop, rap y otros ritmos más cercanos al mundo de los jóvenes de hoy en día que prefieren comunicarse sin artificios de la manera que sea más rebelde y contradictoria.

El teatro como forma de acercamiento a los textos de nuestros autores clásicos y modernos, enaltece a nuestros anteriores protagonistas de la historia de España de la literatura. La puesta en escena se centra en una presentación de personajes. Dos actores ante el tendido más difícil de sus vidas. El nudo, el enamoramiento y el anhelo del amor.

El desenlace , la cruda realidad de las relaciones entre personas, donde del amor al desamor solo hay una mirada, un gesto, un sonido e incluso un suspiro. Usando a las emociones, seguro que a más de un alma de las que estaban en el patio de butacas del Villamarta les sacudió algo en sus corazones.

Es posible, con una pareja de actores y algunos elementos de escenografía, como un marco de madera, un baúl, una silla o un atril, atraer la atención y hacer que el resto lo haga la imaginación de los asistentes. Toda la obra se enmarca en querer simplificar, en querer conseguir que muchos de nuestros escritores, antiguos como Lope y Calderón, y modernos como Marsillach, sean atractivos para un público, que en su amplia mayoría, o les suena a chino o han tenido poco roce con ellos. El guión ratifica lo que la apuesta dramatúrgica busca: presentar a la literatura como una colega más de esta generación de selfies y de instagram.

La oportunidad que tienen estos jóvenes de nuestra zona es muy valiosa. Sobre todo, visitar un teatro, ser partícipes de un trabajo en escena, ver el teatro como algo especial y capaz de captarles la atención. Si algunos han tenido la osadía de replantearse el porqué de la vida, ya es un logro. Y si además les ha picado la curiosidad de saber quien es Lope de Vega, como el martes, o personajes Marsillach que será hoy miércoles, mucho más. Cualquier manera es válida para hacer que se acerquen a la literatura y la escena.

Sea como sea, pero ya es hora de cambiar de valores desde todos los ámbitos que podamos. Y los adultos que creemos todavía en ello, tenemos mucho que decir y hacer en ese sentido. Que el teatro cambie actitudes y que las actitudes sean capaces de que el teatro sea modelo a imitar para las nuevas generaciones.

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