Cultura

Bodegas, espacios sagrados para el vino

Como suele ser habitual cada martes, hoy, día 27, a partir de las 19,30 horas, la sesión pública y solemne de la Real Academia de San Dionisio, de Ciencias, Artes y Letras, va a servir para presentar la conferencia 'Bodegas y desamortización. Espacios sagrados para el vino', que estará a cargo del arquitecto y profesor de Historia de la Arquitectura de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura, Universidad de Sevilla, José Manuel Aladro Prieto.

Durante el siglo XIX la ciudad de Jerez de la Frontera vivió décadas de una extraordinaria expansión económica basada fundamentalmente en el negocio del vino. Dicha expansión tendría un punto de inflexión en el entorno cronológico de 1835, con la coincidencia temporal de dos acontecimientos trascendentes, fruto ambos de la reforma liberal del estado: la definitiva resolución de los procesos desamortizadores de los bienes eclesiásticos y la abolición del sistema gremial, que liberalizaba de forma definitiva el comercio y almacenamiento de vino. La ciudad de Jerez contaba en ese momento con una importantísima presencia de órdenes regulares, solo superada en el reino de Sevilla por la propia capital hispalense. La subasta de un amplio número de inmuebles y solares religiosos fue aprovechada de forma eficaz por la burguesía vinatera, cuyo negocio de no haber contado con este amplio stock de suelo en venta en el interior de la ciudad quizás no habría podido evolucionar al ritmo que lo hizo. En apenas unas décadas se produjo un importante trasvase de propiedades entre el estamento religioso y el "vinatero", incluido las propias instalaciones regulares. Algunos de los principales conjuntos conventuales se transformaron directamente en establecimientos bodegueros, reutilizándose directamente sus espacios para la producción y envejecimiento de vinos. En este trasvase, la arquitectura impulsada por la industria del vino, protagonista de la estructuración urbana que hemos denominado ciudad bodega, pudo haber asumido propuestas formales, urbanas e incluso simbólicas provenientes de la complejidad arquitectónica y espacial propia de lo conventual.

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