Cultura

Caída libre en la estupidez y la grosería

Comedia, EE UU, 2012, 116 min. Dirección: Sean Anders, John Morris. Guión: David Caspe, David Wain, Ken Marino. Intérpretes: Adam Sandler, Susan Sarandon, Leighton Meester, Andy Samberg.

Adam Sandler es Adam Sandler. No puede ser otra cosa (limitación como actor). No quiere ser otra cosa (explotación reiterativa de su humor grosero). Tuvo una ocasión redentora a las órdenes del gran Paul Thomas Anderson con Embriagado de amor, pero la desaprovechó para ponerse en manos de sus congeniales Apatow o Dennis Dugan. Está condenado a sí mismo. Y nosotros a verlo.

Toda su filmografía se reduce a un único tipo colocado en situaciones similares. En este caso, y catorce años después, repite su papel en Un papá genial. Es decir: el padre inmaduro y gamberro que educa a su hijo liberándolo de las restricciones de la educación que los actuales guionistas y directores de Hollywood, altavoces o espejos de algunos de los males que nos afligen, consideran pacata. Aquí Sandler es un padre desaparecido en los combates de su catastrófica vida que reaparece en la de su hijo -de accidentada concepción- al que no ha visto desde hace años, en la víspera de su boda. Humor grosero, chistes fáciles, situaciones previsibles… La cascarria habitual en la que Sandler halla la complicidad de Andy Samberg, otro engendro salido del Saturday Night Live. Más de lo mismo. La comedia americana parece estar tocando fondo desde hace años, pero siempre se las arregla para caer aún más bajo.

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