Cultura

'Caminito' a Buenos Aires

  • 'A Puro Tango' protagoniza una velada con la participación en el escenario de las tres parejas de bailarines, la cantante Patricia Nora y el Conjunto Típico Fernando Moreno

Las diez y cuarto. La luz se apaga y se hace el silencio entre todos los presentes. Los montaditos y las bebidas se dejan de lado para abrir los brazos a un escenario compuesto, en principio, por tres personas. A la izquierda, desde el público, Óscar Bocha Guida al bajo; a la derecha, Hernan Hock a la guitarra; y en el centro del grupo, Orlando Dibello al bandoneón, el instrumento que más puramente representa al tango. Tres artistas de origen argentino, que forman el Conjunto Típico Fernando Moreno, iniciaron la noche de verano en el Alcázar con el espectáculo 'A Puro Tango'.

Notas alegres y divertidas se dan paso acompañadas de las miradas complacientes entre los artistas. Orlando sonríe. Las notas van apareciendo al compás de pequeños movimientos de hombros. Una breve introducción musical de cerca de un minuto, que es aplaudida por todos, inaugura la velada con la aparición de la primera pareja de baile. Carolina González, con un vestido negro, realiza suaves movimientos marcados por su pareja de baile, Gonzalo Capitani, quien resalta con una chaqueta plateada para dar un punto de color a la noche. La serenidad que transmite la coreografía se reflejó en la elevación de la chica, que terminó con la leve pero firme inclinación de ésta hacia el suelo del escenario. El negro predomina en la vestimenta de la segunda pareja formada por Alejandra Heredia y Mariano Otero. Un vestido de corte pin-up deja ver una sobretela en su interior de un color romántico propio del tango. Pasión en los pasos cortos llevan a que Alejandra arrope con sus piernas a Mariano, que muestra elegancia con los movimientos marcando con sigilo el camino que debe seguir su pareja. Finaliza la exhibición de la segunda pareja pero es ahora cuando comienza de verdad el espectáculo. Letras de Carlos Gardel resuenan en la voz impactante y extraordinaria de Patricia Nora. Fue la 'guinda del pastel' de la noche y reflejó con sus palabras todo el sentimiento que querían transmitir los bailarines con sus movimientos. Un extraordinario cambio de registro mientras va jugando con los agudos y los graves. La piel se pone 'de gallina' cuando se unen a la melodía la tercera pareja de bailarines, más ovacionada por los espectadores: Cristina del Castillo, con un vestido azul vibrante, y Alberto Sahagún, de un negro intenso que deja que se centre la atención en su pareja. "Un beso prolongado que te da mi corazón", palabras de la canción interpretada por Patricia y envuelve a los bailarines que se mantienen alejados en las miradas.

La noche promete. Los cambios de vestuario, las coreografías aisladas de cada pareja y, más tarde, combinadas entre las tres, reflejan una historia. La historia del tango de Buenos Aires se narra con cada baile, cada canción, y con la profunda e intensa voz de Patricia. Las letras son interpretadas a la perfección por la cantante consiguiendo que toda la atención, por parte del público, vaya dirigida a los bailarines.

Amor, nostalgia y cariño. Sentimientos que traspasan del escenario a las butacas. Nada sería posible sin los tres artistas que marcan las notas, que relajan la intensidad del momento que viven todos los asistentes, incluso con risas y bromas hacia los compañeros. Diferentes actuaciones de cada pareja con un descanso de diez minutos, a la mitad de la noche, acaba con la incorporación del público al cante de Patricia: "Desde que se fue, triste vivo yo. Caminito amigo, yo también me voy". El tango dejó boquiabierto a más de uno, y el fin de la velada se hizo esperar unos minutos más. El público pidió otra canción y que los bailarines no parasen de bailar y mostrar su arte, por lo que les llevó al cierre perfecto de la noche con una demostración en el mismo suelo del Alcázar, donde todos estaban sentados.

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