Debe quedar bien claro que esto de Garfias es de risa. No se puede concebir a una ganadería de cartel que mande a la plaza México puro desecho de tienta. Hubo toros que parecían novillos.

El Capea está cada vez peor. De verdad uno se pregunta por qué se sigue vistiendo de luces, si resulta claro que no está a gusto toreando. Sus dos faenas fueron un espectáculo de dudas, precaución y pasitos de baile, aderezadas con desplantes absurdos. El público le pitó pero no lo suficiente, será por el cariño que le tienen al padre. No dejó grandes simpatías, ni recuerdos en sus dos actuaciones en la plaza más grande del mundo.

Víctor Mora, quien triunfó hace dos semanas, volvió a emocionar a los aficionados. Sobre todo en su primero. Con la muleta cuajó naturales de mano baja y gran dimensión. Remató el trasteo tragando mucho en las joselinas y en una arrucina con el capote. Es una pena que no culminara su labor con una buena estocada, pues se habría hecho cuando menos de una oreja.

En el segundo de su lote, anovillado pero bonito, al diestro de Aguascalientes le faltó poder en la muleta para dominar al toro. La estocada fue extraordinaria, pero la pena fue que no se la hubiera recetado a su primer toro.