Miguel Flores | 50 aniversario en el Teatro Falla

Capullo de Jerez: "De la pureza no se come"

  • El cantaor Miguel Flores, ‘Capullo de Jerez’, celebra este miércoles 6 de noviembre sus 50 años de trayectoria profesional con la presentación de ‘Mi música’ en el Gran Teatro Falla

Miguel Flores, 'Capullo de Jerez'.

Miguel Flores, 'Capullo de Jerez'. / Julio González

A Miguel Flores, Capullo de Jerez –único, histriónico, adictivo, “polémico, también”, suma él– no le cuesta viajar en el tiempo, más de medio siglo atrás, “a las bodas y bautizos” donde le echaba arrestos a la vergüenza y encaraba sus primeras bulerías. “Entonces, en Santiago, en La Asunción, no hacía falta nada para montar una juerga... Nada... Que dos o tres se animaran y ya estaba el barullo montado”, explica con nostalgia el cantaor criado en ese potaje con buenos avíos que se cocinaba a fuego lento, sin prisa pero sin pausa, en los barrios de tronío de su tierra natal y de esa otra tierra que ama y en la que es amado, Cádiz, donde este 6 de noviembre también quiere celebrar sus 50 años de carrera profesional.

A Miguel Flores, Capullo de Jerez –más compás que un metrónomo, artista desde que se levanta y cantaor “desde la barriga de mi madre”, dice– no le cuesta reconocerse en el chiquillo que se miraba “en el espejo interior de esos roperos antiguos” donde ensayaba una y otra vez una pataíta. “Mira, que me ponía, y que me perdía, y que me ponía, y que me perdía, y hasta que no me salía como yo quería no paraba. Y ahora salgo al escenario y hago mi patá sin pensar... Pero así aprendí a bailar yo”, rememora atestiguando que “el talento hay que tenerlo” pero “el trabajo hay que hacerlo”.

Miguel Flores 'Capullo de Jerez', en el gaditano Los 4 vientos Gastro Bar. Miguel Flores 'Capullo de Jerez', en el gaditano Los 4 vientos Gastro Bar.

Miguel Flores 'Capullo de Jerez', en el gaditano Los 4 vientos Gastro Bar. / Julio González

Y es que Miguel Flores, Capullo de Jerez –divertido, sociable “y de verdad, que no me gustan las cosas falsas, esas las corto yo rápido”, asegura– es consciente de que uno no sobrevive en los escenarios 50 años sin arremangarse, sin “trabajar duro” y sin “pasar fatigas”. “Yo te digo la verdad, yo pienso que antes se cantaba mejor que ahora. Chocolate, Agujetas... ¡Eso era la Champion, hombre, ya no se canta así...!” ¿Por qué?, pregunto. “Las fatigas...” Ay las fatigas, el cante oscuro que surge de la necesidad, el cante de las tripas... “Ahora artista es cualquiera, los Grammys se regalan como si los comprasen en los chinos, le cuesta a uno dos días llegar y después, ¿qué? Después, nada. Tienen trabajito un año, otro y al siguiente, nada. Ahora con tener buenas hechuras y marketing se es artista...., y eso no tiene nada que ver con el cante”, sentencia.

Capullo de Jerez, durante la entrevista. Capullo de Jerez, durante la entrevista.

Capullo de Jerez, durante la entrevista. / Julio González

Porque Miguel Flores, Capullo de Jerez –conocedor de las fuentes del jondo, rompedor e ídolo para la juventud, “y con años y experiencia para ir llevando palante una y otra cosa”, reconoce– realmente le gusta “lo auténtico, lo puro”. “Los otros días en Marbella, por ejemplo, se dio que después de lo que fuimos a hacer estuvimos en un bar y estábamos a gusto y nos pusimos a echar unos cantes... No veas la que formamos, había allí una gente de Oviedo que me querían llevar y todo para cantar allí... Esos son los buenos ratos, eso es lo que me sigue enamorando a mí... Mira, canté por bulerías, pero de las antiguas, y es que estaba tan bien que me fui acordando de letras antiguas de las que después no me acuerdo, cosas añejas de esas que nos gustan a nosotros...”, confiesa el artista que es capaz “de darle a la juventud las rumbitas, los tangos, las cosas movidas con la que los chavales disfrutan” pero, zorro viejo, “les meto en medio fandangos por derecho, o una cosita por soleá o por seguiriya..., así, poquita a poco, ¡y les gusta, y lo comen”.

Pero, lamentablemente, Miguel Flores, Capullo de Jerez –50 años en esto del jondo desde que debutara en los Jueves Flamencos que organizara Manuel Morao en Jerez , “y lo que queda”, advierte– sabe bien que, tristemente, hoy día “de la pureza no se come”. Con todo, y después de este Mi música, con el que quiso celebrar sus Bodas de Oro con el flamenco, está detrás de hacer un nuevo disco “pero con tarantos, con fandangos, con esas cosas que me gustan a mí, aunque le meta dos o tres temas más movidos”, promete.

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