Crítica de Cine

Chomón perdido y reencontrado

EL HOMBRE QUE QUISO SER SEGUNDO

Documental, España, 2016, 90 min. Dirección y guión: Ramón Alós. Fotografía: Ximo Fernández. Música: Andreu Alós. Con: Enrico Vecchi, Ramón Langa, Juan Miguel Company, Jenaro Talens, Agustín Sánchez Vidal.

Tal vez huyendo del formato convencional del documental informativo, a saber, de los bustos parlantes, los testimonios autorizados y el montaje de material de archivo, El hombre que quiso ser Segundo glosa la vida y obra del pionero del cine mudo Segundo de Chomón (1871-1929) como si de una pesquisa detectivesca se tratara, asumiendo por momentos las recreaciones de ficción y, sobre todo, las formas de un fake que investiga la existencia de un hermano gemelo del cineasta e inventor que la historia oficial se ha tragado casi de la misma manera que al turolense no se le ha reconocido su justo lugar en el gran relato de la Historia del cine.

Así, nuestros investigadores, entre ellos el reputado Juan Miguel Company prestándose al juego, siguen esa pista falsa mientras asistimos, parecía inevitable, al relato lineal de la vida y obra de Chomón, un relato de pulcra revisión wikipédica que nos lleva de su infancia turolense y su paso por la Guerra de Cuba a la Francia de Méliès, Pathé, las películas coloreadas y los primeros filmes de trucajes y animación, de sus numerosos inventos técnicos a los días al servicio de superproducciones italianas como Cabiria, de Pastrone, o francesas como Napoleón, de Abel Gance.

En la mezcla algo artificial de formatos y a pesar de su voluntarismo didáctico y reivindicativo, El hombre que quiso ser Segundo no consigue ni espantar el acecho de lo hagiográfico-convencional ni tampoco encajar con astucia o ironía suficientes su vertiente falsificadora, que busca además, en un requiebro bastante obvio, jugar con la idea del director de la mítica El hotel eléctrico (1908) como gran maestro del trampantojo cinematográfico.

Aunque pueda verse como un ejercicio no-ortodoxo sobre este gran pionero, uno de nuestros mejores representantes en los manuales de Historia del Cine mundial, la cosa no pasa de ser un discreto divertimento con ciertos visos de ingenuidad y amateurismo.

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