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Arquitectura · La belleza intangible

Crónica del sentido común

SI las jornadas para la recuperación del centro histórico de Jerez que se celebraron la semana pasada en la sala Julián Cuadra del Museo Arqueológico tendrán relevancia para las actuaciones del futuro es algo que en este momento no se puede predecir. Pero sí se puede afirmar que han dejado un poso de consenso entre muchos de los asistentes. Curiosamente, el resumen que se pudo enunciar al terminar las jornadas por parte del Delegado de Urbanismo, y también por el director de su equipo de trabajo, se reveló como la suma de cada poco de razón que cada uno de los asistentes a las diferentes mesas celebradas aportó.

Tras la apertura de las jornadas por parte de la alcaldesa, se iniciaron los debates con la primera de las mesas dedicada a la habitabilidad, es decir, a las necesidades que tanto en el espacio público como en el privado han de satisfacerse para alcanzar una buena vida. Actuó como moderador de la misma el arquitecto Xavi Pérez de Eulate. El profesor Juan José Mier Terán expuso un estudio realizado por la UCA en colaboración con Emuvijesa del que se han obtenido multitud de interesantes datos estadísticos que serán de mucha utilidad para decidir las actuaciones futuras. La intervención de Paco Escort, Gerente de Mister Casa, enriqueció el debate con una enumeración detallada de las cosas que funcionan y las que fallan en el centro de la ciudad. Desde puntos de vista enfrentados, por una parte técnico, dada su condición de agente inmobiliario y por otra desde su propia visión como usuario de la ciudad. Intervino después Rafael García Cuevas que si bien es técnico de Gestión de Servicios Sociales de la Consejería de Igualdad, quiso opinar como usuario de movilidad reducida, y abrió los ojos de muchos asistentes en relación con las barreras arquitectónicas que todavía permanecen, muy acentuadas en las plazas pavimentadas con mármol y/o en las calles de aceras reducidas y calzadas empedradas.

La segunda de las mesas de esa jornada contó con el periodista Pedro Ingelmo como moderador, con el Historiador y escritor Manuel Romero Bejarano y con el arquitecto de la delegación de la Consejería de Cultura de Cádiz, Carlos Sanchez Pollack. Manolo Romero hizo un recorrido por la historia de la ciudad que tan bien conoce, pues es en el pasado de la misma donde ha centrado muchas de sus investigaciones. El arquitecto Sanchez Pollack puso en evidencia las trabas administrativas que, como consecuencia de la condición de Conjunto Histórico Artístico, sufre cualquier intento de intervención en el centro histórico. En el debate posterior aparecieron las aportaciones de los asistentes en relación al maltrato que reciben algunas edificaciones catalogadas, la necesidad de preparar la ciudad para el fortalecimiento del atractivo turístico, las opiniones de aquellos que quieren la ciudad congelada como un museo y las de los que la quieren como un organismo vivo y bullicioso. Alguno de los presentes se preguntaba si no podrían establecerse ciertos usos universitarios en el centro histórico. Otros nos preguntamos, para nuestros adentros, que por qué no dividir el campus en dos, una parte donde se inició y la otra utilizando algunos de los edificios y solares disponibles.

Al día siguiente, la tercera de las mesas contó con Juan Núñez Moreno, director de la Confederación de Empresarios de Cádiz, como moderador. Y con las aportaciones de Jorge Fernández-Portillo Pardo de Donlebún, secretario general de la Federación Provincial de la Agrupación de Empresarios de la Construcción de Cádiz y de Javier Álvarez-Ossorio Benítez, asesor jurídico de la FAEC, que expusieron las previsiones del Plan Andaluz de la Vivienda y del Programa de Impulso a la Construcción Sostenible en Andalucía. También intervino Eusebio Castañeda Sánchez, de D´Aleph Consultores, asistencia técnica para la elaboración de la EDUSI Jerez 2022 (Estrategia de Desarrollo Sostenible Integrado o, dicho de otro modo, los inventos de la Unión Europea para repartir unos pocos, muy pocos, millones de euros, de los cuales, una buena parte se quedan por el camino administrativo). Fue la parte más ardua de las jornadas porque una conclusión acelerada a la que se llegó, tras oír atentamente a los especialistas, es que ni financiación ni dinero van a fluir en los próximos años. Fue una especie de jarro de agua fría.

Aún así, en la última de las mesas, la de Conclusiones de las jornadas, moderada por el propio Delegado de Urbanismo, aparecieron de nuevo voces esperanzadoras: la del presidente de la Confederación de Empresarios de Cádiz, Javier Sánchez Rojas; la de la ex concejala de Cultura, profesora de la Universidad de Cádiz, Dolores Barroso Vázquez, la del director de la Delegación de Urbanismo, el arquitecto Benito García Morán, que realizó un brillante resumen de las jornadas. Dejo para el final a Helena Rivero López de Carrizosa, de Bodegas Tradición, quien propuso un conjunto de intervenciones sensibles hacia el problema que dieron mucho que pensar a los asistentes.

Por nuestra parte, desde la parte del público, adoptando un papel de notario/arquitecto de lo ocurrido en los últimos 35 años en el centro histórico, pudimos recordar a los asistentes que en el inicio de la década de los 80 ya se intentó su recuperación. Entonces el Ayuntamiento de la ciudad hizo una apuesta por el centro histórico desde su primera constitución como corporación democrática. Se invirtieron muchos millones de pesetas en infraestructuras, en equipamientos y en viviendas. Tras unos años de impulso quedó prácticamente en solitario el Ayuntamiento (ni otras administraciones, ni los promotores inmobiliarios, ni la mayor parte de los arquitectos y técnicos que trabajaban en la ciudad, se implicaron). Poco a poco se fue diluyendo aquel impulso inicial. El interés se volcó en los nuevos crecimientos y la ciudad se expandió hasta límites inimaginables, de los que hoy todos nos sentimos un poco avergonzados. Por contra, la ciudad histórica, principalmente en su zona intramuros, en los barrios de San Mateo, San Lucas y San Juan, continuó con su proceso de degradación paulatina.

Ojalá que en este nuevo impulso se mantengan las ilusiones y se llegue al final del camino, y se consiga que el centro histórico se llene de vecinos, de sedes de nuevos equipamientos, de parques, de industrias compatibles como las bodegas y de comercios. Llena de bullicio y vida, una ciudad peatonal, donde sea prioritario el viandante (y alternativamente el transporte público); una ciudad verde, como tradicionalmente lo fue: palmeras, araucarias, almeces y naranjos han poblado sus jardines privados y públicos desde antaño; y una ciudad inteligente, que utilice sabiamente sus recursos, que incorpore las nuevas tecnologías para mejorar sus servicios, para rentabilizar sus costes, para favorecer la información y el conocimiento. Una ciudad mixta, donde exista flexibilidad en la planificación de usos y la posibilidad de su implantación con libertad, manteniendo la convivencia entre ellos. Esa fue la pieza clave de la construcción de la ciudad en el pasado y, sin embargo, se ha perdido en la era moderna con los crecimientos indiscriminados. Esta convivencia entre los lugares de trabajo, los de la vivienda y los del entretenimiento es seguro que favorecerá una vida más rica y fructífera para sus habitantes.

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