Cultura

Decir la verdad por encima de todo

  • Risas y lágrimas con la Compañía de Teatro Benavente que llevó al Alcázar la obra de Luis Sinoga 'Una Nochebuena de infarto' El ciclo culmina hoy con 'Melocotón en Almíbar'

Empieza el mes de septiembre y el patio de San Fernando del Alcázar nota la ausencia de los turistas. Sin embargo, entre tanta visita no falta un hueco para la cultura y, más concretamente, para el teatro. La representación corre a cargo de la Compañía de Teatro Benavente que lleva a las tablas 'Una Nochebuena de infarto', del autor Luis Sinoga, una comedia de situación que logra cargar el Festival de Teatro Popular de risas e, incluso, de lágrimas.

Cerca de 150 espectadores toman asiento acompañados de sus parejas. La espera se ameniza con varias canciones de música relajante y con un pequeño bar para saciar el hambre o la sed. En el escenario espera un salón adornado con un árbol de Navidad y guirnaldas en los cuadros. Con una campanilla a modo de timbre, se avisa que va a dar comienzo la obra.

En escena van apareciendo los primeros personajes que nos sitúan en la historia. Es nochebuena y suena de fondo un villancico. La señora de la casa, Julia Poveda, habla con su criada. Una mujer rubia de pelos rizados, de Cracovia, llamada Petronela. Julia se arregla para cenar fuera esperando a su marido. Poco a poco, a través de llamadas telefónicas, por ejemplo con su madre, la señora cuenta historias de su vida que no concuerdan con la realidad. Carlos, su marido, y Lorenzo, su amigo fiel, se encuentran en el escenario y son víctimas de las mentiras que a Julia le divierte contar para hacer más entretenida su vida.

Quiere poner un 'concepto dramático' a su día a día, aburrido y rutinario. Esto le costará el noviazgo a Lorenzo, un disgusto a la madre de Julia, y más de una discusiones con su marido. 'Jamás me pillarás en una mentira' es la promesa que realiza Julia para no romper su matrimonio. 'La verdad, y toda la verdad'. Pero todo cambiará en esta noche 'de infarto' cuando Julia tenga que vérselas con un ladrón, la criada cómplice cuyo verdadero nombre es Elisa y, sobre todo, con el personaje que le traerá quebraderos de cabeza a Carlos, que va disfrazado de cura y se llama también Lorenzo.

Un intento por no contar mentiras cambiará drásticamente en la vida de Julia, que se las verá con su marido para que crea que los ladrones son fruto de la imaginación de su esposa. La que en un principio parece que va a ser un personaje más de la obra, es el verdadero elemento dramático y cómico de la representación. A ella se le une el compañero de Carlos, Lorenzo, que consigue sacar de los invitados muchas risas, incluso carcajadas, que llegan a las lágrimas. Al grito de 'un cura, un cura' se gana al público de la mano de Julia, combatiendo en una lucha entre la verdad y la mentira.

Cortinas rojas, una chimenea, un sofá y una mesa lista para cenar esa noche tan especial. Todo forma parte de la escena consiguiendo narrar situaciones cómicas y absurdas. La mesa, más que servir para la cena, funciona como escondite para ocultar el cuerpo sin vida de Elisa. El dormitorio principal es el refugio de los ladrones que esperan la señal de Julia para salir, llevarse el cadáver y huir en una ambulancia con las joyas. Lo que parece una tarea sencilla, se convirtió en una odisea.

Sinoga trae la comedia de situación al Alcázar, ganándose al espectador en un festival cargado de estilos teatrales e historias que contar que culmina esta noche con la obra de Miguel Mihura Melocotón en Almíbar.

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