Cultura

Desasosiego, miedo y belleza en el campus de la Asunción

  • El fotógrafo jerezano Adrián Fatou inaugura hoy una exposición que busca trasladar al espectador a escenarios teñidos de la vida misma

Acostumbrados a que sus fotografías mostraran al espectador realidades lejanas (Venecia, Cuba, India, Birmania...) con un cierto tinte poético, el último trabajo del fotógrafo Adrián Fatou, 'Cementerio de girasoles', marca un punto de inflexión en la trayectoria del autor. El tinte torna a surrealista, rozando lo onírico, pero no deja de ser la realidad el objeto final de sus instantáneas y del completo de su discurso. Una realidad decadente y marchita, reflejada en los escenarios en la que se enmarcan, en los personajes que la desarrollan; reflejo de la sociedad en la que vivimos, de la propia vida, de nosotros mismos...

'Cementerio de girasoles', que se inaugura hoy jueves, a las 19,30 horas, en el campus de la Asunción, es una invitación a interpretar, a aportar al sentido de las fotografías nuestras propias vivencias, anhelos y frustraciones. Más que fotografías, las imágenes pretenden ser espejos a los que asomarnos en busca de nuestras propias desilusiones, desamores, nostalgias, heridas y fantasmas, en un mundo decadente y surrealista donde todo, al menos en apariencia, parece derrumbarse.

La exposición se compone de 22 fotografías en color, en las que escenario y personajes establecen un diálogo cuya simbología queda a merced de la interpretación del perceptor. Las instantáneas de Adrián Fatou van acompañadas de poéticos y evocadores textos de Arantzazu Cala, Josefa Parra, Pedro Ingelmo y Yolanda Arcos, que aportan su personal interpretación de esa realidad oscura. El autor, que también lleva a cabo trabajos de investigación sobre historia de la fotografía local, es colaborador de la Escuela de Fotografía de la UCA en dicha materia.

En palabras del periodista Pedro Ingelmo, 'Cementerio de Girasoles' es "una inquietante colección de devastados rincones poblados de máscaras, fantasmagóricos escenarios y naturalezas marchitas. Podríamos decir por tanto que Fatou, con estos montajes extraídos de su imaginación, se adentra en la irrealidad, pero lo cierto es que la contemplación de estas composiciones provocan un desasosiego que nos es furiosamente familiar en estos tiempos de miedo e incertidumbre. Las interpretaciones de estos frescos oníricos, poblados de personajes macabros y melancólicos espectros, serán tantas como ojos se enfrenten a las sugerencias del decadente universo que Fatou propone. Habrá quien a la hora de mirar prefiera huir de los demonios que acechan a una sociedad que afronta un proceso de demolición sin saber qué construirá en su lugar".

El propio Fatou reconoce que el fotógrafo tiene un compromiso con la realidad, y que sólo debe variar el tono con el que la exprese, aunque la realidad como tal no exista, tan sólo en la percepción que cada sujeto hace de ella. De ahí que sus imágenes sean sólo eso, una puerta que invita a adentrarse en la realidad de cada cual, un billete de tren para un viaje hacia nosotros mismos y nuestra propia historia.

La exposición se mantendrá hasta el 15 de noviembre en horario de 9.00 a 21.00 horas ininterrumpidamente, de lunes a viernes.

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