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Cultura

Dolor por la muerte de Tomás Eloy Martínez, "pintor de atmósferas"

  • El escritor argentino falleció el pasado domingo, víctima de un tumor cerebral

El mundo de las letras lloraba ayer la muerte del escritor Tomás Eloy Martínez, fallecido este domingo en Buenos Aires a los 75 años tras una larga lucha contra el cáncer, y que fue definido por sus colegas como un auténtico "pintor de atmósferas".

Periodista y autor de obras emblemáticas, como Santa Evita (1995), la novela argentina más traducida de la historia, y La novela de Perón, donde recrea la vida del general con una mezcla de ficción y realidad, Tomás Eloy Martínez fue un trabajador incansable que estaba a punto de terminar su último proyecto, El Olimpo.

Con solo 10 años escribió su primer cuento y no abandonó su pasión por el periodismo y la literatura hasta el día de su muerte, víctima de un tumor cerebral. "Por más que ya tenía poca movilidad y no podía hablar bien, pedía todos los días sentarse frente a su ordenador a trabajar. Luchó mucho, aferrado a la palabra, como lo hizo toda su vida, hasta el último instante", explicó a Efe su hijo Ezequiel, editor jefe de la revista literaria del grupo Clarín.

Agudo observador de la realidad, su trabajo como periodista le obligó a exiliarse durante la dictadura argentina y su relato sobre la masacre de Trelew pasó a integrar el expediente el juicio abierto para esclarecer los crímenes. En 2002 fue galardonado con el premio Alfaguara por El vuelo de la reina y en 2008 escribió su última novela publicada, El purgatorio, sobre una pareja separada por la dictadura argentina que se reencuentra 30 años después.

En 2009 recibió el premio Ortega y Gasset de Periodismo. Con su muerte, como recordó la escritora Aída Bortnik, desaparece una de las grandes figuras de las letras argentinas. "Aunque tenemos excelentes escritores argentinos, no hay en su generación nadie a su misma altura", aseguró Bortnik, compañera de Martínez en las revistas Primera Plana y Panorama, en las que fue redactor jefe y director, respectivamente.

Para su colega Mario 'Pacho' O'Donnell, Martínez era "principalmente, una gran persona", además de "un maestro de periodistas y un escritor de gran categoría". En su opinión, fue "esa simbiosis de periodista y escritor lo que le permitió tocar temas muy hondos, muy complejos, con una escritura muy amena y capturante". Además, subrayó O'Donnell, fue "un hombre muy consecuente con sus ideales y tuvo que irse al exilio porque su vida corrió peligro en tiempo de la dictadura", recordó.

El filósofo y poeta argentino Santiago Kovadloff lo definió en La Nación como "hombre de letras de pies a la cabeza": "Fue un notable pintor de atmósferas. Le fascinaban las singularidades, lo irrepetible", añadió.

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