Cultura

Editores en tiempos de vacas flacas

  • Las letras andaluzas han pasado de 3.000 a 1.500 ejemplares editados de media en cada tirada por la crisis· Adaptarse a las nuevas tecnologías y abrir nuevos mercados en el este de Europa podría ser un remedio

En una ocasión les llamaron los Mosqueteros del Libro porque simbolizaban a la perfección el famoso "todos para uno y uno para todos", y ese piropo llegado desde México -durante una Feria del Libro en Guadalajara- no pudo ser más acertado. Aunque no sea una lucha a espadas, el duelo que mantienen ahora letras y cifras es el reflejo de la situación de crisis que atraviesa, como todo el sector del libro, la Asociación de Editores Andaluces. De media, el número de ejemplares editado ha bajado de 3.000 a 1.500. Sin embargo, saben cómo vencer al enemigo: "La unión", dicen, "hace la fuerza".

Andalucía ocupa el tercer puesto editorial de España, tras Madrid y Cataluña. La nueva directiva, integrada por ocho miembros, combina "la experiencia" de editores tan veteranos y respetados como José María Arráez (Miguel Sánchez) y la "savia nueva" de otros como Gustavo Gómez (Fresolina) o como Alicia Muñoz (Guadiel). Todos ellos han demostrado en poco tiempo que, cuando las cosas se ponen feas, no hay más que adaptarse a los nuevos tiempos. "Esto es como el lejano Oeste", bromea el director de Fresolina. "Nos toca seguir arriesgando e innovando porque sabemos que el sector no se va a mantener como hasta ahora. Unos encontrarán la mina de oro y a otros les cortarán la cabeza".

En tiempos de "vacas flacas se despierta el ingenio", se anima Arráez. Estos Athos, Porthos y Aramis de las letras -que representan a unas 70 editoriales- tienen ante sí nuevos desafíos: "Fortalecer la comunicación con los editores, incorporar el cambio de soporte con las nuevas tecnologías y abrirse a nuevos mercados", como apuntan Muñoz y Gómez, son los retos de la literatura. "Aunque queda todavía algo de recelo", dice la directora de Guadiel, "hay ganas de aprender porque los editores saben que las nuevas tecnologías son una nueva línea de negocio, hay que adaptarse y hay que estar". Gómez va más allá: "Hay que formar a nuestros asociados pues ahí la crisis no es tan gorda. Las ventas están aumentando en lo tecnológico y eso puede ser una vía de escape".

Pero mucho más. Los editores andaluces buscan ampliar su mercado y salir fuera, "no sólo a Sudamérica -donde ya están- sino también al este de Europa", donde están llegando ya gracias al programa Extenda de la Junta. Arráez cuenta que, sorprendentemente, acaban de vender 10.000 ejemplares de un libro de tema local en Brujas. Y es el objetivo.

Aunque los tiempos editoriales sean hoy como una "carrera de fondo" donde lo importante es resistir los editores no creen que decaiga la calidad, sino todo lo contrario. "La calidad", subraya Gómez, "será lo que marcará el futuro, ya sea en digital o en papel, del libro". Por mucho que las editoriales sean pioneras en nuevas tecnologías "si luego no elegimos buenas historias" no hay nada que hacer.

El problema es que el libro se convierte con la crisis en un pez mordiéndose la cola. Si no hay dinero los lectores no los compran. Aunque el propósito lógico sea, como dice Arráez, hacer un "libro más económico que pase de costar 19 euros a costar 14", en el fondo es una misión casi imposible.

Reducir la tirada supone que se encarezca el libro y el editor no sepa qué escoger: si arriesgarse y hacer más libros o hacer menos aun saliéndole más caro. "La cadena del libro es muy compleja e intervienen muchos agentes. Pasa por autor, editor, distribuidor, librería y lector... En esa cadena, el editor es uno de quienes más apuestan por él desde el principio porque es el que paga a la imprenta se venda o no se venda", subraya Gómez.

Arráez es optimista. "Creo que la edición va a seguir fuerte a pesar de la crisis. Estoy convencido de que este año va a ser muy duro pero hay que ajustar nuestro negocio, ajustar las tiradas y hacer muchos números para ver qué posibilidades tenemos de vender". Ni siquiera los autores de tirón las tienen todas consigo.

¿Perjudica la crisis a los buenos autores? En los años de bonanza "las librerías estaban llenas de libros porque todo el mundo quería editar y estaban en su derecho", dice Alicia Muñoz, pero eso "se está frenando". El que sea bueno "va a encontrar editor, lo que hay es que hacer buenas propuestas de libros porque el editor tiene que rentabilizar la inversión que hace".

La gran cualidad del libro en Andalucía es su diversidad. Aunque "el relato está en boga ahora, se están haciendo cosas muy importantes. Aquí hay editoriales que tocan todos los géneros". Arráez enumera "poesía, historia, novela, autoayuda, didáctica". Se edita todo y no sólo: "Apostamos por autores a los que otros no hacen ni caso".

Ocurre que cuando las editoriales andaluzas le hacen caso a un autor desconocido y éste triunfa suele pasar que les cambia por editoriales más importantes. "Un editor andaluz no puede competir con Planeta". Citan a Neuman, por ejemplo, que publicó primero en Cuadernos del Vigía y ahora lo hace con Alfaguara y Anagrama. ¿Por qué? "La difusión no es la misma", pero ellos no lo entienden como una traición. "Es normal".

Enfrentándose a tiempos difíciles, una de sus mayores dudas es si la administración mantendrá la ayuda a las editoriales andaluzas. "No se trata de subvenciones", aclara Arráez. "Nos compraban libros para dotar las bibliotecas". Ha habido años, incluso, en que han invertido unos tres millones de euros en estas compras pero con la crisis "se ha retirado y se nota mucho". Cuenta Alicia Muñoz que el pasado año "redujeron la cuantía muchísimo pero algo hubo. Este año todavía no se ha dicho nada". Era una forma de favorecer al pequeño editor andaluz y las bibliotecas. "La bibliodiversidad sale perjudicada porque de esa forma no sólo llegan a las bibliotecas los grandes autores", añade Alicia.

La labor de la administración "es cuidar el tejido empresarial y el sector editorial en la economía andaluza es importante". Para Arráez está claro: "No pasa como con los jamones pero se exportan muchos libros".

Ahora que el Día del Libro está tan próximo su ilusión está en las Ferias a las que asistirán. "Estaremos en casi todas", dicen. "La asociación nació y se ha mantenido siempre para dar cobijo a las editoriales pequeñas, que éramos la mayoría, a fin de ir unidos y darnos ayuda unos a otros". Arráez pone un ejemplo: "Si vamos a una feria, colocar un stand cuesta mucho dinero. Si la asociación va como colectivo y lleva los libros de todos se ahorra ese coste". Se trata de un mercado potencial al que es "inviable llegar individualmente", como recuerda Muñoz. Suelen estar siempre en la de Madrid, la de Frankfurt, Bogotá, Buenos Aries, La Habana -por donde pasan todos los distribuidores de Sudamérica- o Guadalajara en México. Precisamente allí, en 2006, fue donde les llamaron los Mosqueteros del Libro. "Si vas como un editor pequeño nadie te hace caso pero si vas con un catálogo de 70 editoriales es diferente". El libro unido siempre les ha dado fuerza. Ahora son más Mosqueteros que nunca.

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