Surgido de la nada, desde la oscuridad mágica que envuelve al Alcázar, Ara Malikian y su violín aparecen de entre el patio de butacas. Un Preludio en mi de Bach anticipa una noche singular, distinta a las demás veladas estivales. El público calienta motores. Es la carta de presentación del espectáculo 'From Bach to Radiohead' creado por este virtuoso músico libanés junto a los almerienses Juan Francisco Padilla (guitarra y laúd barroco) y Rubén Rubio (guitarra y viola de gamba), en el único concierto que ofrecerán este verano en la provincia.

Desde un comienzo, en un casi completo recinto, Malikian se metió en el bolsillo a los espectadores a través de su expresividad, sentido del humor y dotes didácticas. No aburrió en ninguna de sus explicaciones previas sobre los autores o piezas que iban a tocar a continuación. Un espectáculo que el violinista calificó de "trampa", "ya que en realidad metemos aquí todas las músicas que nos gustan. Es lo mismo que si lo hubiéramos llamado 'Las canciones que le gustan a mi hermana'", carcajada general. Una cita en la que no se hacían distinciones de géneros musicales, épocas o autores. Pop, rock y música clásica eran un todo. Para continuar después con una sonata de Leclerc, de quien habló en serio para decir que aprendió música a través de sus muchos viajes, para bromear después con las causas de su muerte, "ya que fue asesinado y no se sabe si fue por su jardinero, su mujer, ambos...". Cada miembro del trío fue aportando sus propias hipótesis sobre el suceso.

En cada una de sus interpretaciones la sintonía de la formación era evidente, y más aún la pasión que derrochaban cada uno de ellos a través de sus instrumentos. Juventud con una apretada agenda de conciertos, "pero es que no queremos trabajar menos. Somos felices en el escenario y compartiendo lo que hacemos".

Björk puso el acento más excéntrico de la noche con una acertada versión de su Hyperballad, una canción de amor loco, "porque sabemos que Björk nunca estuvo muy normal" -dijo Malikian-, para demostrar que el violín se expresa igual a pesar del salto de los siglos.

Manuel de Falla fue la siguiente 'víctima', "ya que estamos en Cádiz", de quien dijo que el único defecto que tenía era "su mala leche y que no permitía que nadie hiciera interpretaciones sobre sus obras", excepto una, la de un violinista vienés, Fritz Kreisler, "porque aquel día Falla se levantaría de buen humor. Nosotros hicimos esta versión de La vida breve una vez ya fallecido el compositor", bromearon. Una apuesta que arrancó los aplausos y olés de los presentes. Quizás al gaditano le hubiera cogido el miércoles en otro buen día y estos tres tipos le hubieran caído la mar de bien.

Y de nuevo un salto en el tiempo con la exitosa Paranoid Android de Radiohead. Porque, ¿el violín se toca sentado o de pie? Habría que discutirlo. ¿Es el violín un instrumento estirado? Seguro que no. ¿Se puede ser rockero y marcarse unos 'punteos' con el violín como si fuera una guitarra eléctrica? Sí. O al menos este asombroso trío nacido de las cavernas de la interpretación tiene las respuestas. Y lo reiteraron con Talking Heads y Listening winds y la afamada Way down in the hold, de Tom Waits, que forma parte de la banda sonora de la popular serie 'The Wire'.

La jota navarra de Sarasate aliñó el espectáculo con un ingrediente-sorpresa para el público, en una adaptación impensable hecha realidad. Los propios intérpretes se animaron a bailarla. Egberto Gismonti y Radiohead, de nuevo, fueron los postres de la noche. Las copas las pusieron un 'desenchufado' Bach y Paco de Lucía. Dos tiempos para una misma época y una sólo música que levantó al público de sus asientos. Una noche que Malikan, residente en España desde hace más de 15 años, promete que se repetirá en otoño del próximo año. A ver si para entonces ya le han concedido la nacionalidad. Se la ha merecido.