Cultura

"Hacemos como que nos convertimos en adultos, pero en realidad somos niños"

  • Su nombre está asociado a la segunda edad de oro de Disney, como avalan los ocho Oscar que atesora por partituras como las de 'La Sirenita' y 'Aladdin' · El musical de 'La Bella y la Bestia' llega a Sevilla en noviembre

Cada estatuilla de los Oscar pesa, según el chivato de Wikipedia, 3,6 kilos. Así que Alan Menken (Nueva York, 1949) atesora en su casa casi 30 kilos de los premios por antonomasia de la industria cinematográfica. De hecho, este compositor y pianista precoz nacido en el seno de una familia judía pasa por ser la persona viva con más galardones de la Academia estadounidense (ocho) gracias a un puñado de títulos que hoy son inmortales, en parte, por unas bandas sonoras con las que Disney inició su segunda edad de oro. Desde Bajo el mar, que cantaba el cangrejo de La sirenita, su primer trabajo para la factoría, a películas recientes como Enredados o Mirror, mirror, pasando por Aladdin, Pocahontas o El jorobado de Notre Dame, Menken ha sabido conectar con una audiencia universal y, sobre todo, con el niño que llevamos dentro. Sobre la necesidad de mantener el espíritu joven y sobre una de sus creaciones más coreadas, la de La Bella y la Bestia, -cuyo musical llega en noviembre al Auditorio Fibes de la mano de Stage Entertaiment- habla en esta entrevista telefónica en la que repasa las claves de su trabajo.

-Desde su llegada en los años 90, impulsó una nueva etapa para Disney, ¿cuáles son sus primeros recuerdos de estos dibujos?

-Creo que es Fantasía. Recuerdo que me enamoré de la música clásica por la combinación que esa película hace de lo visual y la música. Pero también recuerdo que me encantaba Pinocho, Peter Pan, Dumbo y que me enamoré de la Cenicienta y Blancanieves. De niño nunca imaginé que escribiría música para Disney.

-¿Le ha resultado difícil crear su propio estilo teniendo precedentes tan universales?

-Cuando llegué a Disney con Howard Ashman, que sería mi primer colaborador, existía un estilo muy definido pero había un espacio para nosotros. Con La Sirenita incorporamos un estilo de componer música contemporánea que llamamos pastiche, que es escribir música de una forma nada específica. Y de algún modo creamos un nuevo tipo de producto para los musicales Disney.

-Si se atiende a la evolución de esta casa, la música era más importante en las películas de animación tradicionales que lo que es para Pixar.

-Los productos de Pixar no son musicales. Y, por supuesto, parte de la tradición de Disney en la que estamos involucrados se guía de una forma muy importante por la música. Me encantan las películas de Pixar, pero tienen un énfasis diferente y están más basadas en la realidad. Sería difícil convertir Buscando a Nemo o Toy Story en un musical porque la sensibilidad es diferente. Hay cabida para ambos tipos de películas.

-Después de haber ganado ocho Oscars y tantos premios, ¿ser una gran figura le otorga mayor libertad o lo contrario, porque todo lo que haga se mira con lupa?

-En general, siempre tengo una sensación de libertad y capacidad de decisión muy grandes y, la verdad, los Oscar que he ganado han ayudado a ello, sin duda, porque es algo que te da más oportunidades. La gente oirá tu música de una forma diferente si has ganado el tipo de premios que he ganado. En general, creo que es una ventaja, algo bueno. No hay nada malo en ganar un Oscar.

-¿Dónde encuentra la inspiración para sus obras? ¿Escucha música clásica o prefiere investigar en compositores contemporáneos?

-La inspiración para mis obras viene de las historias y los personajes para los que escribo las partituras, así que incluyo en cada proyecto un estilo de música que creo que sería efectivo para contar el relato. Si el estilo es clásico, seguro que acudiré a los compositores clásicos. En La Bella y la Bestia, justo al comienzo, se pueden oír influencias de Saint-Saëns, del Carnaval de los Animales. En la canción Bella se aprecian ritmos clásicos pero también en otros temas de la película hay referencias a Broadway e incluso a la ópera, como en la canción de Gastón. Son influencias muy eclécticas que surgen de la interpretación de la historia y los personajes.

-¿Compone sobre el guión?

-A veces el trabajo que hacemos precede al guión, a partir de un boceto de la línea argumental, y ahí tomamos la iniciativa. Así que, en ocasiones, sí, la música viene antes que el guión.

-¿Se compone diferente para musicales adultos que para los de audiencias más jóvenes?

-En los musicales la técnica casi siempre es la misma, tanto si es de animación como en vivo, o si es para adultos o niños o sobre un escenario. El arte de escribir un musical y sus normas son universales. Hay pequeñas diferencias en el proceso, en cada uno de los géneros, pero las reglas básicas para introducir música en un contexto dramático se transmiten a través de toda tu vida y tu carrera.

-Y, de hecho, con su música han crecido varias generaciones.

-Cuando veo el éxito que tenemos ahora mismo en Nueva York con nuestro musical Newsies, en el que una generación entera se ha enamorado de una película fantástica que en su día no tuvo demasiado éxito y aún así la han adoptado, me es imposible no pensar en lo importante que son los fans más jóvenes en mi carrera y en el éxito de mis obras.

-¿Se ha de tener un espíritu joven para crear un universo musical como el suyo?

-Siempre tienes que estar en contacto con el niño que llevas dentro para escribir este tipo de partituras. La audiencia para la que escribo soy yo. Creo que en todos nosotros vive el corazón de un niño. Hasta el día en que morimos lo que realmente somos es niños. Hacemos como que nos convertimos en adultos pero en realidad somos niños, y mi habilidad es la de acceder a ese niño que tengo dentro.

-¿Conoce a Alberto Iglesias, el compositor de cabecera de Pedro Almodóvar?

-No estoy muy familiarizado con su trabajo pero he oído hablar de él. Francamente, he estado tan ocupado con mi propio trabajo que no he sido capaz de ser la audiencia del trabajo de otra gente.

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